A Espartaco Garibaldi Borga Santoni, más conocido por estos lares como Espartaco Santoni, antes de ser un vividor follador de la noche marbellesa en la época de la jet-set y esas paparruchas, tuvo su época de actor de cine. Compartiendo cartel con César Romero, Fernando Rey, Jose Luis López Vázquez, Telly Savalas y siendo dirigido por Pedro Lazaga (Mil millones para una rubia), León Klimovsky (Un dolar por Sartana), Jorge Grau (Ceremonia sangrienta) o el mismísimo Mario Bava (El diablo se lleva los muertos). En general, todos estos papeles no pasaran a la historia del séptimo arte, y mucho menos lo hará el que interpretó en la película aquí reseñada.
Ya he comentado alguna que otra vez aquellos locos años 60 en Europa, donde además del eurocrime y el eurospy, comenzaron a abundar películas con personajes enmascarados y/o superpoderes. Sí, muchas décadas antes del actual boom de superhéroes en Europa ya se había explotado a conciencia el género. Pero, por supuesto, aquí ni teníamos personajes de Marvel ni de DC y mucho menos superproducciones con lo último en efectos especiales. Nos conformábamos con personajes inventados que vestían mallas de licra, máscaras carnavalescas y que eran capaces de levantar excavadoras que tenían una pinta demasiado sospechosa para ser de verdad. Diabolik, Argoman, Superargo, Kriminal, Mister X y, por qué no, Fantomas, era lo que se tragaba el respetable de la época.
Aquí la cosa va de un tal doctor Vilar que en sus ratos libres, además de beneficiarse a sus ayudantes y a todo lo que se le ponga por delante, es un consumado experto en eso de la lucha libre, ocultando su identidad bajo una máscara y el nombre de Goldface (cara de oro para los amigos). Paralelamente hay un señor muy malo que capitanea un grupo terrorista que responde al nombre de "La cobra" y se ha empeñado en amenazar a todos los empresarios del país exigiéndoles un impuesto revolucionario a cambio de no atentar contra sus empresas. Por fortuna para los empresarios y para desgracia de "La cobra", Goldface se mete por en medio para mantener la paz en el mundo empresarial.
Dirige Stanley Mitchell, o lo que es lo mismo, Bitto Albertini, un experto en aquello tan italiano del exploit: Huida de la tercera galaxia, Los tres supermen en la selva o las dos partes de Emanuelle negra. Y en el montaje un tal Jordan B. Matthews, o lo que es lo mismo, uno de los tantos pseudónimos de Bruno Mattei.
Además de Santoni, aquí acreditado como Robert Anthony, sólo se puede destacar a Evi Marandi, que la recordaremos por Terror en el espacio de Bava.
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