Básicamente teníamos a Christopher Lloyd (que en el doblaje tiene la misma voz que el tío Creppy de Creepshow 2) como maestro de ceremonias luciendo un collar la mar de homo. El tipo se topa con una recién casada que espera en medio de una carretera desértica a que su marido regrese con gasolina, mientras le cuenta la historia de la Dentadura parlante. Básicamente la clásica del tipo que recoge a un autoestopista que quiere darle el palo. Después, Lloyd acaba conociendo a un carterista en una feria la que le cuenta la historia de un reconocido cirujano al que sus manos adquieren vida propia y se le revelan.
Así pues, tenemos dos historietas que no tienen un nivel demasiado alto. La primera, basada en el relato de King es flojísima. Un rollete del que ni hay terror, ni suspense, ni nada de nada. A la altura del peor episodio de La hora de Alfred Hitchcock. La segunda, es más simpática, por aquello que unas manos tengan propia voluntad e inicien una rebelión. La cosa queda como una de esas historias locas de Historias de la cripta. Lástima que los efectos (estilo "cosa" de La familia Addams) sean extremadamente flojos (por ahí estaba Steve Johnson en las prótesis) y que la historia parece no llevar a ningún sitio.
Además del mentado Lloyd tenemos a Matt Frewer, el Max Headrom o el vecino cabrón de Cariño, he encogido a los niños; Veronica Cartwright, la Lambert de Alien; y Christopher Hart, que en las dos entregas de La familia Addams paseó su mano como "Cosa" y aquí hace lo mismo.
Además de un montón de cameos de John Landis, Clive Barker, Mick Garris y su señora Cinthya.
Aquí la veríamos poco después por Vía Digital y es que un producto tan ramplón y soso como este no ha merecido ni una triste edición en DVD pelada de extras. El señor Garris no merece más.
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