domingo, diciembre 27, 2020

Festival de trailers (CXC)

 

Historias de miedo (Cortos). Animación.

 


Los campeones de la risa (Cortos). Animación.

 


Blancanieves y los 7 enanitos (Snow White and the Seven Dwarfs, 1937) de David Hand. Animación.


Bugs Bunny y sus amigos (Cortos). Animación.

 


Santa Claus. The movie (Santa Claus. The movie, 1985) de Jeannot Szwarc. Con Dudley Moore, John Lithgow, David Huddleston, Burgess Meredith y Judy Cornwell.

viernes, diciembre 25, 2020

Los llanos de Footrot Flats. La historia de perro

 

Murray Ball fue un dibujante neozelandés que, después de irse a vivir a Inglaterra para ganarse las habichuelas, se dedicó a publicar tiras cómicas en la revista satírica Punch. Con su historieta Stanley the Paleolithic Hero (sobre un cavernícola con gafas que hacía crítica política) consiguió ser la tira que duró más años en la publicación que se vendía en UK, Australia, Italia y USA.


Pero sería en 1976, cuando, una vez vuelto a Nueva Zelanda y habiendo dejado de dibujar Stanley, que conseguiría el reconocimiento masivo cuando se sacó de la manga Footrot Flats, otra tira cómica en la que el protagonista era un perro que se avergüenza de su nombre y prefiere que le llamen simplemente "Perro", y que vive en una granja llamada Footrot Flats ubicada en Nueva Zelanda. Tal fue su éxito que Ball tuvo que dejar sus otras tiras y dedicarse de pleno a 
Footrot Flats. Además de publicarse en cientos de periódicos de medio mundo, los álbumes recopilatorios se vendían como churros e incluso tuvo una obra de teatro musical en 1983 y un parque temático.


Uno de los miles de fans que tenía el cómic era Pat Cox, un irlandés que se mudó a Australia y montó una compañía de postproducción donde se editaban infinidad de anuncios comerciales. Cox se puso en contacto con el dibujante, pues veía que la tira podía convertirse en un largo animado. La idea no convenció al autor, pues en aquel momento nunca se había hecho un largo animado en Nueva Zelanda y parecía una quimera. Finalmente lo acabó convenciendo y probaron a escribir un guión que se alargó dos años. Al tándem se les unió Tom Scott, otro dibujante en revistas satíricas.

Murray Ball y Perro

Pese al gran éxito de la obra en papel, conseguir financiación fue un problema. Ninguna compañía pensaba que se pudiese hacer en Nueva Zelanda y la única salida que encontraron fue conseguir el capital a través de pequeñas inversiones (¡más de 600!) de varias empresas, acumulando 5 millones de dólares neozelandeses (algo más de 1,5 millones de dólares norteamericanos de la época).
Casi un año y medio de trabajo, con más de 150 animadores (se tuvo que contratar a australianos porque en Nueva Zelanda no había suficientes) que tuvieron que animar los más de 100 mil fotogramas, supuso todo un reto en una industria totalmente inexperta en levantar una producción de esas características.


La película se estrenaría en noviembre de 1986 y fue un gran éxito, siendo la producción autóctona más exitosa de los 80. En Nueva Zelanda recaudó casi 1 millón de dólares y en Australia 1,5.
La crítica alabó el esfuerzo, pero criticaban el que añadieran varias canciones por en medio y que, a diferencia del cómic, Perro perdía todo el protagonismo en favor de su amo Wall. Tampoco está de más señalar que, como pasaba en muchas ocasiones en cuando se hacían largos de historias cortas, el arco argumental es bastante endeble. Casi es más una sucesión de situaciones enganchadas con un hilillo argumental.



Y aunque la película fue un éxito y se llegó a ver en varios países como USA (aunque de manera bastante testimonial), nunca hubo ninguna secuela pese a que se estuvo tanteando la idea.
La tira original se siguió publicando hasta 1994 (28 años consecutivos), y en ella los personajes iban envejeciendo como si de la vida real se tratase y Ball había perdido un poco las ganas de seguir con esos personajes. Ya en 2017 moriría después de haber sufrido demencia. Tal es su fama en Nueva Zelanda que la gente de Weta (sí, los de los efectos especiales) realizó una estatua de bronce con sus icónicos personajes que nos dan la bienvenida a la biblioteca de Gisborne, lugar donde vivió desde que volvió de Inglaterra en los 70.


Siendo una película de Nueva Zelanda y basada en unos cómics que aquí nunca se han publicado, lo raro es que nos llegase. Pero eran los locos años 80 y cualquier cosa se editaba en VHS. Si bien la sonorización es tirando a mala, hay un montón de voces que seguro que reconocerás y las canciones ni si doblaron ni se subtitularon. Cosa habitual en la época.
En la actualidad la película ha tenido edición en DVD y Blu-ray con sus buenos extras, cosa que, evidentemente, aquí no ha llegado ni se le espera sabiendo del desconocimiento hacia el autor por estos lares.

