viernes, enero 03, 2020

The blob. El terror no tiene forma

The blob, el terror no tiene forma, chuck rusell, 1988

Ahora más que nunca el efecto nostálgia está en lo más alto. Desde material audiovisual como Stranger things o Turbo kid, a las secciones de productos chorras de cualquier gran almacén que está inundado de merchandising que usan como reclamo cualquier cosa que nos recuerde a los 80.

Peeero no estaría de más recordar que la nostalgia no es algo de ahora. Ya a finales de los 70 hubo un efecto de recuperar los años 50 y 60 (la época dorada de los USA). Tienes Grease y American graffiti de George Lucas a la cabeza. Y en los 80 siguió esa moda: Regreso al futuro, Porky's, Xanadú, Hairspray, Terciopelo azul o, siguiendo con Lynch, Twin Peaks, donde había personajes que parecían anclados en aquella época. Pero a donde voy es al efecto nostálgico para fabricar remakes de series B (en el mejor de los casos) de los 50. Tienes Teen Wolf, que sin ser un remake puro es una puesta al día de Yo fui un hombre lobo adolescente, La cosa (que técnicamente es una nueva adaptación de Who Goes There? de John W. Campbell Jr.), En los límites de la realidad (aunque era más un capricho de Spielberg y compañía), Invasores de Marte, La mosca, La tienda de los horrores... películas que solían llevarse palos por parte de la crítica que las acusaba de ser un pretexto para usar las novedosas técnicas en efectos especiales de la época para parir films vacíos. Está más que claro que el tiempo ha ido poniendo a cada uno en su sitio y en la actualidad son obras subidas a los altares.

Uno de estos remakes fue The blob. El terror no tiene forma, que se basaba en The blob que, digámoslo ya, si ha pasado a la historia es por la presencia de un todavía desconocido Steve McQueen como protagonista.
 

The blob, el terror no tiene forma, chuck rusell, 1988

En un pequeño pueblecito que apenas consigue subsistir gracias a la temporada de esquí, aterriza un meteorito del que surge una pequeña masa gelatinosa. Un vagabundo se acercará a ver qué ha caído del cielo y será aniquilado por la masa que avanzará al pueblecito y conforme vaya ingiriendo personas se irá haciendo cada vez más grande. 

The blob, el terror no tiene forma, chuck rusell, 1988

El primer golpe de efecto lo tenemos en la idea "prestada" de Psicósis de fulminar al que parece el protagonista a las primeras de cambio. Justamente aquí tenemos una conexión con la futura Twin Peaks, ya que allí el deportista del pueblo, Bobby Briggs, es un pájaro de mal agüero que trapichea con la droga, mientras que los moteros del pueblo, encabezados por James Hurley, intentan que evitar los tejemanejes de los bajos fondos.Más o menos lo mismo que en The blob, donde el deportista es un tipejo que solo piensa en meterla en caliente, mientras que el motero, que se alzará como héroe, es un buen tipo que va a la suya y arrastra mala fama.

The blob, el terror no tiene forma, chuck rusell, 1988

En la dirección el hoy desaparecido del mapa Chuck Russell, que había escrito y/o producido Pasaje para un coche fúnebre, La gran huida y Noche infernal. Queriendo dar el salto a la dirección se hizo con los derechos para hacer un remake de The blob, pero para su sorpresa la New Line le ofreció debutar con Pesadilla en Elm street 3, de la que también firmaría el guión junto a su colega Frank Darabont. Gracias al exitazo de la película de Freddy pudo sacar adelante este remake que también escribiría junto a Darabont.

The blob, el terror no tiene forma, chuck rusell, 1988

En el cast la guapa de Shawnee Smith, que era la alumna embarazada de Juerga tropical, la chica que ayudaba a John Candy en ¿Quién es Harry Crumb? y décadas después volvería a la primera línea con su personaje de Amanda en la saga Saw; Kevin Dillon, visto en Platoon y The Doors de Oliver Stone; Art LaFleur, uno de los entrenadores de Tom Selleck en Mr. Baseball y jefecillo de Stallone en Cobra; Michael Kenworthy, el niño de La divertida noche de los zombis; Paul McCrane, el malo derretido en ácido en RoboCop; y Candy Clark, que precisamente sería nominada como mejor actriz secundaria por American Graffiti. Además de pequeñas apariciones de Bill Moseley, el Chop-Top de Masacre en Texas 2 o Luigi Largo de Repo! The genetic opera; Erika Eleniak, vigilante de la playa que enseñaba las domingas en Alerta máxima; y Jack Nance, habitual en la filmo de Lynch hasta que murió asesinado en 1996. 
 
The blob, el terror no tiene forma, chuck rusell, 1988

El terror no tiene forma fue un batacazo en la taquilla norteamericana, apenas recuperando 8 de los casi 20 millones que costó. Pero como suele ser habitual en la época, los videoclubs le permitieron disfrutar de una segunda oportunidad para los que estaban deseosos de un festín de muertes realmente gráficas y brutales (¡si hasta la masa se zampa a un niño!), como ese cocinero que acaba descompuesto en el desagüe. En su momento era de las películas más asquerosas que habían pasado por mi tele hasta que cacé Granja maldita en alguna madrugada de Antena 3.
Ahí hay que reconocerle su valentía para un producto que aspiraba a mucho más que a tener vida comercial en los videclubs. Precisamente sus efectos están fenomenalmente recreados. Todo lo que sean muñecos y maquillajes pasan la prueba del algodón sin despeinarse. Quizá lo que más chirría son los cromas y transparencias. Aunque esto no sé si es más por el lavado de imagen de las nuevas versiones en HD y en su apolillada versión en VHS aguantaba mejor el tipo. Ya deberías saber que todas aquellas películas estaban pensadas para los sistemas de la época, aprovechándose de la limitada calidad de imagen para esconder sus defectos visuales.

The blob, el terror no tiene forma, chuck rusell, 1988

Como ya es normal, desde hace unos años se anuncia una nueva versión que parece que no acaba de salir adelante. Pero algo bastante más desconocido es que, además de la de Steve McQueen, existe otra versión dirigida por el mismísimo J.R., Larry Hagman, que se tituló Blob. Masa mortal y es mortal de los mala que es. De hecho, Hangman hizo aquí su debut en la dirección de largometrajes y nunca más volvió a repetir.

Por su parte, Chuck Russell dirigiría años después La máscara, su gran éxito comercial, que le permitió encargarse de un producto para lucimiento del Chuache como Eraser, que no funcionó todo bien que se esperaba e inició cierta decadencia que le llevó a El rey escorpión y el año pasado estrenó su última película: Junglee, una de aventuras selváticas para el mercado indio. ¡Jau! 


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