Una niñita que ha sido adoptada por el pastor de un pueblo recibe una misteriosa carta donde una tal Lemora le invita a ir a su casa, ya que allí está su verdadero padre, un prófugo de la justicia que vive sus últimos días.
El film. un clásico del programa Alucine de la 2, es un antecedente directo de En compañia de lobos. No sé si Jordan conocía este film y si fue fuente de inspiración, pero lo que está claro es que ambas películas tratan de lo mismo: la pérdida de la inocencia en clave de metáfora. Y en Lemora, además, se adentra en el lesbianismo más tórrido.
Lila, nuestra protagonista, se encuentra por el camino personajes lujuriosos que le ofrecen bombones y miradas turbias. Hay por ahí que es como si al Argento bueno (el de los 70 y 80) le hubiera dado por hacer su propia versión de Alicia con tintes vampíricos. Razón no le faltaría, no hay más que ver algunas imágenes para comprobar que la iluminación tiene cierto tufo a Suspiria (aunque esta es posterior), o que su argumento es, cuanto menos, poco coherente.
En film es una cosa muy modestita, rodada fuera de los grandes estudios o, incluso, de los más pequeños. Quedando una cosa de serie casi Z, pero que se nota que se trabajaron mucho los encuadres (alguno muy de estética cómic) e iluminación, dando al acabado una cosa la mar de curiosa. Algo así como Cabeza borradora, que, pese a su modestia económica, luce a las mil maravillas.
El tema narrativo, como he dicho, ya es otra cosa. La cosa avanza a trancas y barrancas y la coherencia no es su fuerte. Al parecer la peli está cercenada por la censura y faltaría más de media hora. Este hecho llegó a influir mucho en la película, que no se estrenaría hasta 1975, y eso que llevaba 2 años acabada.
Los actores, en general, son malos, la mayoría hicieron más bien poquito en el campo del celuloide, y el propio director, Richard Blackburn, uno de esos extraños personajes que pululaban el underground y que llegó a ser guionista de ¿Y si nos comemos a Raúl?, se reserva el papel del pastor que cria a la protagonista.
Y los maquillajes de una especie de zombi vampiro no ayudan demasiado a mejorar el asunto.
Com rareza se puede ver, más que nada como curiosidad. Pero más allá de esto siempre nos quedaremos con En compañia de lobos.
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