Sin más dilación, Los llanos de Footrot Flats. Historia de perro en la lengua de Cervantes:



lunes, diciembre 21, 2020

Terror en el castillo de las mujeres malditas


Hablar de la serie Z siempre será más interesante por todo lo que la envuelve que por la propia obra en sí. Todos los tejemanejes de dónde salía el dinero, como se aprovechaban decorados de otras producciones o el simple hecho que se rodaba en determinada localización porque el cuñado del productor tenía un terreno allí... Todo eso es más apasionante que la historia del plan de unos extraterrestres por resucitar a los muertos o la de un psychokiller que se dedica a matar a todo el que lo puteó en el pasado.Y, efectivamente, eso pasa con Terror en el castillo de las mujeres malditas, que es como se tituló aquí Terror! Il castello delle donne maledette cuando se editó en vídeo (porque este tipo de subproductos no nos llegaban a los cines) y ya en una segunda edición apareció con el recortado Terror en el castillo. Y ya en USA salió como Frankenstein's Castle of Freaks.

Y para tratar el film hay que adentrarse en el pantanoso mundo de los productores gordos con bigotillo fino que fuman puros, visten trajes baratos y habitan cochambrosas oficinas. Y en este perfil encaja Dick Randall, nuestro hombre. Empezó en los 50 escribiendo chistes para el cómico Milton Berle (te acordarás de él porque lo viste en El príncipe de Bel-Air haciendo del vejete que, estando postrado en la cama de un hospital, tiraba su sombrero para verle el culo a las enfermeras) para seguidamente meterse en el terreno de la distribución de películas europeas en suelo norteamericano bajo el amparo de la AIP. Evidentemente, todo producciones de muy bajos vuelos, que se proyectan en autocines y salas de bajos fondos. Y de aquellos barros estos lodos, la cosa se le complica y comienza a deber pasta a todo el mundo, incluido el fisco americano que le podría conllevar pena de cárcel, aunque hay algunas fuentes que dicen que llegó a pasar un tiempo entre rejas.


Con el pufo detrás, puso pies en polvorosa y se vino a Europa, concretamente a la siempre fascinante Italia, donde estableció su base de operaciones donde empezó distribuyendo y acabó produciendo el cine más zetoso del momento. De ahí salieron todo tipo de exploits, desde Bruce Lee (Duelo del Dragón y el tigre, con Nadiuska), animales salvajes (Cocodrilo), de James Bond con el liliputiense Weng Weng (Bruce Linito, agente 003 y 1/2), cárceles de mujeres (Las evadidas), slasher navideño (No abrir hasta Navidad), de Bud Spencer y Terence Hill rodados en Israel (Si me enfado..., con, evidentemente, Paul Smith)... Cualquier cosa valía con tal de subirse la carro de lo que daba dinero. Aunque seguramente por estos lares lo recordaremos más por estar detrás de algunas de las locuras de Piquer Simón como Mil gritos tiene la noche, Los nuevos extraterrestres o Supersonic Man. Y si me preguntas a mí, te diré que de lo más disfrutable que tiene es El día de los inocentes, donde, además, ponía el jeto en un testimonial papelillo al igual que hiciera en varias de sus producciones.


Terror en el castillo de las mujeres malditas podríamos (o deberíamos) meterla en otro exploit de Frankenstein pero en clave semi erótica (por aquello de meter algunos desnudos de forma totalmente gratuita). Nuestro Mad Doctor favorito (aquí llamado Conde Frankenstein) se dedica a desenterrar cadáveres para devolverles la vida, cosa que hace con una especie de gigante que los aldeanos del pueblo han matado. Pero el tipo no tiene límites y sigue saqueando tumbas, pero uno de sus secuaces deja evidencias del hurto y además es un sádico necrófilo, por lo que lo saca a patadas de su castillo. El enano despedido comienza a dar tumbos por el bosque y se encuentra a otro hombre de las cavernas y empiezan a entablar amistad. Y... yo qué sé... el argumento es inenarrable, pero para eso disfrutamos de estas bizarradas.


Pero si la película luce un guión sin pies ni cabeza y la realización es de todo menos buena (¡que para algo es una serie Z!), el cast es una colección de cromos de lo mejorcito de su infradivisión. A saber: Edmund Purdom (que se quedó en promesa del starsystem hollywoodiense en los 50 y acabó cruzando el charco junto a una botella de whisky), Gordon Mitchell (culturista que empezó en pelis de sandalias y se vino hacer eurowesterns para terminar en el cine S), Michael Dunn (el Miguelito Loveless de la serie Wild wild, west, aquí llamada Jim West), Luciano Pigozzi (otro currante que podía presumir de haber trabajado a las ordenes de lo más granado de Italia: Bava, Castellari, Lenzi, Mattei y, sobre todo, Margheriti), Salvatore Baccaro (un tío que su cara es un efecto especial en sí misma, y seguro que te suena de muchas pelis de Jaimito/Alvaro Vitali y que aquí aparece acreditado como ¡Boris Lugosi!), Rossano Brazzi (uno de esos galanes engominados del cine transalpino) y un cameo de Walter Saxer (productor de un montón de películas de Werner Herzog).


