El personaje del doctor John Dolittle pertenece a una serie de libros infantiles escritos por Hugh Lofting en los años 20. La serie tuvo tanto éxito que acabaron siendo doce los libros protagonizados por el personaje. El último editado en 1952.
Dado el éxito de la saga era más o menos normal que Hollywood se fijara en ella y la convirtiera en celuloide. De todas formas hay que apuntar que anteriormente los personajes creados por Lofting ya habían traspasado las páginas impresas: en un corto animado de Lotte Reiniger (especialista en cuentos infantiles animados con siluetas) en 1928 y seriales radiofónicos en los años 30.
Como decía, Dolittle tenía que acabar apareciendo en cines y fue gracias al productor Arthur P. Jacobs, que en un principio tenía una agencia de actores y de la mano de Marilyn Monroe se metió en el cine cuando esta iba a protagonizar Ella y sus maridos, producida por Jacobs. Pero Monroe murió y el papel protagonista acabó en manos de Shirley MacLaine.
Arthur P. Jacobs siguió produciendo películas y en sus manos cayó el proyecto de este Doctor Dolittle.
Como la Fox había tenido un gran éxito con Sonrisas y lágrimas vieron claro que el film se tenía que hacer en formato musical y para que compusiera la banda sonora se contrató a Leslie Bricusse, un letrista inglés que había compuesto canciones para Sammy Davis, Jr., Frank Sinatra o Shirley Bassey, entre otros/as; y que acababa de tener un gran éxito en Broadway con Stop the World – I Want to Get Off. Años después colaboraría en el score de Un mundo de fantasía.
Y aunque estuvieron tentados de coger algún director especialista en musicales se contrató a uno con experiencia en efectos y trucajes varios como Richard Fleischer, que venía de dirigir 20.000 leguas de viaje submarino, Los vikingos y Viaje alucinante.
Para el papel de Dolittle se contrató a Rex Harrison (que en mitad de la preparación del film se fue, siendo sustituido por Christopher Plummer pero después volvió) y por ahí también encontraríamos gente como Richard Attenborough, Samantha Eggar o Anthony Newley.
Aparte de las idas y venidas de Harrison los problemas de la producción fueron varios con los animales: patos que se ahogaban en el estanque, malos olores y multitud de moscas, ardillas que se comían los decorados y varias lluvias torrenciales que paraban el rodaje.
Quebraderos de cabeza que no hicieron otra cosa que triplicar el presupuesto, en un principio presupuestado en 6 millones de dólares que acabó costando 18. Hay que mencionar que por ejemplo ese mismo año Bonnie and Clyde costó 2,5 millones, El graduado 3 o Casino Royale 12.
A todo eso hay que añadir una gran campaña de promoción de la peli con infinidad de merchandising.
Yo, que soy amigos de los musicales (y cuanto más bizarros mejor), puedo decir sin sonrojarme que este El extravagante doctor Dolittle es un bodrio de tomo y lomo y que su único interés es más por el desastre que supuso para la Fox que por sus logros artísticos.
La película es un auténtico desastre y aburrida, muy aburrida. Y es que su argumento no da para esas casi 3 horas que dura (y eso que recortaron un par de canciones en la edición final). Porque durante su primera hora lo único que vemos es a Dolittle interactuar con los animales y poco más. Luego, no me enteré muy bien porqué, le da el antojo de ir a buscar un animal místico, un caracol rosa gigante que vive bajo el mar. A partir de ahí parece que es cuando empieza la historia y nos da la sensación que el film coge unos tintes aventureros cuando los protagonistas van a parar a una isla flotante habitada por unos indígenas la mar de cultos. Resumiendo, mala y aburrida a rabiar.
Ah! Y que nadie se espere un musical como en los de la época, porque aquí no hay números musicales, y es que Rex Harrison tiene menos movilidad que el Gazpacho de los Fruittis.
Los efectos especiales (recordemos, ganadores del Oscar) son muy miserables con esa llama de dos cabeza que se nota que es un disfraz o el caracol gigante o la polilla también gigante del final de la peli.
Una cosa que me ha hecho gracia es que al ser una peli más o menos larga hacen un parón a mitad de película, incluso ponen un cartelito en pantalla. Muy freak todo ello.
Curiosamente el fracaso de El extravagante doctor Dolittle (recaudó solamente 9 millones de dólares y la crítica la vapuleó) hizo peligrar la siguiente producción de Jacobs: El planeta de los simios. Y tanto influyó que la Fox, que se encontraba en una situación económica muy delicada, le obligó a rodarla con un presupuesto muy justito, (menos de 6 millones de dólares) además de aprovechar un lago que habían construido para la película de Dolittle.
Uno de los aspectos más oscuros de la peli es como la Fox se dedicó a untar a los miembros de la academia, consiguiendo ser nominada en 9 apartados (entre ellos mejor película), ganando el de la mejor canción y mejores efectos visuales. No hace falta decir el revuelo que causó este hecho, y hoy en día eso de dar regalos y cositas varias a los miembros está absolutamente prohibido.
Como es sabido a mediados de los 90 Eddie Murphy volvió a resucitar al personaje en cines (sin su componente musical) con una saga de películas tan infantiles como ridículas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario