En 1982 Disney lanzaba Vincent, un cortometraje de un
primerizo Tim Burton. Niños que sueñan con ser mad doctors, estética
expresionista en rigurosísimo blanco y negro y perros zombi era lo que ofrecía bajo la
narración de Vincent Price. Vamos, toda una antítesis de lo que se
esperaba de algo venido de la factoría de Mickey Mouse, lo que hizo que
la obra, pese a las buenas críticas, acabara escondida en algún
polvoriento cajón.
Por aquella época nacía Disney Channel, y como cualquier nuevo canal iba necesitada de contenidos con lo que no le hacía ascos a (casi) nada que fuese producido dentro de la misma compañía. Uno de los programas que emitía era Disney Studio Showcase, en el que se veían cosas como el documental Beyond Tron, en el que hablaban de los efectos especiales de ese film, y dentro de este programa se pudo ver Hansel y Gretel, mediometraje de menos de una hora dirigido por Tim Burton, que por la época no le resultó demasiado complicado que le dieran los 116 mil dólares que costó la producción.
La historia es la de toda la vida pero con añadidos muy poperos. Para empezar los protagonistas son japoneses, lo que para el director fue una forma de meter referencias a las artes marciales. Sin ir más lejos los protagonistas luchan con la bruja como si de una película de Bruce Lee se tratase.
Pero las referencias asiáticas no terminaban ahí. El padre de los niños, lejos de ser el carpintero de la historia original, es aquí un fabricante de juguetes. Figuras que acaban transformándose en diferentes figuras, igual que pasaba con los Transformers de Hasbro que por la época causaban furor en los USA.
Por aquella época nacía Disney Channel, y como cualquier nuevo canal iba necesitada de contenidos con lo que no le hacía ascos a (casi) nada que fuese producido dentro de la misma compañía. Uno de los programas que emitía era Disney Studio Showcase, en el que se veían cosas como el documental Beyond Tron, en el que hablaban de los efectos especiales de ese film, y dentro de este programa se pudo ver Hansel y Gretel, mediometraje de menos de una hora dirigido por Tim Burton, que por la época no le resultó demasiado complicado que le dieran los 116 mil dólares que costó la producción.
La historia es la de toda la vida pero con añadidos muy poperos. Para empezar los protagonistas son japoneses, lo que para el director fue una forma de meter referencias a las artes marciales. Sin ir más lejos los protagonistas luchan con la bruja como si de una película de Bruce Lee se tratase.
Pero las referencias asiáticas no terminaban ahí. El padre de los niños, lejos de ser el carpintero de la historia original, es aquí un fabricante de juguetes. Figuras que acaban transformándose en diferentes figuras, igual que pasaba con los Transformers de Hasbro que por la época causaban furor en los USA.
Rodada en 16 mm y con actores practicamente amateurs, la cosa acaba quedando muy parca, con unos escenarios minimalistas y una música que va por su lado. Todo tiene un aire muy de El planeta imaginario. La diferencia es que aquí no se gastaban 116 mil dólares y salía Galindo. Y posiblemente aquello fuese mucho más entretenido que Hansel y Gretel, donde todo está estirado para llegar a los 3 cuartos de hora.
Lo único/más curioso de la obra es ver como Burton se rodeó de gente que, después, dio el salto a Hollywood y/o siguieron colaborando con él. A saber: el guión estaba firmado por Julie Hickson, que, además de ser su novia en la época, acabaría siendo productora del Frankenweenie de 1984 y con la que haría uno de los primeros tratamientos del guión de Batman a mediados de los 80. Rick Heinrichs, que aquí fue productor y se encargaría de la fabricación de las marionetas y su animación, ya había hecho tareas similares en Vincent y en el futuro sería muy habitual verlo en los films de Burton, ya fuese como diseñador de producción (Sleepy Hollow, Sombras tenebrosas), en los efectos especiales (La gran aventura de Pee-wee, Bitelchús) o como director artístico (Batman Vuelve). Y Stephen Chiodo, aquí encargado de la animación, que ya venía de estar en Vincent y luego director de Killer Klowns, además de creador de criaturas como los critters, volvería al universo Burton en La gran aventura de Pee-wee y el episodio de Aladino y su lámpara maravillosa para aquella serie aquí llamada Los cuentos de las estrellas.
Hansel y Gretel se emitió en el Disney Channel la noche de halloween de 1983 a las 22.30, lo que tratándose de un canal infantil era poco menos que hacer que nadir la viese. Esa fue la única vez que se pudo ver, lo que le daba cierto aire de obra oculta apenas conocida/vista. Con el paso de los años ya se pudo ver en alguna de las muchas exposiciones que se han ido haciendo sobre el trabajo del director, pero ahora parece que ya lo podemos disfrutar/padecer el resto de los mortales con su cuelgue en el tubo.
La cosa es floja, cruda y pelin coñazo, pero tiene el encanto de bastantes efectos especiales a la vieja usanza y muchos diseños que serían recuperados por el director en sus obras posteriores. Lo que siempre ayuda a aguantar el trago.
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