Una de las cosas más increíbles del film (sí, hay algo más loco que la propia película) es que nunca se supo a ciencia cierta quién fue su director. Lo que está claro es que el firmante Robert H. Oliver es un alías. En Imdb se le atribuye al propio Dick Randall, pero suenan muchos otros nombres como Massimo Pupillo (que te podía hacer una de Django con George Eastman o una de terror gótico como Cinco tumbas para una medium con Barbara Steele); el guionista William Rose; Mario Mancini (dire de Frankenstein '80 y que en la película que nos ocupa se encargó de la fotografía y, además, su nombre aparece como director en la documentación de este film presentada en el Ministero de Cultura italiano). Pero al parecer el auténtico director fue un tal Robert Harrison Oliver, primer marido de Barbara Max Sinatra (sí, se casaría con el cantante años después) como explicaría años después Gordon Mitchell y luego confirmado por uno de los técnicos que añadió que Harrison dejó el rodaje antes de finalizarlo por desavenencias con el productor. También se le preguntó a Purdom, pero este estaba tan borracho en el rodaje que ni siquiera recuerda haber hecho la película.
Muy posiblemente, el hecho de presentar el nombre de Mancini en la documentación oficial fuese una triquiñuela para recibir algún tipo de subvención del gobierno italiano.

Pero lo que está claro que estamos ante una locura psicotrónica que solo podía ser parida en la serie Z de la época, y que puede hacer una gran sesión doble con cualquier subproducto de Randall, que por otro lado, según cuentan los que trabajaron para él, era un tipo afable que le interesaban más los negocios que el cine pero que estaba lejos de ser el clásico productor cabrón que engañaba a todo le mundo. Algo es algo.
 

domingo, diciembre 20, 2020

Festival de trailers (CLXXXIX)



Danny (So Dear to My Heart,
1948) de Harold D. Schuster y Hamilton Luske. Con Burl Ives, Beulah Bondi, Bobby Driscoll, Luana Patten, Harry Carey, Raymond Bond, Walter Soderling y Matt Willis.



El caballo del traje gris (The Horse in the Gray Flannel Suit,
1968) de Norman Tokar. Con Dean Jones, Diane Baker, Lloyd Bochner, Fred Clark, Ellen Janov, Morey Amsterdam, Kurt Russell y Lurene Tuttle.



Eres demasiado (Too Much,
1987) de Éric Rochat. Con Bridgette Andersen, Masato Fukazama, Morikiyo Bowhay, Hiroyuki Watanabe, David Spencer, Rachel Huggett, Karen Hammer y Char Fontane.



Las aventuras de Chatrán (Koneko monogatari,
1986) de Masanori Hata. Con Shigeru Tsuyuguchi, Kyôko Koizumi, Milo y Otis.
 
 
 
La bruja novata (Bedknobs and Broomsticks, 1971) de Robert Stevenson. Con Angela Lansbury, David Tomlinson, Roddy McDowall, Sam Jaffe, John Ericson, Tessie O'Shea y Cindy O'Callaghan.
 

domingo, diciembre 13, 2020

Festival de trailers (CLXXXVIII)



Pinocho y el emperador de la noche (Pinocchio and the Emperor of the Night, 1987) de Hal Sutherland. Animación.



La vuelta al mundo de Alvin y las ardillas (The Chipmunk Adventure, 1987) de Janice Karman. Animación.



Historias de miedo (Scary tales, 1987). Animación.



Mickey y sus amigos (1992). Animación



Donald y su pandilla (1992). Animación

jueves, diciembre 10, 2020

Ratboy

Una mujer se topa con un chico con cierta tara física viviendo lejos de la gran urbe. Esta decide llevárselo a su casa, haciendo que el aspecto del chico llame la atención de la gente y dando lugar a la falta de adaptación de él.

Visto de esta forma tan esquemática podríamos pensar que estamos hablando de Eduardo Manostijeras o alguna otra como Tarzán, King Kong o Cocodrilo Dundee. Pero no, hoy nos toca Ratboy. Así que visto de esta manera, la película de Burton rescataba el esquema de muchas producciones anteriores, pero su gran valor es que más allá del chasis, todo su envoltorio tiene un no sé qué que que sé yo. En cambio, Ratboy no llega mucho más allá de una trama poco original.

El argumento más o menos lo comentado dos párrafos más arriba. Una señora encuentra a un joven con aspecto de rata que vive retenido por un par de rednecks en una cabaña en medio del bosque. Decide sacarlo de allí porque piensa que podrá hacerse famosa y ganar dinero paseándolo por las televisiones.



