Con su debut en Viaje al centro de la Tierra ya vimos el detalle de colocar a King Kong por ahí para aprovecharse de un disfraz apolillado y el éxito más o menos reciente del film producido por Dino De Laurentiis. Ahora le tocaba el turno saquear lo último que se estaba ultimando desde Hollywood, la adaptación de carne y hueso del hombre de acero: Superman.
Lo aparente que había quedado Viaje al centro de la Tierra hizo que mucho productor de serie B y Z se acercase a él, ya que éste parecía un tipo capaz de facturar cosas bastante apañadas con el dinero que se gastaba Spielberg en desayunar. Uno de estos productores fue Dick Randall, el clásico tipo que hacía cine marginal, cosas que no llegaban a la serie B ni en broma y se proyectaban en los peores cines. Un auténtico cagador del, ahora tan de moda, grindhouse. Todo un muestrario de exploit con cintas de kung fu (La furia de Jackie), animales salvajes (Cocodrilo) softcore (Garganta profunda negra), slasher (No abrir hasta Navidad) y sobre todo mucho subproducto filipino, muchas de ellas protagonizadas por el menudo Weng Weng.
Randall le propuso a Piquer montar una peli de superhéroes, a lo que el director valenciano no se lo pensó dos veces. La versión oficial dice que en un primer momento contactaron con Marvel para adaptar El Capitán América, a lo que la editorial aceptó siempre y cuando pudiera supervisar el producto final, cosa que no fue del agrado del director. Eso es lo que contaba el propio artiste, cosa que yo no me creo ni por asomo. Fuese como fuese, la cuestión es que Randall le propone inventarse un superhéroe y ahorrarse derechos y mandangas con editoriales y le suelta un Captain Electric a lo que Piquer se niega "porque sonaba a anuncio de electrodomésticos". Proyecto que más adelante acabaría en manos de Frank Agrama y Ronald Dobrin, dúplo que estaban detrás de dos clásicos del trash como El despertar de la momia y Queen Kong, aunque nunca se materializó.
De ahí pasamos a Flashman, pero De Laurentiis, que estaba preparando Flash Gordon, les amenazó con demandarles si no cambiaban el título, acabando en el conocido Supersonic Man. Luego, en algún país como Alemania, la estrenaron como Sonic Man y se quedaron tan panchos.
Protagonizada por Michael Coby, alías de Antonio Cantafora, que, junto a Paul Smith (que a la postre aparecería en Mil gritos tiene la noche del propio Piquer), habían sido la copia chusquera de Terence Hill y Bud Spencer con Les llamaban los hermanos Trinidad (Carambola, filotto... tutti in buca, 1975) o Nosotros no somos ángeles (Noi non siamo angeli, 1975), remedos de Le llamaban Trinidad (Lo chiamavano Trinità..., 1970) y También los ángeles comen judías (Anche gli angeli mangiano fagioli, 1973), aunque en este último caso cambiaron a Hill por Giuliano Gemma. En Supersonic Man Coby hace de eso, de Supersonic Man, eso sí, cuando tiene apariencia humana. Hago un alto para recalcar que en el film siempre se habla de SuperSonic, sin el Man. Lo que me hace sospechar que el sufijo se lo pusieron una vez finalizado el rodaje para, ¡otra vez!, subirse de forma más que evidente al éxito de Superman de Richard Donner. Aunque aquí se queda colgada otra anécdota que contaba el propio Piquer, que dice que los productores del Superman cinematográfico le amenazaron con una demanda si usaba lo de "Super" ya que sonaba demasiado a Superman. La cosa es que en la edición Norteamericana también acabó como Sonic Man.
Siguiendo con el reparto teníamos a José Luis Ayestarán, el culturista que había sido Tarzán y había asomado el careto en Conan el bárbaro, que hacía de Supersonic Man en su vertiente superheroica. Cameron Mitchell, otra estrella venida a menos que entre toma y toma se iba con Piquer a tomarse unos berberechos, hacía de malo megalómano de esos que gustan de reírse muy alto. Les acompañaban el clásico Frank Braña, Luis Barboo, Jose María Caffarel, los cómicos Javier de Campos, Quique Camoiras y Tito García, y Emilio Fornet, aquel abuelete que salía en un montón de las de Pajares y Esteso.
Supersonic Man, el primer superhéroe con las uñas llenas de mugre
Y no es casualidad que Coby/Cantafora fuese el protagonista del film de Piquer, pues también se incluyó una escena de mamporros que parece sacado de cualquiera de los films de Hill/Spencer que hacían furor en media Europa. Así que ahí tenemos otros de los muchos éxitos donde Piquer clavó dentellada. Además del consiguiente saqueo a Star Wars con el inicio donde aparece la nave del protagonista al igual que el primer crucero imperial del film de George Lucas o los rayos láser de los esbirros del malvado doctor Gulik. Amén de coger el "Que la fuerza te acompañe" y darle la vuelta con el rimbombante "Que la fuerza de las galaxias sea conmigo" que nuestro protagonista cabezón y bigotudo usaba tal abracadabra.
