Más allá de sus cortos y largos animados, Disney, en sus inicios, abrazó un tipo de cine de "acción real" muy conservador, con adaptaciones literarias de aquellas que entretenían tanto a padres como hijos. La espada y la rosa, Los hijos del Capitán Grant, Pollyanna, Un viaje increíble... estaban muy bien en los 50 y 60, pero las juventudes de los 70 ya buscaban otras cosas y Disney comenzó, en mayor o menor medida, a dejar de lado las obras de Verne, H. Porter o David Wyss.
Un viernes loco o Se nos ha perdido un dinosaurio eran adaptaciones literarias que, sin ser nada del otro jueves, eran algo más actuales en la época y podían conectar más y mejor con las nuevas generaciones.
Alexander Key, que había escrito The Incredible Tide, que Miyazaki convertiría en la serie Conan, el niño del futuro, era el autor de un montón de novelas al que le gustaba mucho aquello de usar niños como protagonistas y hacerles ver que los adultos podemos ser malvados como el mismísimo Satanás. Uno de estos libros era Escape to Witch Mountain (1968), que sería adaptado por Disney 5 años después.
Tia y Tony son una parejita de niños que viven en un orfanato tiene poderes extra sensoriales, cosa que guardan en secreto. Uno de sus poderes es predecir algún hecho catastrófico, cosa que usan para librar de un accidente de coche a un tipo. Este hombre trabaja para un excéntrico millonario que está obsesionado con lo paranormal. En cuanto se entera de los poderes de los niños decide adoptarlos y usarlos para aumentar su fortuna.
El film es puro Disney de ese raruno. Ya con unos títulos de crédito muy de la época y que eran cualquier cosa menos infantil. Y el tener a un par de niños escapando de unos malos malísimos no es algo que podamos decir novedoso, pero usan el recurso de hacer que la niña tenga flashbacks de su pasado que le dan a la historia un elemento misterioso que es lo que nos mantendrá interesados en la trama. Lástima que en cuanto se descubra el pastel la cosa decae.
Algo que me decepcionó mucho cuando la vi de pequeño es que por el título me imaginaba algo con brujas, aquelarres y cosas por el estilo. Esas cosas de niño, que acabas recreando el título de forma literal en tu imaginación. Sí, yo era de los que pensaba que La casa de los espíritus de Bille August era una peli de miedo. Y claro, de brujas más bien nada, porque la montaña embrujada del título solamente es simplemente un macizo al que tienen que llegar los protagonistas.
Dirigida por un habitual de este blog, John Hough (Los ojos del bosque, La leyenda de la mansión del infierno, Pueblo maldito aka Aullidos 4), y con un elenco de los clásicos: Ray Milland y Donald Pleasence haciendo de malos y Eddie Albert (Granjero último modelo) del clásico cascarrabias que tiene un corazón que no le cabe en el pecho.
Los pequeños extraterrestres (Return from Witch Mountain, 1978). La Montaña Embrujada había funcionado mínimamente bien (20 millones de dólares recaudados en los USA), como para que Disney quisiera dar continuidad a la historia. No hay que olvidar que los 70 son una época muy difícil a nivel económico para el estudio. La mayoría de las películas que produce (los films de Kurt Russell, Dean Jones, Herbie...) no son excesivamente taquilleras, pero lo poco que recaudan le saben a gloria.
Los pequeños extraterrestres es básicamente una fotocopia del film original. Los dos hermanos extraterrestres pasan unas vacaciones en Los Ángeles, donde se topan con una pareja que descubren sus poderes y deciden usarlos en su provecho. Lo dicho, un calco de la anterior pero sin lo único bueno de aquella, la trama del origen de los chavales. Lo más destacable sería el casting de los malos: Bette Davis, que se subió al proyecto porque quería hacer una película que pudieran ver sus nietos, así que una producción Disney era la mejor opción. Y Christopher Lee que, a su vez, lo hizo para poder compartir rodaje con Davis. Además de Kim Richards e Ike Eisenmann repitiendo sus roles de tiernos extraterrestres había una cara curiosa en el reparto, Richard Bakalyan, que hacía de mano derecha de Cesar Romero en las películas de Kurt Russell en Disney. John Hough volvería a encargarse de la dirección con un guión de Malcolm Marmorstein, que había sido uno de los guionistas importantes de Sombras en la oscuridad, de la que luego Tim Burton haría la adaptación Sombras tenebrosas, y haría lo propio con otro Disney como Pedro y el dragón Elliot. Justamente ese mismo año 1978 aparecería el libro también firmado por Alexander Key, lo que me hace entender que se trata de un trabajo puramente alimenticio donde se limitó hacer la adaptación literaria del film.
Al igual que ocurriera con muchas de las películas menores de Disney en la época, aquí Filmayer nos la trajo directamente a vídeo muy tarde, allá por el 89.
Poderes extraños (Escape to Witch Mountain, 1995). Antes de adentrarnos en ella hay que comentar que en 1982 apareció en la televisión norteamericana Beyond Witch Mountain, el episodio piloto de una serie que nunca llegó a realizarse. Por ahí teníamos a Tracey Gold (la hermana de Kirk Cameron -que aquí hacía una fugaz aparición- en Los problemas crecen) haciendo de extraterrestre y Eddie Albert repitiendo el papel que hizo en la primera película.
Ya en los 90 Disney descubriría una mercado de ganancias para explotar sus largos animados con secuelas directas a vídeo, amén de algunas series animadas para la caja tonta. Aun y así se animaba con alguna adaptación a imagen real (101 Dálmatas) y le daba por los remakes de sus producciones sesenteras y setenteras, como era El gato que vino del espacio (con Christina Ricci), Flubber, Tú a Londres y yo a California... Y La montaña embrujada no se libró. Aunque esta vez con un telefilm de esos que aquí ni siquiera llegaría a los videoclubs y nos tuvimos que conformar con algún pase en el Disney Channel. Aunque, visto lo visto, no hacía falta su visionado. Lo único destacable de este bodrio son algunos de los actores: Robert Vaughn, Vincent Schiavelli (el fantasma que movía objetos de Ghost) y Brad Dourif (la voz original de Chucky o el Lengua de serpiente de El señor de los anillos). Dirigida por Peter Rader, que como director tiene una carrera bastante miserable. En cambio, como guionista tiene la infravalorada Waterworld.
La montaña embrujada (Race to Witch Mountain, 2009). El tema de sus nuevas versiones ha ido siguiendo a lo largo de los años con Ponte en mi lugar, Herbie a tope y, por supuesto, una nueva adaptación de La montaña embrujada. Esta vez como un film que, sin llegar a ser una superproducción, contaba con un The Rock en su máximo esplendor y un montón de efectos especiales de la nueva hornada. La película es una cosa totalmente tontorrona y blanca para ver con los más pequeños un domingo después de comer. No ofende pero tampoco nos alegrará la tarde. Más de lo mismo pero sabiendo desde el primer minuto que los niños son marcianos y quien les persigue es el ejercito y una especie de Depredador, además de un perdidísimo Dwayne Johnson buscando el favor del público más infantil. Una de las pocas gracias es el cameo de Ike Eisenmann y Kim Richards, los niños de la original.
1 comentario:
Yo he querido ver esta pero no la he encontrado.
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