Efectivamente, Ratboy no descubre nada como película, pero lo que hay detrás tiene más miga. Dirigida por Sondra Locke, que por el nombre casi seguro que ni te suene, pero si te digo que la habrás visto en El fuera de la ley, Ruta suicida o Impacto súbito la cosa cambia. Efectivamente, un montón de pelis con Clint Eastwood (más las que me he dejado) porque durante más de una década fueron pareja. Y ahí viene lo bueno. Esta mujer con pinta de loca de los gatos se casó muy jovencita con un tal Gordon Anderson, tipo que conoció en el instituto y fueron amigos inseparables y... era gay. ¿Por qué se casaron? Ni idea.

A finales de los 60 debutó en el cine con el dramón El corazón es un cazador solitario, por el que consiguió una nominación al Oscar como mejor actriz secundaria. Lo que parecía que sería una prometedora carrera con ese debut, rápidamente se quedó en la nada con papeles en la serie B (La revolución de las ratas) y mucha serie televisiva (El planeta de los simios, Kung Fú...) hasta que a mediados de los 70 conoció a Eastwood en el rodaje de El fuera de la ley y se fueron a vivir juntos... pero no comieron perdices. Según la propia Locke, el protagonista de La muerte tenía un precio es un tipo posesivo que quería controlar su carrera y apenas permitía que actuase en producciones donde no estuviese él. Aun y así, le pagó íntegramente un casoplón de 1,5 km cuadrados a Gordon Anderson, el cual seguía teniendo una relación muy estrecha con Locke y... legalmente seguían casados. Y así seguirían hasta que ella murió en 2018.
La relación de Locke e Eastwood finiquitaría a finales de los 80. Con el paso del tiempo la actriz acusó a su expareja y a Warner de sabotear todos sus proyectos. Y algo tendría de razón cuando en pleno juicio llegaron a un acuerdo económico.


Después del rollo salseo que tanto nos gusta volvamos a Ratboy. A mediados de los 80 Locke tenía claro que su carrera como actriz estaba muy limitada por la interferencia de Eastwood y que entrada en los 40 poco tenía donde rascar en un mundillo tan banal como el hollywoodiense, y quiso dar el salto a la dirección. El proyecto que llevaría a cabo en su debut sería Ratboy, con Malpaso, la productora de Eastwood, detrás y Warner en la distribución.
Originariamente la película iba a ser dirigida en 1983 por Rob Thompson, también autor del guión, y producida por Edward R. Pressman (Masters del Universo, Street fighter) con Iggy Pop interpretando al chico rata. Pero el proyecto, que iba a costar entre 2 y 3 millones de dólares, se canceló y el guión fue dando tumbos durante años hasta que llegó a manos de Locke. Después de hacer algunos cambios en el libreto y con un presupuesto de 8 millones, empezaría el rodaje en septiembre de 1985.
Según la propia directora, la Warner no estaba muy predispuesta ha darle un buen lanzamiento por "consejo" de Eastwood (o porque vieron que la película no valía gran cosa), lo que hizo Ratboy se viera en pocos sitios y en la mayoría de mercados (como el nuestro) apareciese directamente en VHS.


Vista la película no se puede negar que su pobre distribución fuese más debida a su cuestionable calidad cinematográfica más allá de la mano negra de Eastwood.
Ratboy podría haber dado para el clásico cuentecito o fábula de personaje fantástico que hace retratar lo agridulce del ser humano, algo así como E.T., pero no tenemos que conformar con una especie de thriller al uso. No se molestan en explicarnos de dónde sale el personaje (salvo un pequeño apunte al inicio sobre ¿madre?), nos quedamos con las ganas de saber si es un mutante, un niño deforme al que abandonaron y se quedó aletargado en estado salvaje... Nada. Ni nos lo explican ni les importa a los personajes que quieren aprovecharse de él. Pero esto no es El hombre elefante y todos los personajes quieren sacar partido del personaje deforme, aquí no hay un Anthony Hopkins que se preocupe de él, todos (incluida la protagonista) solo tienen interés propio. Es por eso que viéndola siempre tienes una sensación desagradable, con toda esa gente asquerosa. Ni siquiera al niño rata le cogeremos cariño.


Además de Locke como protagonista tenemos a Gerrit Graham (El fantasma del Paraíso, TerrorVision), Robert Townsend (Meteor Man), Christopher Hewett (Mr. Belvedere), Sydney Lassick (Carrie), Gary Riley (uno de los estudiantes de Juerga tropical), Thim Thomerson (Dollman), Jon Lovitz (con pinta de hortera y dejando claro que tenía que haber sido el prota de una adaptación de Leisure Suit Larry),
Courtney Gains
(el Malachai de Los chicos del maízy Sharon Baird, que hizo de modelo en las escenas rodadas para la rotoscopia en El señor de los anillos de Bakshi haciendo de Bilbo, como Ratboy, aunque sus sonidos los grabó Gordon Anderson.

