martes, febrero 28, 2012
The woman in black
Hace pocos días se estrenaba La mujer de negro, peli bastante destacable en el (actual) espesísimo género de fantasmas, pese abusar en exceso de las subidas de volumen. Este film del director de Eden Lake y con Harry Potter de protagonista es una adaptación de la novela homónima de Susan Hill. Aunque lo que quizá no sepan muchos es que hace unas décadas ya hubo otra adaptación, en este caso televisiva, concretamente en 1989.
Un joven abogado es enviado a un pueblecito costero hacer un inventario de la pertenencias de una mujer que ha muerto. La casa de la mujer está alejada del pueblo, en una zona pantanosa a la cual solamente se puede acceder mediante un camino por el que a determinadas horas, cuando sube la marea, es imposible transitar.
El abogado, nada más llegar, ya se encuentra con el silencio del pueblo hacia la figura de la difunta, con la que ya podemos sospechar que aquí hay tomate.
Como he comentado antes, nos encontramos ante un telefilm. Pero si ahora los telefilms no tienen nada que envidiar a las pelis de cine, al menos en cuanto a su estética, hay que recordar que años atrás esto no era así; si no que nos encontrábamos con una estética más bien pobre, como es el caso que nos ocupa.
Por lo que buscar interés en su director o sus protagonistas es perder el tiempo. Aunque como curiosidad decir que Adrian Rawlins, el protagonista, acabó haciendo de padre de Harry Potter en sus aventuras cinematográficas. Y ya sabemos quien ha protagonizado The woman in black versión 2012, ¿no?
No he leído la novela, así que no puedo decir cual de las dos adaptaciones es más fiel, pero, informándome un poco, en este telefilm veo que se tomaron muchas licencias, entre ellas cambiar el nombre al protagonista o añadir el elemento de las grabaciones de audio. Todo ello obra de Nigel Kneale, creador del doctor Quatermass.
Pese a que a la muchachada de hoy en día lo encontrarán plano a más no poder y con poca gracia, el telefilm tiene momentos muy logrados y un susto muy gordo que acojona a más valiente. Por lo demás hay que reconocerle, cierta tediosidad por momentos, con pasajes aburridos.
Aun y así, si nos quitamos de encima las manías por su condición de telefilm tendremos algunas subidas de tensión garantizadas.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario