En la Inglaterra victoriana un investigador paranormal descubre que en las fotos que hace a los cadáveres aparece siempre una mancha junto al cuerpo, lo que le da pie a pensar que se trata del alma humana. Seguidamente graba con una cámara de cine a su hijo y éste muere accidentalmente durante la filmación, haciendo que la mancha también aparezca en la película. A partir de ahí el investigador saca la teoría que la mancha es la agonía anterior a la muerta y con un aparato de su invención consigue capturarla, lo que convierte en inmortal a todo aquel al que se la capture.
Lo primero que hay que comentar es el garrafal título con la que se editó ya en la época del DVD, ya que aquí no tuvo distribución en la época de su estreno, 1972. El Asphyx original se refiere a una creencia de los antiguos griegos, que hablaban de un ente, estilo la Parca, que acompaña a las almas al más allá. Al menos dentro de la mitología de la propia película, ya que no parece que esta historia sea "real" y se la inventaron para el film. La cuestión es que el traductor de turno tiró por lo fácil e hizo una traducción del título sin pies ni cabeza.
Quizá, de haberle quitado lo apolillado de situarla en época victoriana, y darle un aspecto más actual (de 1972) estilo La leyenda de la mansión del infierno, la cosa les podría haber quedado más resultona. Pero al final la cosa se queda en un teatrillo para televisión que rápidamente pierde su lado más terrorífico y se pasa al siempre naif subgénero de los mad doctors.
En el cast un joven Robert Powell, con algunas películas de culto en su filmografía como Refugio macabro de la Amicus, El Superviviente o Arlequín; y Robert Stephens, el Holmes de La vida privada de Sherlock Holmes de Billy Wilder.
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