En apartados técnicos varios colaboradores habituales en la filmo de Eastwood: banda sonora de Lennie Niehaus; Fritz Manes en la producción; Bruce Surtees en la fotografía; Joel Cox en el montaje; Edward C. Carfagno en el diseño de producción y Glenn Wright en el vestuario. Además, añadir a Rick Baker que diseñó el maquillaje del niño rata con el que se tardaba 5 horas diarias en tenerlo terminado.


domingo, diciembre 06, 2020

Festival de trailers (CLXXXVII)

 

 
Blue iguana (The Blue Iguana,
1988) de John Lafia. Con Dylan McDermott, Pamela Gidley, James Russo, Jessica Harper, Dean Stockwell, Flea y Tovah Feldshuh.

 


Jóvenes guerreros (Young Warriors, 1983) de Lawrence D. Foldes. Con Ernest Borgnine, Richard Roundtree, Lynda Day George, James Van Patten, Anne Lockhart, Tom Reilly, Mike Norris y Linnea Quigley.

 


Subway. En busca de Freddy (Subway, 1985) de Luc Besson. Con Isabelle Adjani, Christopher Lambert, Richard Bohringer, Michel Galabru, Jean-Hugues Anglade, Jean-Pierre Bacri y Jean Reno.



Apunta, dispara... y corre (Running Scared,
1986) de Peter Hyams. Con Gregory Hines, Billy Crystal, Steven Bauer, Joe Pantoliano, Dan Hedaya, Jimmy Smits, Dax Brooks, Darlanne Fluegel y Don Calfa.

 

 

Road House. De profesión duro (Road House, 1989) de Rowdy Herrington. Con Patrick Swayze, Kelly Lynch, Sam Elliott, Ben Gazzara, Marshall R. Teague, Julie Michaels y Red West.



Bonus track

domingo, noviembre 29, 2020

Festival de trailers (CLXXXVI)

 

S.O.S. Equipo azul (SpaceCamp, 1986) de Harry Winer. Con Kate Capshaw, Lea Thompson, Kelly Preston, Larry B. Scott, Joaquin Phoenix, Tate Donovan, Tom Skerritt, Barry Primus y Terry O'Quinn.



Guerreros del sol (Solarbabies, 1986) de Alan Johnson. Con Richard Jordan, Jami Gertz, Jason Patric, Lukas Haas, James Legros, Claude Brooks, Peter DeLuise y Peter Kowanko.




Guerreros del espacio (The Ice Pirates,
1984) de Stewart Raffill. Con Robert Urich, Mary Crosby, Michel D. Roberts, Anjelica Huston, John Matuszak, Ron Perlman, John Carradine y Max von Sydow.



Furia de titanes (Clash of the Titans,
1981) de Desmond Davis. Con Harry Hamlin, Laurence Olivier, Judi Bowker, Claire Bloom, Maggie Smith, Burgess Meredith y Ursula Andress.

domingo, noviembre 22, 2020

Festival de trailers (CLXXXV)



Barton Fink (Barton Fink, 1991) de Joel Coen. Con John Turturro, John Goodman, Judy Davis, Michael Lerner, John Mahoney, Steve Buscemi, Tony Shalhoub, Jon Polito y Frances McDormand.



Caza de brujas (Guilty by Suspicion, 1991) de Irwin Winkler. Con Robert De Niro, Annette Bening, George Wendt, Patricia Wettig, Sam Wanamaker, Luke Edwards, Chris Cooper y Martin Scorsese.



Chaplin (Chaplin, 1992) de Richard Attenborough. Con Robert Downey Jr., Anthony Hopkins, Dan Aykroyd, Geraldine Chaplin, Kevin Dunn, Milla Jovovich, Kevin Kline, Diane Lane, Penelope Ann Miller, Marisa Tomei, James Woods, David Duchovny y Moira Kelly.



Juego de lágrimas (The Crying Game, 1992) de Neil Jordan. Con Stephen Rea, Forest Whitaker, Jaye Davidson, Miranda Richardson, Adrian Dunbar, Jim Broadbent y Tony Slattery.



Vida de este chico (This Boy's Life, 1993) de Michael Caton-Jones. Con Robert De Niro, Ellen Barkin, Leonardo DiCaprio, Jonah Blechman, Eliza Dushku y Chris Cooper.

martes, noviembre 17, 2020

La fuga de Logan


En el siglo XXIII, después de guerras, contaminación y la superpoblación, lo que queda de humanidad vive en una ciudad bajo una cúpula. Sus habitantes disfrutan de bacanales y sin ningún tipo de preocupación hasta los 30 años, momento en el que deben someterse a un ritual en el que morirán o renacerán.
Algunos rechazan esta idea y al final del ciclo intentan escapar de la ciudad, pero se verán perseguidos por los Vigilantes, encargados de mantener las normas. Logan 5 es uno de estos vigilantes que, de forma casual, empezará a replantearse ese modelo de sociedad y descubrirá que los que huyen se dirigen a un lugar llamado el Santuario.


