En una Francia asolada por la crisis, con 5 millones de parados, lo único que mantiene a la masa aborregada es un concurso televisivo en el que un hombre será perseguido por 5 asesinos por toda la ciudad. Si consigue permanecer con vida tendrá derecho al premio: 1 millón de dólares.
Más de uno habrá pensado ipsofacto en Perseguido (The running man, 1987). Y es que la novela en la que se basa la película protagonizada por nuestro austriaco favorito siempre fue acusada de saquear The Prize of Perill de Robert Sheckley, que es el punto de partida de este El precio del peligro (Le prix du danger, 1983). No olvidemos que esa novela era El fugitivo (The running man, 1982) y el autor un tal Richard Buchman, seudónimo de Stephen King. Aunque, como ya comenté, Perseguido era una versión muy libre y de donde realmente se inspiraba (entiéndase "plagiaba") era de Roma, año 2072 D.C.: los gladiadores (I guerrieri dell'anno 2072, 1984) de Fulci.
Le prize of perill, versión libro, viene firmado por Robert Sheckley, un viejo conocido de este blog. Afincado en la ciencia ficción sus obras dieron pie a adaptaciones cinematográfica como Freejack: sin identidad (Freejack, 1992) —aquella de Emilio Estevez y Mick Jagger—; o la mismísima Condorman (Condorman, 1981), de la que el propio autor, a modo de cierre del círculo, se responsabilizaría de la adaptación literaria. Es decir, escribió el libro original y luego hizo lo mismo con la novelización de la película. Cosa no rara en él, pues hizo lo mismo en La víctima número 10 (La decima vittima, 1965) —un rollazo con alguna idea curiosa protagonizada por Ursula Andress y Marcello Mastroianni—, que estaba basada en su relato Seventh victim (1953).
A diferencia de Perseguido, El precio del peligro es una película mucho menos enfocada a la acción y más a la crítica social, dando énfasis a la deshumanización de la sociedad. Mítica es esa escena que abre el film donde vemos la persecución y posterior ejecución a un concursante, y a su mujer, que está en plató, le dan un premio de consolación mientras llora y rie a la vez. Aquí también tenemos a un maqueavélico presentador, interpretado por Michell Piccoli, que lo único que quiere es sumar cuanta más audiencia mejor, sin importarle la muerte de los concursantes.
Como comentaba, aquí la acción es poca y nada espectacular, limitándose a ver al concursante huir por la ciudad. Y aunque visualmente está muy limitada, tiene cierto tufillo futurista, pues, pese a que no se dice en que año sucede la acción, algunas localizaciones tienen un diseño muy moderno. Algo así como ya hiciera la propia Perseguido o Robocop (Robocop, 1987).
Al final lo que tenemos es una crítica social, algo encorsetada por (presupongo) un presupuesto limitado. El que quiera ver eso, aquí lo tiene, y el que quiera ver acción tiene la versión de Arnie. Todos contentos.
Como curiosidad, una década antes hubo otra adaptación, en este caso un telefilm alemán titulado Das Millionenspiel (1970).
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