De Michael Crichton todos conocemos su carrera en el mundo literario. Muchas de sus obras han sido llevadas al cine como Devoradores de cadáveres (El guerrero número 13), Esfera, Congo y, sobre todo, el mega blockbuster de Parque Jurásico.
Pero posiblemente es más desconocida, o menos conocida, su carrera como director de cine, aunque, curiosamente, muchos de estos títulos son bastante conocidos. Empezó a principios de los 70 escribiendo algún que otro episodio de una serie llamada Insight, para debutar como director en un telefilm titulado Pursuit y basado en su novela Binario. Como iremos viendo era muy amigo de adaptar al celuloide su obra.
Después de ese telefilm llegó Almas de metal, un clásico de culto protagonizado por Yul Brynner y James Brolin. Después vino Coma, una adaptación del libro del mismo nombre de Robin Cock protagonizada por Michael Douglas. De ahí pasamos a El primer gran asalto al tren con Sean Connery y Donald Sutherland, peli de época con ladrones de guante blanco que estaba basada en su novela El gran robo del tren.
Ya en los 80 dirige Ojos asesinos, donde Albert Finney era un cirujano plástico al que se le morían las pacientes. Y ya, por fin, en 1984 dirige Runaway, brigada especial. Protagonizada por Tom Selleck, que ya había tenido un papelillo en Coma y que vivía días de gloria gracias al éxito de Magnum, aunque su carrera cinematográfica no era precisamente para tirar cohetes después de tener que rechazar el papel de Indiana Jones o el escaso éxito que cosecharon La gran ruta hacia China o Lassiter.
Selleck interpreta a un policía experto en robótica que, en un mundo futuro donde los robots campan a sus anchas como un electrodoméstico más, se las tiene que ver con mecanismos que dejan de funcionar correctamente y acaban amenazando la vida de las personas. Justo cuando se le asigna una nueva compañera comienza a investigar a un tipo que utiliza los robots como armas mortíferas.
Junto a Magnum tenemos a Cynthia Rhodes, la prota de Staying alive (La fiebre continúa); Kristie Alley; Stan Shaw, el boxeador untado de Snake eyes; Joey Cramer, el niño de El vuelo del navegante; Chris Mulkey, el Hank de Twin Peaks y que luego protagonizó K-9000, un exploitation de Superagente K-9; G.W. Bailey, el Capitán Thaddeus Harris de Loca academia de policía; y el debut de Genne Simmons, el bajista y cantante de Kiss que aquí hace del malo de la función.
Runaway, brigada especial parece más bien un intento de hacer Blade runner pero sin demasiado presupuesto. No solamente el título nos recuerda vagamente al del film de Ridley Scott, si no que aquí también tenemos una banda sonora (cortesía de Jerry Goldsmith) llena de sintetizadores, y robots que dejan de hacer sus funciones para cargarse el personal.
Lo bueno de esa falta de presupuesto es que no tenemos naves espaciales o mega ciudades abarrotadas, si no que nos presentan una ciudad normal de la época, lo que nos da una sensación de un futuro más tangible, lo que además hace que, pese a sus casi 30 años, el film no haya quedado anticuado estéticamente. Eso sí, rodaron en Canadá para avaratar costes y usar un truquillo muy de la época (Perseguido, Robocop), buscar localizaciones reales con cierto aire "futurista" para ahorrarse decorados pero no dejar de darle al film una estética moderna.
Los robots que vamos viendo en el film nos pueden parecer terriblemente cutres (alguno parece una minicadena de la época con patas), sobre todo comparándolos con los de otros films, pero si lo pensamos detenidamente son muy reales, ya que si nos fijamos en los que manda la NASA a Marte veremos que parecen chasis de coches teledirigidos, algo con muy poco glamour. Así que punto positivo para Crichton, que supo darle cierto realismo a los androides pese a no tener dinero.
Parecidos clónicos
Por lo demás nos encontramos con mogollón de clichés: el prota es viudo y tiene un hijo; le meten una compañera de la que, evidentemente, acabará enamorándose; tiene un pasado tortuoso ya que se culpa a si mismo de la muerte de una familia a la que no pudo ayudar; y padece de vértigo, con lo que ya podemos intuir que el clímax de la película ha de acontecer en las alturas para que nuestro héroe pueda redimirse.
Es precisamente este final lo mejor del film, bien llevado y consiguiendo darnos angustia. Además de ser recordado por las arañas robóticas que lanzan ácido, detalle por el que todo el mundo recuerda la película.
La película pasó muy desapercibida en su estreno, haciendo que Crichton tardase 5 años en volverse a sentar en la silla de director, en este caso con Contra toda ley, un thriller protagonizado por Burt Reynolds que fue un auténtico fracaso en taquilla. Después de este film nunca más volvió a rodar, aunque irónicamente se hicieron películas basadas en sus novelas que tuvieron buenas taquillas o muy buenas, como es el caso de la saga de dinosaurios iniciada por Spielberg.
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