Con ciertos toques de Un mundo feliz, ¡Hagan sitio!, ¡hagan sitio! o Soy leyenda, William F. Nolan y George Clayton Johnson publicaron en 1967 La fuga de Logan, que aquí no llegaría hasta el estreno de la película y de la mano de Ediciones Picazo. La novela llamó la atención de la Metro, que se hizo con los derechos para darle vueltas durante casi una década. Lo que tenía que ser una producción de George Pal (La guerra de los mundos, El increíble hombre menguante) con guión de Richard Maibaum (guionista de más de una docena de películas de James Bond) acabó con la salida del primero cuando se fue a producir Doc Savage que dirigiría Michael Anderson y que, precisamente, acabaría haciendo la misma labor en La fuga de Logan cuando, por fin, se dio luz verde al guión que firmaría David Zelag Goodman (Perros de paja) y que heredó después que Stanley R. Greenberg (autor de Soylent green) hiciera una escritura.

Con la construcción de multitud de decorados y unos problemáticos efectos especiales, la producción se encareció mucho, pasando de un presupuesto inicial de 3 a 9 millones de dólares. En el elenco nos encontramos a un Michael York que ya venía de éxitos como el Romeo y Julieta de Zeffirelli, Cabaret o Los tres mosqueteros; Jenny Agutter (La estrella con Julie Andrews); Richard Jordan (Yakuza); Farrah Fawcett y Peter Ustinov en papeles breves, aunque este último de importancia en la trama.

Burundanga para todos

Revisitar La fuga de Logan en la actualidad es un plato de los que cuesta digerir. Si bien películas anteriores o de la misma época que siguen esa sintonía de ciencia ficción, futuros distópicos y/o apocalípticos (El planeta de los simios, El último hombre vivo...) mantienen el interés y sus limitaciones técnicas se dejan ver o, incluso, sorprenden cómo se las ingeniaron, el film de Michael Anderson ha quedado muy acartonado y de un naif que parece mentira que sea de 1976. La primera mitad, con esa civilización tan del Star Trek sesentero, con gente en pijama, decorados de saldo y unas miniaturas que son tan malas que ni te lo puedes creer se hace cuesta arriba. A partir de ahí, una vez que nuestros protagonistas salen de la cúpula, el asunto mejora algo. Los matte painting de la ciudad devorada por la naturaleza están conseguidos y los decorados tienen gracejo, y la trama coge interés con el personaje de Peter Ustinov. Aun y así hay cantadas como el robot de papel de aluminio que casi parece una parodia del estilo de personaje de la ciencia ficción de los 50. Pero en conjunto el sabor de boca que nos deja es rancio como unas malas almendras.
Algo parecido pasa con la banda sonora. Mientras la acción acontece en la ciudad futurista todos sin ruiditos y música electrónica de la época, que en la actualidad parece una de las demos de los teclados Casio. Una vez la acción cambia de ubicación pasa a ser una OST totalmente clásica.

Una cosa es su mensaje (que ya viene del libro) sobre una sociedad joven que no admite la vejez y todo es superficial, está totalmente a la orden del día con los filtros de Instagram y la madre que los parió a todos.


Sin ser un gran éxito, amasó el triple de lo que costó en su estreno norteamericano. Aquello hizo que se produjese una serie de televisión que apenas duró una temporada de 14 episodios. Y es que, un año después del estreno de la película y casi a la vez que la emisión de la serie, se estrenaría Star Wars, que arrasaría con todo lo que encontraba a su paso y dejó a La fuga de Logan a la altura del betún.
Aun y así, desde hace un par de décadas que se intenta producir una nueva versión que no acaba de arrancar. Pese a todo han habido montones de producciones que han ido picoteando (Westworld, Equilibrium, Perseguido) o directamente han saqueado (La isla) la obra de William F. Nolan y George Clayton Johnson.


domingo, noviembre 15, 2020

Festival de trailers (CLXXXIV)



El escándalo Blaze (Blaze,
1989) de Ron Shelton. Con Paul Newman, Lolita Davidovich, Jerry Hardin, Gailard Sartain, Jeffrey DeMunn, Garland Bunting y Richard Jenkins.



Julia y Julia (Giulia e Giulia, 1987) de Peter Del Monte. Con Kathleen Turner, Gabriel Byrne, Sting, Gabriele Ferzetti, Angela Goodwin, Lidia Broccolino, Norman Mozzato y Yorgo Voyagis.



Rebeldes temerarios (Reckless, 1984) de James Foley. Con Aidan Quinn, Daryl Hannah, Kenneth McMillan, Cliff De Young, Lois Smith, Adam Baldwin, Dan Hedaya y Billy Jayne.



La clave del éxito (All the Right Moves, 1983) de Michael Chapman. Con Tom Cruise, Craig T. Nelson, Lea Thompson, Charles Cioffi, Sandy Faison, Chris Penn, Dick Miller y Terry O'Quinn.



Golpe al sueño americano (Less than Zero, 1987) de Marek Kanievska. Con Andrew McCarthy, Robert Downey Jr., Jami Gertz, James Spader, Tony Bill, Nicholas Pryor y Brad Pitt.

domingo, noviembre 08, 2020

Festival de trailers (CLXXXIII)



Wall street (Wall street,
1987) de Oliver Stone. Con Michael Douglas, Charlie Sheen, Daryl Hannah, Terence Stamp, Martin Sheen, Hal Holbrook, John C. McGinley, Sean Young y James Spader.



Acusados (The Accused, 1988) de Jonathan Kaplan. Con Jodie Foster, Kelly McGillis, Bernie Coulson, Ann Hearn, Steve Antin, Leo Rossi, Carmen Argenziano, Terry David Mulligan, Woody Brown y Scott Paulin.



La insoportable levedad del ser (The Unbearable Lightness of Being, 1987) de Philip Kaufman. Con Daniel Day-Lewis, Juliette Binoche, Lena Olin, Stellan Skarsgard, Derek de Lint y Erland Josephson.



Power (Power, 1986) de Sidney Lumet. Con Richard Gere, Julie Christie, Gene Hackman, Kate Capshaw, Denzel Washington, E.G. Marshall, Beatrice Straight, Fritz Weaver, J.T. Walsh y Michael Learned.



9 semanas y media (9 1/2 weeks, 1986) de Adrian Lyne. Con Kim Basinger, Mickey Rourke, Margaret Whitton, Christine Baranski, Karen Young, Dan Lauria, David Margulies, Dwight Weist y Justine Johnston.

domingo, noviembre 01, 2020

Festival de trailers (CLXXXII)



Posesión infernal (The Evil Dead, 1981) de Sam Raimi. Con Bruce Campbell, Ellen Sandweiss, Betsy Baker, Richard DeManincor, Theresa Tilly y Scott Spiegel.






Sabes que estás sola (He Knows You're Alone,
1980) de Scott Parker. Con Don Scardino, Caitlin O'Heaney, Elizabeth Kemp, Tom Hanks, Tom Rolfing, James Rebhorn, Lewis Arlt, Patsy Pease y Dana Barron.



Braindead. Tu madre se ha comido a mi perro (Braindead,
1992) de Peter Jackson. Con Timothy Balme, Diana Peñalver, Fran Walsh, Elizabeth Moody, Ian Watkin, Stuart Devenie, Brenda Kendall y Peter Jackson.




Bonus track


viernes, octubre 30, 2020

Fin de semana con Rodney Dangerfield


Si en su momento Leslie Nielsen era conocido por el espectador medio como "el del pelo blanco que hace pelis de risa", Rodney Dangerfield se quedó con el gordo de los ojos saltones. Eso sí, a un segundo nivel porque aquí el cómico tuvo una fama muy limitada. Es normal, allí, en los USA, era una eminencia de los stand-up/monólogos y un habitual apareciendo en los programas televisivos, además de lanzar discos con sus espectáculos, que aquí ni olíamos. Pasaba lo mismo con los Eddie Murphy, Bill Murray y toda la troupe de programas como Saturday night live, que solamente los conocíamos por sus apariciones cinematográficas. Y claro, Dangerfield (cuyo auténtico nombre era Jacob Rodney Cohen) tuvo una carrera en el cine más bien escueta que hizo que aquí se quedase en una segunda fila. 


El club de los chalados (Caddyshack, 1980). Sí, estoy haciendo trampa porque esta película no es para lucimiento de Rodney ya que, pese a que su nombre tenga mucha importancia en los títulos de crédito, su actuación se limita a pocos minutos. Y lo mismo pasaba con Chevy Chase, Bill Murray... nombres muy conocidos para los televidentes norteamericanos que iban a limitarse a breves papeles en el debut de Harold Ramis en la dirección pero que, una vez en el rodaje, sus papeles fueron adquiriendo más y más líneas de diálogos a partir de sus improvisaciones. Se nota (y mucho) que la historia original era una teen movie ambientada en un club de golf donde unos chavales desempeñan los clásicos trabajos mal pagados de verano. A día de hoy ha quedado como un clásico de la comedia deportiva yankie pero que vista en la actualidad te quedas igual. Gracia más bien poca, ya en su día perdió en la traducción muchos chistes basados en juegos de palabras. Siendo todavía 1979 el año de su rodaje (aquí no se estrenaría hasta 1983), podremos pasar el rato viendo pantalones de campana con cuadros chillones y bien entallados. Su rodaje fue una fiesta constante de cocaína y desenfreno (en la producción estaba Jon Peters liándola parda) y acabó con medio club de golf saltando por los aires en una voladura no autorizada, y el duelo entre Chase y Murray, que no se podían ni ver desde la época del Saturday Night Live, que acabó en nada. La peli fue un pepinazo en USA. En 1988 tuvo una secuela (El club de los chalados II) en la que solo repitió Chevy Chase cuando ya estaba en decadencia. 


