Es precisamente con esta peli, y su consecuente Oscar, que pega el salto definitivo. Luego se marcó un par de pelotazos seguidos con las dos partes de Sister act y Made in America, que, en parte, funcionó por su romance con el pobre de Ted Danson.
Jonathan R. Betuel, que venía de escribir y dirigir Mi proyecto científico, comenzó a darle vueltas a un film puramente cómico, con dinosaurios por en medio, después de ver Jurassic Park. En la época cualquier cosa que oliera a diplodocus daba dinero, como lo demuestran las varias series de animación con reptiles verdes que inundaron la franja infantil de las televisiones o los films que se apuntaron a la moda (Carnosaurio, Prehysteria!, La isla de los dinousaurios).
Eso hizo que no le resultara difícil convencer a la New Line para que se marcase una producción con mucho dinero de por medio.
Los dinosaurios han sido revividos por obra y gracia de un científico. Los bichos verdosos, lejos de ser unas fieras, son bastante afables, llegando a hablar y adquirir las costumbres humanas como vestirse y conducir, con lo que la convivencia con los humanos es cordial.
Un día aparece un dinosaurio muerto, y para su investigación se juntan a una humana y un dinosaurio policías.
Dino Rex (o Theodore Rex en su idioma natal) parte como una buddy movie clásica a más no poder: dos personas antagonistas han de limar sus diferencias para llevar a buen puerto una investigación. Todo ello en un quiero y no puedo constante, ya sea porque su director es bastante incompetente a la hora de dirigir y guionizar, o porque el presupuesto, que era bastante generoso, no se supo invertir adecuadamente.
Si juntamos Blade Runner, el pato Howard, lo peor de las Tortugas ninja y Dinosaurios, aquella serie de televisión de la factoría Jim Henson, tendremos una estupidez como una casa. O lo que es lo mismo, Dino Rex.
Todas estas comparaciones no son para nada gratuitas. El argumento parece un plagio encubierto de la película de Ridley Scott. Si allí teníamos un investigador rodeado de replicantes y aparece un creador que fabrica juguetes, aquí pasa más o menos lo mismo, tenemos un tipo que crea juguetes con vida y simplemente hay que cambiar los replicantes por dinosaurios. Además de tener algún que otro puesto de comida ambulante y que mucha parte del rodaje ocurre de noche. Aunque esto último parece más para disimular sus decorados, que parecen sacados de los Teletubies.
Dino Rex no es mala, es mucho más que eso. Con ella el concepto de "peli mala" adquiere un nuevo significado. Todo en ella es ridículo. Desde la propia protagonista, que es acojonante como se dejó vestir con semejante atuendo, unas mallas de licra que le dejan al descubierto uno de los culos más gordos que he tenido la desgracia de ver. Esa señora tiene que tener serios problemas para descansar sus posaderas en un wc de medida estándar.
Lo único salvable, y esto cogiéndolo con pinzas, son los dinosaurios, que parece que hayan usado los mismos moldes que los que usó el equipo de Henson en la serie Dinosaurios. Eso sí, aquí con mucha menos movilidad y con menos personajes. Esto es patente en la escena de una discoteca donde se nota que la cámara no puede moverse ni un milímetro no sea que se note que ahí no hay más monigotes.
Por ahí también corrían los hermanos Chiodo (Killer Klowns), aunque su trabajo aquí es tremendamende decepcionante, simplemente se encargaron de un par de muñecos a los que dieron vida a la vieja usanza de los ventrílocos.
El film fue un fracaso antes de su estreno. Al poco de empezar el rodaje, Goldberg hizo un amago de fuga al ver el desaguisado en el que se había metido, pero los productores le recordaron que tenía un contrato y si no lo cumplía se le podían caer las rastas.
Aun y así, una vez finalizada, los productores se quedaron de piedra ante tal despropósito y ante la que se avecinaba decidieron no estrenarlas en cines y sacarla directamente a vídeo. Convirtiéndose en su momento en la película lanzada directamente al mercado doméstico más cara de la historia. Más de 40 millones de dólares se dejaron.
En cambio, aquí, que nos lo tragamos todo, sí se estrenó en cines de la mano de Lauren. Evidentemente pasó con más pena que gloria por nuestra cartelera. Y no me extraña.
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