Porque tener éxito en el género fantástico siempre gusta, como también gusta recibir el reconocimiento en festivales estilo Sitges, pero al final lo que todo quisque que frecuente el mundo del celuloide quiere es triunfar en el cine "serio", el que aplauden los críticos y en el donde se dan los premios "importantes". Ahí tienes a gente como Raimi o Craven, que a la que les dejan te hacen Un plan sencillo o Música del corazón. Por lo que a Argento seguro que también le picaba aquello de recibir las alabanzas de Cahiers du cinéma y cuando ya había conseguido tres exitazos económicos pudo tener la carta blanca para salirse de su hoja de ruta.
Pero la realidad es que este era un proyecto que debía dirigir Nanni Loy, que curiosamente, una década antes, había realizado Los cuatro días de Nápoles, con muchos paralelismos con La quinta jornada y por la que fue nominado a un Oscar. Pero este se desentendió del proyecto y el productor, Salvatore Argento, miró hacia su hijo Dario.
También hubo cambios en el casting, siendo en un primer momento Ugo Tognazzi (seguro que te suena de Vicios pequeños de la que luego los yankis hicieran el remake La jaula de las locas) el elegido y desertando del proyecto al poco del inicio del rodaje. Como solución de urgencia se contó con Adriano Celentano, toda una institución del canteo en Italia y que acababa de tener pelotazos en el cine con Serafino o El guapo.
En la película de Argento vive las aventuras y desventuras de un ladronzuelo que, casi sin quererlo, escapa de la cárcel, y, junto a un panadero, se encuentra con las vicisitudes de los 5 días que tardó el pueblo italiano en amotinarse ante la ocupación austríaca a mediados del siglo XIX.
Pero, pese a a estas salidas del tono que nos tenía acostumbrado el director de Drácula 3D, no puede evitar volver a terreno conocido con cierto grado de hemoglobina, algún navajazo y una cabeza reventada por un disparo. Aunque más representativo es el momento que la pareja protagonista entran en una biblioteca y escuchan una cavernosa voz que pronto se descubre como un orondo personaje con muy mala pinta. Sin duda un momento que podría haber formado parte de cualquiera de sus películas de género.
Él mismo reconocería años después que el proyecto le superaba, siendo escrito para un director que que dominara la comedia como Nanni Loy. Zapatero a tus zapatos.
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