Regreso a la escuela (Back to School, 1986). Un millonetis se da cuenta que, pese a su éxito económico, no ha ido a la universidad, así que decide apuntarse junto a su hijo. Sí, esa es la gracia de la película, ver a un señor mayor y estrafalario interactuar con jovencitos fuera de su entorno natural. Una sucesión de gags con algunos más o menos inspirados escritos por el propio cómico y una ristra de guionistas entre los que estaba Harold Ramis. Entre el cast tenemos a un Robert Downey Jr. antes de arreglarse la dentadura; Keith Gordon (Vestida para matar, Christine), Burt Young (saga Rocky), Adrianne Barbeau (La niebla), Ned Beatty, Robert Picardo (Aullidos y cualquiera de Joe Dante), William Zabka (el hoy archiconocido malo de Karate Kid) y la banda Oingo Bongo encabezados por Danny Elfman que se marca una banda sonora muy en la línea se Bitelchús y algunos momentos de Pesadilla antes de Navidad.
En USA fue un pepinazo que recaudó más de 100 millones de dólares y aquí era una habitual de las tardes de los sábados en Telecinco a principios de los 90.


Rover Dangerfield (Rover Dangerfield, 1991). Sin duda el proyecto más curioso y extraño de Dangerfield, pues empezó siendo algo muy personal. El tipo se empecinó en lanzar un musical de animación orientada al público adulto. Algo así como seguir la estela del Fritz de Bakshi pero menos psicodélico. Así que nuestro hombre escribió (con Harold Ramis colaborando) la historia de un perro propiedad de una corista de Las Vegas que intenta ser asesinado por un matón del lugar y acaba viviendo en una granja en el campo. Todo esto da pie al clásico choque de perro acomodado de ciudad que se ha de adaptar a las incomodidades de su nueva vida.
El gran problema de la película es que empezó siendo un proyecto muy publicitado a finales de los 80, cuando Dangerfield está en un momento de subidón y la finalización de la película se alargó mucho. Básicamente porque los productores acabaron suavizando el argumento para acabar facturando un producto bastante light, seguramente por aquello que en la época no se estilaba la animación para adultos que sí tenía lugar en los 70. El propio Dangerfield acabó pasando bastante de la película pese a poner dinero una vez visto que su idea original nunca llegaría a la gran pantalla. El film, que en USA tendría un estreno muy limitado y aquí saldría directamente en VHS (con las canciones en inglés y sin subtítulos), nunca acaba de funcionar. Quedan algunas pinceladas canallescas, pero ni de broma lo que debería haber sido. La animación, sin ser una genialidad como las de Disney en la época, está muy correcto (el inicio tiene ordenador por un tubo) ya que detrás estaban los de La tostadora valiente (Hyperion Animation), pero ni por esas se salva.


Todo por mi chica (Ladybugs, 1992). Empecemos con el título, que nos puede llevar a engaño. Al menos yo pensaba que se refería a la chica de Jonathan Brandis y sería una comedia juvenil, pero no, la chica es la de Dangerfield, que aquí ejerce de comercial y para casarse y retirar a su futura señora del mundo laboral necesita un ascenso que, por esas tonterías de los guionistas, puede obtener si consigue que un equipo femenino ("las mariquitas" en la versión original y aquí traducidas como "las polillas") gane la liga. Efectivamente, las niñas resultan ser una ineptas para eso de dar puntapiés al balón y ya en el primer partido se llevan una ristra de goles. Con lo que el plan B de nuestro protagonista es coger al hijo adolescente de su novia y hacerlo pasar por una chica.
Está claro que este argumento lo hemos visto en un sin fin de comedietas de enredo que, supuestamente, dan pie a equívocos y malentendidos que harán las delicias del respetable. O eso creen los guionistas. Lo que podría ser una comedia de corte amable y familiar en este caso les quedó algo muy políticamente incorrecto que hoy en día no se podría haber rodado y posiblemente por eso esté bastante desaparecida (aquí ni se llegó a editar en DVD). La mayoría de gags consisten en equívocos con lector pedófila. Para ejemplo un botón: Dangerfield y Brandis (que está patético haciendo comedia) están en el probador de una tienda de ropa femenina y una abuela con su nieta desde afuera escucha la conversación que le da a entender que el hombre se está beneficiando a la niña. Y así todo el rato. Incluso sale el Salvo Dangerfield y Jonathan Brandis (el chaval de la serie Seaquest o La historia interminable II, que acabó suicidándose por aquello que a él le molaban más los pirindolos y no aguantó la presión de ser un ídolo de adolescentes) destacar a la comediante Jackée Harry y Vinessa Shaw (vista en El retorno de las brujas o el remake de Las colinas tienen ojos). En la dirección un decadente Sidney J. Furie, que venía de hacer lo propio en Superman IV, El ente o Águila de acero. Casi nada.