René Cardona Jr. es la versión mala de su padre, y eso que éste tiene boñigas para parar un tren. ¿Alguién dijo sus tropecientas películas de Santo o Blue Demond? Pues eso.
Pero para Cardona hijo eso no era un impedimento para cultivar una
filmografía en su México lindo trufada de explotaciones de cualquier
éxito del momento. Si había un Tiburón él tenía Tintorera; a la moda de
películas de catástrofes el respondía con Ciclón; con el éxito de Indiana Jones se marcaba un El tesoro de la selva perdida; al King Kong de De Laurentiis le contestaba con El rey de los gorilas... y así sin
parar.
La cuestión es que el libro fue el auténtico impulsor de la leyenda negra de esta región geográfica, que si bien adquirió esa fama de zona donde embarcaciones y aviones desaparecían misteriosamente sobre los años 50, no tenía su leyenda negra hasta la publicación del libro.
Su éxito hizo que Cardona perdiese el culo para aprovechar el tirón y apuntarse al carro. Todo ello para parir otro de sus (muchos) subproductos: planos inclinados para dar sensación de estar en un barco, aunque el movimiento es bien escaso, actores que habían vivido tiempos mejores, tempo lento, una duración cercana a las dos horazas y una historia tan farragosa como inexistente.
Si bien el cartel tiraba por el mismo diseño de las películas catastrofistas de la época, con las fotos en pequeño de todo su star system en la parte inferior, la cosa quedaba muy modesta cuando nos encontrábamos a un John Huston cuando aceptaba casi cualquier papel, el barbitas de Hugo Stiglitz (un habitual de la filmografía de Cardona Jr. recordado por el fandom por La invasión de los zombies atómicos), Gloria Guida (habitual del cine de despelote italiano de los 70), otra vieja gloria como Marina Vlady (Campanadas a medianoche), la ex chica Bond Claudine Auger (Operación Trueno), y Miguel Ángel Fuentes, que en el cartel aparece con la errata de Carlos Heast, un habitual en pelis de Hollywood haciendo de nativo inca o malo grandullón como pudimos comprobar en El hombre puma, El equipo A, Cavernícola, Justicia salvaje con Charles Bronson o El templo del oro con Chuck Norris.
También corre por ahí Rene Cardona III, demostrando que cada nueva generación de la estirpe Cardona es más infecta que la anterior.
En el fondo usar el libro como base para una película tenía poca lógica, ya que este no era más que una recopilación (manipulada) de supuestos casos de desapariciones en la zona, más bien todo era una estratagema comercial para poder vender esta coproducción italo-mejicana y aprovecharse del éxito del libro.
La historia da para poco: un grupo de personas pasan con su barco por la fatídica zona, a partir de ahí muertes misteriosas, brújulas y radios que no funcionan y la incapacidad para volver a casa.
Cardona hijo siguió rodando productos de bajo presupuesto, lo que no fue óbice para convertirse en uno de los realizadores más conocidos de su país. Ya en los 90 acabó rodando películas para
lucimiento de algún grupo juvenil de moda en la época y una serie de
films de corte "humorístico" llamada La risa en vacaciones, para traspasar nuestra dimensión en 2003.
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