A Alex Winter lo conocemos todos. Quizá por el nombre alguno esté desubicado, pero si pensamos en Las alucinantes aventuras de Bill y Ted (y secuela) recordaremos al rubito que acompañaba a Keanu Reeves en sus locos viajes temporales. Los más avispados también lo recordarán siendo uno de los malotes de El justiciero de la noche (posiblemente la entrega más divertida de la saga de Charles Bronson) o haciendo de vampiro en Jóvenes ocultos. Incluso alguno lo habrá identificado en la previsible Grand piano.
La cuestión es que salvo esto poco más había hecho, y es que al tipo lo que le tiraba es la dirección. Es por eso que, después de El viaje alucinante de Bill y Ted, casi no se le vio delante de las cámaras. De todas formas, en su faceta como director la cosa no le ha ido especialmente bien más allá de realizar anuncios y videoclips. Muchos episodios de series, telefilms infantiles de Ben 10 y algún que otro documental, y desde hace años se rumorea que podría hacerse cargo del remake en 3D de La puerta (The gate). Como excepción a su desangelada filmografía tiene Fever, protagonizada por Henry Thomas y Teri Hatcher, que tiene bastante buena prensa pero aquí nunca nos llegó
Curiosamente, la película más conocida que ha dirigido fue con la que debutó, La disparatada parada de los monstruos (Freaked).
A primeros de los 90, Winter dirigía junto a su colega Tom Stern un programa para la Mtv llamado The idiot box, un programa de sketchs que tuvo gran aceptación, aunque por problemas presupuestarios la cosa no fue más allá de 6 episodios. Paralelamente trabajaron con Sam Raimi en proyectos que nunca llegaban a materializarse. Con este panorama acabaron escribiendo una película para lucimiento de la banda Butthole Surfers, a la cual Winters había dirigido en algunos clips. El proyecto no consiguió venderse y decidieron reescribir ese guión para convertirlo en una comedia más convencional que acabó comprando la Fox, concretamente su presidente, Joe Roth, que había sido director de La revolución de los novatos (!!!!).
Básicamente picaron porque les vendieron la moto que el propio Winters sería el protagonista y Keanu Revees también aparecería, con lo que el estudio estaba encantado de tener a la pareja protagonista de Bill y Ted.
La disparatada parada de los monstruos, que en un primer momento debía titularse Hideous Mutant Freekz, acabó siendo un cruce del Freaks de Browning y La isla del doctor Moreau con una pátina de cartoon, humor made in Mad y montaje videoclipero, donde una ex estrella infantil viaja a un país de sudamérica para promocionar unos contaminantes productos fertilizantes, acabando en manos de un loco que usa el producto para crear criaturas y mostrarlas en su barraca de feria.
Todo ello con un reparto tan curioso como extraño: Brooke Shields, Randy Quaid (en un papel para el que querían a Geroge C. Scott y Oliver Reed), Deep Roy (el Oompa Loompa de Charlie y la fábrica de chocolate), Megan Ward (la chica de El cuchitril de Joe), Bobcat Goldthwait (el Zed de Loca academia de policía y ahora reconvertido a director), John Hawkes (el recepcionista de Identidad), Michael Stoyanov (de la serie Blossom), Alex Zuckerman (el niño pelirojo de Hook), Ray Baker (el dependiente de Memory Call en Desafío total) y Mr. T, cuando empezaba a estar chungo del cáncer que padeció. Caso aparte es Keanu Reeves, haciendo de chico perro, al cual siempre lo vemos bajo el maquillaje y está sin acreditar.
Con un film repleto de maquillajes y efectos (¡analógicos!) tenemos a gente tan conocida como Scream Mad George (un habitual de la factoría Yuzna) y Steve Johnson (Golpe en la pequeña China, Estamos muertos... ¿o qué?) y títulos de crédito a cargo de David Daniels, haciendo gala de su dominio de la técnica Strata-cut animation.
Con toda esta gente participando en la película y la Fox detrás, todo parecía que iba encaminado hacer una película de éxito. Es más, la major tenía preparada toda la artillería y se frotaba las manos pensando en el lanzamiento de figuras de los personajes, cómics y demás parafernalia.
Pero con lo que no contaban es que Joe Roth, presidente de la Fox y su máximo valedor, fue despedido y los nuevos mandamases de la productora no estaban nada contentos con el film y acabaron recortando el presupuesto. Tampoco ayudaba que en los pases de prueba el público saliera desilusionado porque pensaban que iban a ver algo estilo Bill and Ted, cosa que llevó a cortar muchas escenas.
Finalmente, el film tuvo un estreno minoritario sin apenas publicidad que la condenó al fracaso, recuperando menos de lo que se gastaron en los anabolizantes de Mister T. Aquí no nos llegaría hasta el 96, y su estreno en cines se limitó al Capsa en VOSE, al menos en Barcelona.
Todo esto no hizo si no acrecentar su estatus de película de culto que llega hasta nuestro días con ediciones especiales en DVD que se agotan como si nada.
Y no es para menos, pues ingredientes tiene de sobra: mucha coña del mundo de Hollywood, auto guiños, montones de efectos especiales y maquillajes flipantes, chistes visuales como el del ratón del ordenador o los ojos vigilantes, una duración super ajustada que apenas llega a los 80 minutos... Un clásico de los 90.
1 comentario:
Peliculón¡¡¡¡¡
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