Como es habitual en el cine de Piquer, nos topamos con mucho humor, que en esencia parece que quiere tirar de los cartoons de la Warner (como el borracho que le explota el puro o la famosa apisonadora marca Acme) pero se queda en algo tan grueso que, 35 años después, sigue atufando a queso de cabrales. Dentro de estos gags hay uno que ha perdido totalmente vigencia y es que la famosa escena donde nuestro superhéroe recorre media ciudad para conseguir un par de botellas de champagne, a quien se las roba es al mismo actor que en aquella época estaba tan de moda por hacer un anuncio televisivo de estropajos para lavar los cacharros. ¿Sería ese anuncio de la productora de Piquer? A saber.
Y es por esos ramalazos humorísticos que acaban por eliminar cualquier atisbo de grandeza al héroe y a la película. Con Piquer uno nunca llega a saber cuanto tiene de intencionado el diseño del protagonista con esa máscara de purpurina mientras convierte en plátanos las pistolas de los malos a ritmo discotequero. Posiblemente muchos de esos desbarajustes fuesen intencionados pero otros, como esas maquetas sacadas de los sobres de 5 duros de los Montaman son una mezcla de falta de medios y poca pericia. Porque, como es habitual en las películas del director, se mezclan cosas bien paridas con el tercermundismo más chavacano. ¿Por qué hay planos del protagonista volando por el espacio o su propia nave, que no tienen nada que envidiar a planos similares llegados de Hollywood y luego te mete otro que se nota que es un muñeco que de articulado tiene poco? Esa era la grandeza de Piquer, el poco ojo para desechar material horripilante y darlo por bueno.
Por momentos el film parece una psicotronía italiana de aquella época al estilo Godface, pero luego tiene pequeñas genialidades que no impiden que en la actualidad sea motivo de jolgorio del espectador sediento de bizarradas trash con ramalazos kitsch.
Un detalle extremadamente curioso es la escena donde Supersonic Man entra en la base del malo y éste le comienza a atacar con hielo, fuego, ultrasonidos... Escena que es clavada a una del Superman de Richard Donner. ¡Plagio!, dirán algunos. Podría ser, pero la curiosidad es que Donner eliminó esa escena del montaje final y solamente se vio en su edición en DVD décadas después. ¿Simple casualidad o Piquer tuvo acceso a material de altas esferas?
Y si algo había aprendido el director de Los nuevos extraterrestres de los yankis es que lo importante es el envoltorio. Es por eso que la aparición de Supersonic Man en los cines vino acompañada de mucha publicidad, unos comics dibujados por Sanchís y una canción pegadiza como ella sola de manos de Natura, que seguro que lo petó con el single de 7".
Como era habitual en la época, la cosa pudo haberse alargado con secuelas, ya que el film había funcionado bastante bien en muchos mercados. Sin ir más lejos en nuestra taquilla amasó unos 87 millones de las antiguas pesetas (algo más de 500 mil euros) y añadiéndole lo que facturó en otros mercados hizo que los poco más de 30 millones de pesetas (unos 180 mil €) valiesen la pena todo el sufrimiento.
Con vistas a una secuela, Piquer ya tenía en mente aprovechar mucho material descartado de Supersonic Man (que, al final, acabó en Guerra sucia), además de tener como protagonista a una chica y el título de Fantastika. Supersonic Girl. Al final la cosa quedó en aguas de borrajas y en un cartel para la promoción firmado por Jano, ya que los norteamericanos que tenían que poner parte del montante se tiraron para atrás. También apareció alguna noticia de un film titulado Ice Man pero que no debió llegar mucho más lejos que algún cartel promocional para buscar financiación. Pero Piquer acabó hasta el moño de los superhéroes, pues los 9 meses que le costó parir Supersonic Man le revolvieron el estómago y prefirió volver a sus islas misteriosas de Verne y sus dinosaurios de plástico.
1 comentario:
Buenos días, soy una investigadora de la Universidad Autónoma de Madrid y estoy investigando sobre Juan Piquer Simón. Me gustaría saber de dónde proceden los recortes de prensa que reproducen los carteles de Captain Electric y Iceman. No se si son de su propiedad o ha conseguido las fotografías en otro lugar, pero me sería de gran ayuda cualquier información que me ayude a saber en qué periódicos fueron publicados o en qué fecha se publicaron. Cualquier ayuda que me pueda ofrecer estaré enormemente agradecida.
Si tiene interés puede escribirme a dboramb@gmail.com
Muchas gracias de antemano,
Saludos.
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