Los americanos son muy suyos. Primera potencia mundial, el ombligo del mundo... razones no les falta. Si ven algo que les gusta, lo cogen y lo hacen suyo. Y en el cine no es diferente.
A ellos no les gustan las películas que vienen de fuera. Ni siquiera doblan las películas, su industria del doblaje se limita a la animación y poco más. Es por eso que ellos prefieren coger las películas extranjeras a las que ven potencial y comprar los derechos, arreglar el guión para el gusto yanki y poner a sus estrellas delante de la cámara.
Hace una década llegó el boom del cine de terror asiático y eso mismo hicieron. The ring, Dark water, Llamada perdida, Retratos del más allá, El grito... Pero unas décadas antes sacaron filón a las comedias francesas. Vicios pequeños, Tres solteros y un biberón, Los compadres, Dos fugitivos, Una maleta, dos maletas, tres maletas, El juguete... acabaron en Hollywood como La jaula de las locas, Tres solteros y un bebé, Un lío padre, Tres fugitivos, Oscar, quita las manos, Su juguete preferido, respectivamente.
Da la casualidad que muchas de estas comedias francesas venías guionizadas y/o dirigidas por Francis Veber y con el duplo Pierre Richard y Gerard Dépardieu protagonizándolas. Es el caso de La cabra, comedia de primeros de los 80 con el triunvirato antes comentado.
La cabra sería adaptada por los americanos una década después, con Danny Glover (que acababa de intentar su salto personal como action hero con Depredador 2, más allá de ser la comparsa cómica de Arma letal) y Martin Short (que un par de años antes ya había participado en Tres fugitivos, otro remake de la factoría Veber, y que luego estaría en el remake de Un indio en París).
La hija de un rico empresario pasa unas vacaciones en México. La chica es un gafe de cuidado, y a su alrededor siempre acaban pasando los más fortuitos accidentes. Durante sus vacaciones queda amnésica y, además, la secuestran.
Su padre contrata a los mejores detectives pero ninguna da con su paradero. El psicólogo de la empresa le recomienda que vaya a buscarla un contable de la empresa que también tiene mala suerte. Su teoría es que solamente alguien con tan mala suerte como la chica puede llegar a encontrarla.
Poli con suerte es un producto que tenía buenos mimbres para que al final acabara saliendo algo minimamente gracioso y acabó saliendo algo bastante plano. Básicamente por tener una realización telefilmesca a cargo de Nadia Tass, directora australiana que con esta cinta daba el salto a Hollywood después de haber rodado unas cuantas comedietas de cierto éxito en su tierra. Uno de los momentos que podían dar más de sí es la escena dentro de la avioneta, y por culpa de esa realización tan plana acaba quedando un pegotillo.
Al final todo queda en manos del clásico choque entre dos personajes antagónicos (Glover & Short), que, seguramente, se lo debieron pasar mejor en el rodaje que nosotros viéndolos.
Como curiosidad decir que si bien la banda sonora corre a cargo de Jonathan Sheffer, pero fue su colega Danny Elfman el que se encargó de los títulos de crédito. Y dada la época se puede encontrar en este tema cositas muy del estilo de Pesadilla antes de Navidad.
El film pasó sin pena ni gloria por la taquilla norteamericana, recuperando los casi 20 millones de presupuesto. Esto no ayudó a que su directora se labrara una carrera en USA y volvió a su tierra. De vez en cuando a hecho algo en las américas, pero siempre afincada a los telefilms.
Atención al trailer, puro exploitation de Arma letal, en el que básicamente fusilan los mejores gags de la película.
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