Con semejante carátula me cuesta creer que no alquilara esta cinta hace 25 años. Otra vez el sentido arácnido (que, por otro lado, debo tener totalmente atrofiado) me salvó de una masacre neuronal. Y es que la imagen para la carátula mola mucho. Pero, dejémoslo claro desde el minuto 1, es una total engañifa. Y ahí estaba Filmayer, mítica distribuidora que ya había perdido la exclusividad de traernos las pelis Disneyy se intuía que aquello acabaría mal.
Estamos ante una película que roza lo amateur mal entendido, distribuida directamente para el mercado del VHS, y que, muy posiblemente, salió a la luz únicamente por la presencia de un David Warner que nunca acabamos de entender como pudieron engañarlo para participar en semejante desbarajuste.
Para que te hagas una idea de lo mal que está el asunto. La película se rodó en una de esas ferias que con actores amateurs recrean como se vivía en la época renacentista. Uno de esos sitios donde curraba el prota de Asfixia de Chuck Palahniuk, por si la has leído.
O sea, que nada de lo que vemos en la carátula nos lo vamos a encontrar en los 90 interminables minutos que dura esta cosa. Esta no es una de esas de caballeros con brillante armadura y bravo corcel. No, aquí hay gente con ropajes de campesinos y que viven, en su mayoría, en poblados formados por cuatro cabañas de mimbre en medio de un cochambroso bosque. Apenas veremos en interior de un supuesto castillo durante un par de minutos pero que, la verdad, da más bien penita.
Luego entraríamos en el asunto argumental. Una movida de hermandades estilo Assassin's Creed que viven ocultos y buscan un mapa de Arquímides para recuperar un tesoro o no sé qué mierda. Además de Arquímides tenemos por ahí a un Leonardo que básicamente es retratado como un tontolaba y putero. Efectivamente, el rigor histórico del film es simple y llanamente nulo. Además de meter al pobre de Leonardo en la Inglaterra medieval, tenemos gente con cascos estilo vikingo, la aparición de armas de fuego o documentos que lucen unas maravillosas grapas. Un desbarajuste de la mano de un tal James Dodson, un lechuguino con nula destreza para esto del celuloide como demuestra una filmografía corta y con subproductos de serie B de los más costrosa.
En el cast, además de un David Warner sobreactuado haciendo de doble papel (del mentor del bueno y del malo), tenemos a Olivia Hussey, la que fuera Julieta en la oscarizada versión del 68 de Zeffirelli; y a Sarah Douglas, la Ursa de Superman I yII y la reina Taramis de Conan el destructor.
Por lo demás, una bazofia indigesta que ni vale para los pirados de la espada y brujería.
Todos nos sabemos de memoria aquello de que Kubrick era una obsesivo de controlar todo lo que tuviera que ver con su obra. No sólo en el proceso de filmación, si no que la cosa iba mucho más allá. Desde hacer que todos los cines que tenían la primera copia comercial de El resplandor cortaran de la bobina el epílogo del hospital; hasta mandar pintar la sala de un cine que proyectaba La naranja mecánica; o, muy conocido, el supervisar el doblaje en muchos países. Si te fijas, la mayoría de sus películas tienen un doblaje con voces muy extrañas, muy poco reconocibles para lo que se solía escuchar en la época. Esto era porque buscaban demasiado las similitudes de timbre entre los actores de la película y los que ponían la voz. Al final se acababa descuidando la interpretación de la voz, más importante que tener una voz "chula". Y ahí está El replandor, el ejemplo más conocido de doblaje-arruina película. Eso sí, ya es tan mítico que nadie se plantea un redoblaje.
Y es el caso de El resplandor donde Kubrick volvió hacer de las suyas. Como ya deberías saber Jack Torrance quiere escribir una novela en su estancia en el fantasmagórico hotel Overlook, siempre y cuando la histérica de su mujer le deje. Pero al final lo que acaba escribiendo es "All work and no play makes Jack a dull boy". Bueno, esto era en su versión original pues el director decidió adaptar la frase a otros idiomas entre ellos el castellano con "No por mucho madrugar amanece más temprano". Lamentablemente el salto a las versiones digitales hizo que nos perdieramos este detalle del tito Stanley (además de los títulos de crédito iniciales y finales totalmente traducidos).
Sin más preambulos, te dejo todas las escenas traducidas que nunca antes habían estado en el interné (incluida la que se ve la famosa sombra del helicóptero). Que vagi de gust!
Mike Hodges acabará pasando a la historia cinematográfica como el director de Flash Gordon, pero no hace falta rascar mucho para encontrarnos una filmografía rica en títulos de nivel y con pedigrí. Un par de binomios con el monstruo Michael Caine como Asesino implacable (también conocida como Get carter) e Historias perversas, que es como titularon aqui a Pulp. Un despido fulminante a golpe de revolver en La maldición de Damien; algún telefilm como Missing Pieces que por estos lares salía en vídeo con el título Missing 2 (¿?); o una colaboración con Mel Smith y Griff Rhys Jones totalmente fallida como es Los locos del planeta Blob. ¡Incluso rodó dos videoclips de Queen! El insustancial de Flashy uno tan gay que sonrojaría al propio Mercury: Body languaje. Es por eso que, precisamente, su film más conocido para el fandom es una salida de tono en su currículum. ironías de la vida.
Más allá del arco iris nace de una serie de noticias que va leyendo en los periódicos norteamericanos donde trabajadores de grandes empresas que habían criticado la falta de seguridad del lugar de trabajo, acababan muriendo en accidentes laborales. El propio Hodges hablaba de un grupo de trabajadores que acabaron calcinados después que en su empresa hubiera un incendio. Al parecer las puertas estaban cerradas a cal y canto cuando se produjo el fatídico accidente. Accidente que luego veríamos en la película.
Además de estos recortes, el director puso unas gotas de mecánica cuántica, que por la época empezaba a interesarle mucho.
En el film se mantiene esa estética noir que tanto gusta al director, con gente que vive entre hoteles y trenes, que van de town en town vendiendo su "película" y cuando ha sacado unos cuantos verdes se baja en la siguiente estación. Todo ellos rebozado con sombreros, abrigos largos y whiskys con hielo. El tándem de padre e hija (formado por Jason Robards y Rosanna Arquette) se dedican a pasear la historia de que ella es una médium que pone en contacto a los que la van a ver con sus seres queridos que están en el más allá. Lo que en un principio se nos antoja como la clásica historia de timadores que se aprovechan de los despistados o desesperados. Pero pasaremos a ver que esto no es así. Arquette realmente es capaz de tener "contactos" e, incluso, en cierto punto la capacidad de ver el futuro. Por en medio la trama del asesinato del empleado que denuncia a su propia empresa y las pesquisas de un periodista con la cara de Tom Hulce.
La peli empieza, como comentaba antes, cual peli de embaucadores que van por pequeñas ciudades, pero poco a poco van apareciendo gotas de fantástico. Empieza con esa protagonista a la que su reloj se adelanta una hora y que, poco a poco, empezamos a ver que realmente sí tiene algún poder. Hodges consigue darle los toques necesarios para que la película esté siempre en ese umbral que nunca acaba de traspasar hasta ese final tan de historia clásica de fantasmas. Un final de aquellos que algunos se piensan que inventó El sexto sentido, pero que han estado ahí toda la vida.
El film pasó sin pena ni gloria por las taquillas de medio mundo por culpa de una distribución bastante deficiente. En USA corrió a cargo de una Miramax en horas bajas, años antes que apareciera su salvador Tarantino, condenándola al direct to video. Sin ir más lejos, por estos lares no nos llegaría hasta finales de 1991.
Sangre y arena (1989) de Javier Elorrieta. Con Sharon Stone, Christopher Rydell, Ana Torrent, Guillermo Montesinos, Simón Andreu, Antonio Flores, José Luis de Vilallonga, Tony Fuentes, Julia Torres y Aldo Sambrell.
Acosada. El hombre que regresó de la muerte (1985) de Sebastián D´Arbó. Con Victoria Vera, Martín Garrido, José María Blanco, Carlos Martos, Jordi Serrat, Mercedes Albert, Antonio Molino Rojo y Victor Israel.
El caso de La puerta es curioso, porque, pese a tener los elementos necesarios, no se ha convertido en objeto de culto a nivel de Los GooniesoUna pandilla alucinante. Sí que tiene su fandom, pero mucho más reducido y se ha quedado en esa segunda división ochentera de las reivindicaciones de los que eramos infantes en la época. Hasta Mi amigo Mac está más reivindicada. Aunque eso sí, de una forma totalmente humorística y de choteo.
Un infante Stephen Dorff vive en el clásico suburbio spielberiano. Intuimos que el chaval debe ser de los raritos de su cole porque solamente lo vemos interactuar con otro chico que éste sí es todo un frikazo del heavy. Entre sueños y pesadillas de un árbol del jardín que es calcinado por un rayo, descubrimos que algo de realidad hay en ello cuando el mocoso se despierta y descubre que, efectivamente, el árbol está hecho fosfatina y ha dejado un inmenso agujero. Agujero que propiciará la llegada de unos seres maléficos que le joderán el finde al pobre de Stephen.
Si decía antes que el film ha quedado con los años a un segundo plano es porque hay muchos elementos que lastran el visionado. Sin duda, el gordo es lo mal explicada que está. Uno nunca acaba de entender el porqué suceden algunas cosas, personajes que van y vienen y que hasta casi mitad de película la trama que realmente nos interesa, la de los monstruitos que salen del agujero, no hace acto de presencia. Aunque esto último, todo hay que decirlo, no molesta demasiado.
