Mortadelo y Filemón y el armario del tiempo

Rafael Vara fue un dibujante de cómics que, a finales de los 50, creó Estudios Vara, donde facturó anuncios, documentales y algunas animaciones para algún que otro film como ¿Por qué te engaña tu marido? de Summers. Y fue a mediados de los 60 cuando adquirió los derechos de Mortadelo y Filemón a Editorial Bruguera, aunque realmente fue a Creaciones Editoriales, un rollo de derechos y eso.

Ya en 1966 y con los derechos en su poder, hicieron un chorto llamado Mortadelo y Filemón, agencia de información (recordemos que en aquella época todavía no existía la T.I.A., el Super y compañía). La obra, en la que también aparecía el reportero Tribulete, tuvo un más que aceptable exito en festivales, lo que animó al estudio a seguir facturando más historietas de estos dos personajes. Carioco y su invención (aquí con la presencia de Doña Urraca) volvería a funcionar bien, lo que les llevó a plantearse hacer una serie para TVE, pero su problema era la falta de infraestructura de Estudios Vara para sacar adelante un proyecto demasiado ambicioso, con lo que siguieron haciendo cortometrajes con Mortadelo y Filemón de los que no sacaron demasiados beneficios, por lo que decidieron recopilarlos y lanzarlos como largometrajes. Todo esto acabó siendo los conocidos Festival de Mortadelo y Filemón (1969) y Segundo festival de Mortadelo y Filemón (1970).

El éxito de los dos festivales acabó llevando a Vara a la realización de un tercer largo, que, al igual que los dos anteriores, eran diferentes historias cortas pero con un nexo de unión, un armario del tiempo ideado por el primo de Filemón, el profesor Chiflágoras, un trasunto de el profesor Bacterio (si no estoy errado éste ya existía en los cómics de 1971).

Recuerdo perfectamente que de pequeñajo era un más que asiduo a los tebeos Olé de Bruguera y dada mi edad y mi ignorancia al saber que existían tales largometrajes, lo flipé en colorines cuando descubrí en el videoclub de El corte inglés Mortadelo y Filemón y el armario del tiempo. Lo que más intrigado me tenía era saber qué voces tendrían los personajes (sí, menuda cosa). Y como buen hijo de vecino, no paré hasta que nos la llevamos a casa. ¡De compra!

Luego me quedé un poco con el culo torcido por la voz de Filemón, a la que reconocí rapidamente como la del doblador habitual de Bud Spencer (que pone la voz a varios personajes en el film de marras). Pero una vez aceptada y asimilada, me puse a disfrutar de las aventurillas de este par, aunque por ahí me faltase todo el universo de la T.I.A, que era lo que yo había mamado.

Pero poco importaba. Un largo con Mortadelo y Filemón valía su peso en oro. Y más ese. Aquí es cuando un servidor descubrió que las doce es "la hora de los fantasmas", según Mortadelo, el A mi me gusta el pipiribipipi y que Mortadelo se quedó calvo por culpa de Chiflágoras (luego en el tebeo le adjudicaron el asunto al profesor Bacterio). Sí, sin lugar a dudas el sketch que más llamó mi atención fue el de El conde Mácula (no confundir con El conde Duckula).

Quizá lo que decepciona un poco de la historia es lo poco explotado que está el factor viaje temporal. Este hecho muchas veces se usa más para moverse a diferentes sitios del planeta que de forma temporal. Todavía no eran conscientes del tirón que tiene esta temática de saltos temporales, pero aun y así se adelantaron décadas a eso de usar una máquina temporal con poco glamur como lo harían con las letrinas de El día del tentáculo.

Más o menos a la vez que El armario del tiempo los Estudios Vara crearon alguna que otra animación más de los personajes de Ibáñez, pero ya no sería para el cine, si no para televisión, concretamente un par de anuncios (uno y dos) para televisión de los chicles Dunkin.

Es una lástima que El armario del tiempo no haya sido apreciado en su justa medida. Posiblemente mucha culpa tenga el propio Ibáñez, que se ha pasado toda su existencia renegando de ella (y los dos festivales) y quejándose que ni le dieron una entrada para su pase en cines. Como se le nota el plumero. 
Pero en cambio, fue capaz de estar en la promoción de aquel engendro vomitivo que fue la serie de BRB para Antena 3 en los 90. Un señor que sigue sin reconocer (¡y encima lo niega!) la cantidad de negros que ha tenido, dibujó a los personajes calvos por el simple hecho de ahorrar tiempo, ni admitir que Mortadelo nace siendo un plagio descarado de Fúlmine, personaje creado por el argentino Guillermo Divito, pues como que tiene más delito.

A finales de año se estrena una nueva película basada en este universo de Ibáñez de la mano de Fesser, Mortadelo y Filemón contra Jimmy el cachondo se llama el invento, pero esta vez en forma animada, animación por ordenador y en 3D, eso sí, y bla, bla, bla...