viernes, junio 17, 2011
Asalto a la joya de la corona de Inglaterra
Detrás de ese título tan rimbombante se esconde la primera y única aventura de Argomán (no confundir con Superargo), un superhéroe enmascarado, con capa y los calzoncillos por fuera.
Aunque muchos hablan de un exploit de Diabolik, no es cierto, ya que la película de Bava se estrenó un años después. Más bien todo lo contrario, es uno de los (sub)productos que iniciaron la oleada de películas de superhéroes que surgió en Europa en los 60, la mayoría coproducciones donde siempre estaban los italianos por en medio. La mayoría de ellas, todo hay que decirlo, de muy dudosa calidad.
Ahí tenemos subproductos de la talla de las diferentes entregas de Los 3 supermen, El fantástico supermán (Cara de oro) protagonizada por Robert Anthony alias ¡Espartaco Santoni!, Batwoman de Cardona, Kriminal, Mister X, Satanik, El caso de las dos bellezas de Jess Franco... Y, porqué no decirlo, de los Fantomas de Louis de Funès.
Argomán es un personaje creado exclusivamente para la gran pantalla, es decir, no proviene de ningún cómic. Es por ello que el film tiene un gran lastre, ya que en la trama apenas nos explican nada de su procedencia, sus poderes... nada de nada, todo contado sobre la marcha como si los espectadores ya supiéramos de la vida y milagros de este superhéroe.
Y es que toda la trama, más que confusa, está mal explicada. Aquí la cosa va de una señora muy mala, muy mala que quiere convertirse en la reina del mundo (sic), por lo que roba la corona de la reina de Inglaterra y la devuelve para demostrar a las autoridades que es capaz de todo sin que nadie la detenga. Pero no se queda ahí la cosa, si no que exige que le den un diamante gigantesco que nadie sabe que existe salvo los altos cargos.
Por ahí tenemos a un tal Sir Reginald Hoover, un tío cachitas pero que a ojos de los demás es un criminólogo patoso. Evidentemente Sir Reginald es el alter ego de Argomán, un superhombre del que desconocemos su origen (si es extraterrestre, como adquirió sus poderes...), ni el porqué un triste criminólogo vive en una gran mansión repleta de coches de lujo, piscinas, tropecientas chicas para su uso y disfrute... En definitiva, el clásico Bruce Wayne o Diego de la Vega de turno.
Bueno, realmente sí sabemos de donde saca esos lujos, y es que cuando es Argomán y ayuda a la policía a resolver un crimen pide a cambio joyas y trofeos (en su casa se puede ver que tiene la Gioconda). Con lo que la presunta gracia del personaje es que no deja de ser un superhéroe que ayuda a los demás pero por otro lado tiene ese toque egoísta para exigir una recompensa.
En cuanto a los superpoderes del paladín pues no muy espectaculares, la verdad: poderes telequinésicos (que es lo que más usa en la película) capaces de mover objetos y controlar la mente de las personas; la clásica superfuerza de todo superhéroe que se precie y poca cosa más.
Dirigida por Terence Hathaway, seudónimo anglosajón de Sergio Grieco, uno de esos mercenarios que tanto nos gustan que es capaz de hacerte un Rififí en Amsterdam, un La chica del trébol con Rocío Dúrcal o la trilogía de ese James Bond bastardo llamado Dick Maloy alías agente 077 (interpretado por ¡Ken Clark!) en La muerte espera en Atenas, París-Estambul sin regreso y Operación Lady Chaplin.
En el reparto tenemos a Roger Browne encarnando a Argomán, el clásico actor yanki que hizo su carrera en Italia rodando mucho péplum de segunda fila, serie B de naves espaciales, para acabar en comedietas pseudo eróticas.
Y aunque el resto del reparto (por no decir que todo él) es intrascendente, me gustaría mencionar el papel de Chandra, el mayordomo indio de Argomán, que está encarnado por Eduardo Fajardo (en los créditos Edoardo Fajardo) un secundario muy habitual de nuestro cine, en el que tocó todos los palos, desde el western (Django), comedias (La ciudad no es para mí), terror a lo Twilight Zone (El diablo se lleva los muertos), espadachines (Los 4 mosqueteros versión Richard Lester), aventurillas con toque ecológico (El cazador de tiburones), zombies trash (La invasión de los zombies atómicos)...
No no engañemos, la película es fallida, pero más que por falta de medios por la poca habilidad de su director. Viendo decorados y demás no creo que se gastasen mucho menos dinero que en Diabolik, pero ésta parece una superproducción al lado de Argomán. Cosa lógica, en un lado tenemos a Mario Bava y en el otro a Sergio Grieco.
Y es que el film tiene decorados muy trabajados y con su toque cool de los 60, como es el caso de la guarida de la mala; y tiene otros detalles muy pobres, como ese robot que rivaliza con el de Supersonic Man (véase foto superior) o la escena donde Argomán lucha dentro de un furgón contra unos malos y destroza la furgoneta hecha con madera de esa que se rompe con sólo mirarla.
Además que la película tiene un toque tannnn de folletín, tannn naif que da hasta cierto sonrojo, al igual que las escenas de acción, donde los malos caen antes de tener contacto con el puño del héroe (véase vídeo). Y como comentaba antes, la historia de Argomán es muy confusa y está muy mal explicada.
Resumiendo, que no estamos ante ninguna maravilla de los superhéroes europeos, pero por otro lado funciona como curiosidad divertida y está muy por encima de toda la purralla que se rodó en la época.
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5 comentarios:
Esta no recuerdo haberla visto ni en aquellas mañanas de sábado tras La bola de cristal. Apuntada queda, creo que haré una búsqueda ya que este tipo de pelis me pierden.
Pues si te gustan este tipo de pelis de superhéroes a la europea con ésta te lo pasarás bien.
Para ver solo es muy triste?
Pues a mí "la chica del trébol" me gusta.
Psé, no es un SuperSonic Man para reirte de ella, pero tampoco es que sea excesivamente entretenida. Es más recomendable si te gustan estas peliculillas de superhéroes europeos.
Recuerdo esta película por el Hovercraft,como era muy pequeño,no recuerdo a las tías buenorras,que salen.
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