Esto de la falta de pericia a la hora de contar la historia, por momentos, la lleva al siempre peliagudo terreno de cine trash, Z, amateur... llámalo como quieras. Y no es sólo una cuestión de medios, si no de la poca traza y/o inexperiencia del director y/o guionista. Cosa ésta bastante más frecuente de lo que parece en los 80, donde, comparado con la actualidad, había cierta "facilidad" para conseguir llevar a buen puerto producciones. Básicamente por, como ya se ha leído en repetidas ocasiones en este blog, había necesidad de llenar las estanterías de los videclubs. Daba igual como fuese, se le ponía una carátula vistosa y el personal picaba como las moscas en la mierda.
Por contra, tenemos unos efectos simplemente brutales. Todos de la vieja escuela, of course. Stop motion, perspectiva forzada, cromas... Todo un festival para los que el digital nos deja fríos. Sin duda, el punto álgido es ese zombie que cae al suelo y se convierte en un montón de esos seres diminutos que, en su mayoría de escenas, eran señores disfrazados con trajes y máscaras, donde sólo uno ellos tenía un limitado sistema de movimiento facial. Cosas del low cost.
Tibor Takacs, que por si no lo sabes es el dire de todo esto, venía de esas primeras generaciones que podían costearse un equipo de filmación casera que le dio para, junto amigos y familiares, parir cortometrajes. Uno de ellos (Snow) recibió cierto reconocimiento en festivales, lo que le facilitó el contacto con John Kemen, al que le intentó convencer que le produjese un guión titulado The Girl Who Owned a City, que acontecía en un futuro donde no había adultos. Pero al productor no le interesó ese guión y le ofreció la posibilidad de dirigir una de las dos producciones que tenía entre manos. Evidentemente ya sabemos que se acabó adjudicando el de La puerta, pero el otro, el que descartó, era El aparecido, otro film con cierto culto.
El film acabó teniendo problemas para iniciar su rodaje, lo cual fue una bendición para el señor Takas y su equipo, que les permitió tener mucho tiempo para la preparación de los efectos especiales, obra de Randall William Cook, que ya venía de estar en Los cazafantasmas y la secuela de Poltergeist. Luego siguió en la serie B con Doctor MordridyAutopista al infierno, para pasar a las superproducciones como la trilogía de El señor de los anillos, con la que ganó un Oscar por cada una de ellas.
La puerta tuvo un paso por la taquilla norteamericano más que bueno. Costó algo más de 2 millones y recaudó 14. Para que te hagas una idea, Una pandilla alucinante es del mismo año y sólo recaudó 4 y había costado 12. En cambio, el tiempo le ha dado la vuelta a la tortilla y el film de Fred Dekker ha dejado más poso entre las audiencias de la época.
La puerta 2 (The gate II, 1990). La siguiente película de Takacs, pese a la buena acogida de La puerta, fue otra serie B como Lecturas diabólicas. El film no funcionó tan bien, cosa que ayudó la mala distribución que tuvo. Su siguiente movimiento era volver a coger oxígeno regresando a terreno abonado con la secuela de La puerta (lo mismo que haría poco después Anthony Hickox con Waxwork y Waxwork 2). Lo primero que llama la atención es que aquí el protagonista es el amigo heavy de Stephen Dorff. Según explicaba el propio Takacs, esto era algo totalmente intencionado y no que Dorff no quisiese participar en la secuela. Pero lo realmente que llama la atención es la poca conexión que hay entre ambos films pese a que tengan en común esos mini demonios o lo que diantres sean. Si en la original todo sucedía en una casa, aquí hay un montón de localizaciones. Los personajes no dejan de ir de aquí para allá y los usan como si fueran un Wishmaster cualquiera, de esos que conceden deseos que se acaban volviendo en tu contra. Realmente se quisieron desmarcar de la original y se pasaron de frenada. La puerta 2 costó el más del doble que su predecesora y apenas recaudó una tercera parte. Habría que ver en que condiciones se estrenó, pues la productora quebró y el film no se estrenaría en los USA hasta un par de años después, 1992. Este nuevo fracaso supuso el revés definitivo para su director, mandándolo al siempre peliagudo terreno televisivo donde estaría detrás de cosas tan variopintas como Sabrina, cosas de brujas; Loca academia de policía, la serie; o El cuervo. Ya en el nuevo milenio y en pleno boom de los DVD se enganchó a esa retahíla de productoras de boñigas como es Nu Image (luego recicladas al mundo del VOD) y parió basuras catastrofistas o de insectos mutantes con mucho actor de aquellos que antaño vivieron días de gloria (Kristy Swanson, Christian Slater, Judd Nelson...): Rats, Mega snake, Arañas devoradoras, Tornado terror... Efectivamente, esas que emite Cuatro y con las que haces la siesta los fines de semana.