Contrabando de armas (Dinero sangre, 1986) de Steven Hull. Con Anthony Cordova, Guy Ecker, Robert Livesy.
Solo en casa 3 (Home Alone 3, 1997) de Raja Gosnell. Con Alex D. Linz, Olek Kruppa, Rya Kihlstedt, Lenny von Dohlen, Scarlett Johansson.
Randall le propuso a Piquer montar una peli de superhéroes, a lo que el director valenciano no se lo pensó dos veces. La versión oficial dice que en un primer momento contactaron con Marvel para adaptar El Capitán América, a lo que la editorial aceptó siempre y cuando pudiera supervisar el producto final, cosa que no fue del agrado del director. Eso es lo que contaba el propio artiste, cosa que yo no me creo ni por asomo. Fuese como fuese, la cuestión es que Randall le propone inventarse un superhéroe y ahorrarse derechos y mandangas con editoriales y le suelta un Captain Electric a lo que Piquer se niega "porque sonaba a anuncio de electrodomésticos". Proyecto que más adelante acabaría en manos de Frank Agrama y Ronald Dobrin, dúplo que estaban detrás de dos clásicos del trash como El despertar de la momia y Queen Kong, aunque nunca se materializó.
Como era habitual en la época, la cosa pudo haberse alargado con secuelas, ya que el film había funcionado bastante bien en muchos mercados. Sin ir más lejos en nuestra taquilla amasó unos 87 millones de las antiguas pesetas (algo más de 500 mil euros) y añadiéndole lo que facturó en otros mercados hizo que los poco más de 30 millones de pesetas (unos 180 mil €) valiesen la pena todo el sufrimiento.
Con vistas a una secuela, Piquer ya tenía en mente aprovechar mucho material descartado de Supersonic Man (que, al final, acabó en Guerra sucia), además de tener como protagonista a una chica y el título de Fantastika. Supersonic Girl. Al final la cosa quedó en aguas de borrajas y en un cartel para la promoción firmado por Jano, ya que los norteamericanos que tenían que poner parte del montante se tiraron para atrás. También apareció alguna noticia de un film titulado Ice Man pero que no debió llegar mucho más lejos que algún cartel promocional para buscar financiación. Pero Piquer acabó hasta el moño de los superhéroes, pues los 9 meses que le costó parir Supersonic Man le revolvieron el estómago y prefirió volver a sus islas misteriosas de Verne y sus dinosaurios de plástico.