jueves, junio 23, 2011
Los inmortales: Juego final
En 1986 se estrenaba Los inmortales (Highlander), que pasó totalmente desapercibida en las carteleras, siendo más conocida por la banda sonora que se marcó Queen que otra cosa. Pero cosas de la vida, el film fue un éxito en alquileres.
Así que un film que había pasado con más pena que gloria en los cines y dejaba su trama totalmente cerrada a futuras continuaciones resucitaba en 1991 con Los inmortales 2: El desafío (Higlander 2: The quickening) de la mano del mismo equipo: Russell Mulcahy (director), William N. Panzer (productor), Christopher Lambert y Sean Connery (actores).
El film, rodado en Argentina y con el doble de presupuesto que la primera parte, fue un desastre desde el principio. Siendo cancelado antes de finalizar el rodaje por falta de dinero.
En la película, que acontece en un futuro 2024 donde la capa de ozono está desapareciendo, se sacan de la manga que los inmortales son seres extraterrestres que, después de borrarles sus recuerdos, son enviados a la Tierra para luchar entre ellos. Mulcahy acabó renegando de la película (el día del estreno se largó de la proyección a los 15 minutos) y 4 años después llegó hacer un montaje él mismo (la renegade version), cuando consiguió financiación para rodar algunas escenas extra, remontando toda la película y eliminando cualquier referencia al origen alienígena de los inmortales.
Y aunque parezca mentira y pese a tener unas críticas horribles el film no fue un fracaso en taquilla (decía Roger Taylor que no acababa de funcionar por no tener a Queen en la banda sonora), aunque tampoco es que fuese un gran éxito. Algo tendría que ver el millón de dólares que se gastaron sólo en los USA en anuncios para tv. Debido al relativo éxito económico entre cines y videoclubs los productores debieron seguir viendo el filón a la saga y un año después se sacaron de la manga la serie para tv, protagonizada por Adrian Paul y en donde en el episodio piloto (aquí distribuido por Filmayer como Los inmortales: Reencuentros) aparecía Christopher Lambert haciendo de su primo.
El cierto éxito de la serie hizo que en 1994 se estrenara Los inmortales 3: El hechicero (Highlander 3: The Sorcerer). Esta vez dirigida por Andrew Morahan, otro realizador que venía del mundo de los videoclips y debutaba con este film. Lambert volvía a ser Connor MacLeod y Mario Van Peebles era el malo de la peli. Aquí la historia ignora por completo lo acontecido en la segunda parte y se pone sobre el tablero nuevos inmortales que estaban congelados en una montaña de Japón.
El film, para no perder costumbre, tiene muy malas críticas pero cosecha una recaudación bastante decente para el tipo de producto que es.
En 1998, después de 6 temporadas, se daba por finiquitada la serie para tv. Ese mismo año aparecería un spin-off de ésta llamado Highlander: The Raven que apenas duró una temporada en antena.
Y ya por fin en el 2000 apareció la película que nos preocupa, Los inmortales: Juego final, bajo el amparo de la Miramax a través de Dimension films, que ya había estado detrás de la tercera parte. El director fue Douglas Aarniokoski, que aquí ejerció por primera y única vez funciones de director (y se reserva un pequeño papel). En cambio tiene un gran bagaje como director de segunda unidad. Empezó en la Full Moon de los Band con cosas como Doctor Mordrid o varias de la saga Puppet Master, para pasar a nómina de Miramax con Four rooms, Abierto hasta el amanecer o Miedo y asco en Las Vegas.
Aquí la idea era mezclar la saga fílmica con la televisiva, por eso teníamos a Lambert (again) y Adrian Paul. Como malo nos encontramos a Bruce Payne (El torreón, Dragones y mazmorras). Además tienen el detalle de recuperar a Sheila Gish y a Beatie Edney para volver hacer el mismo papel que en la primera.
Aquí la cosa va de que Connor MacLeod decide retirarse a un misterioso santuario donde van a descansar los inmortales que quieren retirarse del juego de "sólo puede quedar uno" cuando su hija muere en un atentado. En dicho santuario, donde los inmortales están en un estado de letargo, entra un inmortal malvado que se carga a todos menos a MacLeod.
A todo esto Duncan (Adrian Paul) siente que su primo puede estar en peligro y va en su busca. Como ya es costumbre entre medio de la historia nos iremos encontrando flashbacks de la relación de los dos MacLeod.
Recuerdo que en el momento de su estreno leí unas declaraciones del director comentando que su intención era volver a la esencia de la primera. Y en cierta forma se nota que lo intentó, pero de ahí a conseguirlo media un abismo. Porque si bien la película es bastante superior a la segunda y tercera parte no le llega ni a las suelas a la original. Entre otras cosas porque los ex mandamases de Miramax, que son conocidos por meterse en el montaje de sus películas y hacer verdaderos destrozos, se cargaron multitud de escenas para darle más ritmo al film sin pensar que esas escenas eran importantes para el entendimiento de la trama. Aunque ellos ya se debieron oler algo cuando la película no tuvo ningún pase de prensa para que no la vapulearan como a las otras.
Unos de los problemas del film es la excesiva influencia recibida de Matrix y que conforme avanza el metraje vemos que los recursos visuales van menguando. Ahí tenemos la escena final donde hay un croma que parece que los que usan en el Club super 3 esté hecho por la ILM de George Lucas. Recuerdo que la vi cuando salió en VHS y no me desagradó, en cambio, vista ahora me parece bastante flojita, con un Lambert (del que ya ni me molestaré en decir nada de su técnica actoral), que tiene un papel más bien secundario, dando unos síntomas de coger el cheque y salir corriendo.
Y aunque parezca mentira y pese al fracaso (esta vez sí) de la cuarta entrega existe una quinta estrenada en el 2007 bajo el título de Los inmortales: El origen (Highlander: The source), un bodrio infumable rodado en Lituania y estrenado directamente en tv con Adrian Paul como único protagonista destacable y dirigiendo Brett Leonard, que empezó bastante bien con El cortador de césped pero comenzó a torcerse con Asesino del más allá y Virtuosity.
Y por último, desde hace algún tiempo se habla de un remake de la primera parte. Una cosa está clara, esta saga es realmente inmortal.
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1 comentario:
nunca vi "los inmortales" ni me interesó la saga, y a día de hoy sigue sin llamarme la atención. Lo mismo me pasa con la saga "jungla de cristal" que en su día no la vi y hoy ya no me apetec verla.
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