A finales de los 90 Tim Burton estaba en una situación delicada. De el niño mimado de la Warner que era capaz de hacer películas que cosechaban grandes recaudaciones y recibían muy buenas críticas como Beetlejuice, Batman y Eduardo Manostijeras (que aunque no reventó taquillas tuvo una recaudación más que digna) pasó a no sacar los beneficios esperados y la crítica comenzaba a verle el plumero. Ahí están los Batman Returns (que pese a sacar una buena montaña de millones no recaudó lo que la productora esperaba), Ed Wood (que tuvo una distribución pequeñita y no muy buena, aunque la Disney siempre culpó a Burton por haberla filmado en blanco y negro con la consiguiente disminución de público) y Mars attacks! (desastrosa en taquilla y vapuleada por la crítica norteamericana).
Ante tal situación Burton era consciente que se le acababa el crédito y de la necesidad que tenía que los grandes estudios respaldaran sus proyectos que (casi) siempre han necesitado de presupuestos altos. Así que la jugada era clara, había que apostar por un proyecto de éxito asegurado, con lo que tuvo que guardar en el cajón los proyectos que más le apetecían (Sweeny Todd y los remakes de La casa Usher y El hombre con rayos X en los ojos). Es así como se acabó metiendo en la producción que le presentó Jon Peters (uno de los productores del primer Batman), Superman Lives o Superman Reborn (elijase el título preferido).
La idea era muy simple, se acercaba el 60 aniversario de la creación de el hombre de acero y había que hacer la misma jugada que 10 años antes con Batman, ¿y que mejor manera de empezar que contratando al director de ésta?
Después de un año de dimes y diretes y la famosa guerra Burton vs K. Smith la Warner, que ya se había gastado un montón de millones en preproducción, cancelaba el proyecto indefinidamente.
Así que Burton se quedaba compuesto, sin novia y sin su apuesta segura para encauzar su carrera.
Ahora retrocedamos unos años, concretamente a principios de los 90. Nos encontramos a un tal Kevin Yagher (un técnico de maquillaje y efectos que había estado implicado en algún Viernes 13 y en varias de la saga de Freddy Krueger) que se ajunta con un joven guionista que apenas había escrito algo para Historias de la cripta e intentaba mover un guión llamado Se7en que responde al nombre de Andrew Kevin Walker.
Entre los dos acaban escribiendo una versión del famoso relato de Washington Irving, The Legend of Sleepy Hollow.
El guión acaba en manos del productor Scott Rudin en la Paramount, major que, por una extraña clausula, tiene la obligación de cederle a Francis Ford Coppola cualquier proyecto relacionado con el relato de Irving.
Después de mucho divagar el director de El padrino deja de interesarse por el guión, en ese momento Scott Rudin decide aprovechar la cancelación del nuevo Supermán y enviarle el libreto a Burton, el cual aceptó rápidamente al comprobar que era una oportunidad para homenajear a su querida Hammer. Aunque eso sí, hizo tropecientas revisiones del guión que, en un principio, era fuertemente crítico con la sociedad, la política y la religión de la época.
Para poner en marcha el film volvió a contar por tercera vez con Johnny Depp, después que los guionistas propusieran a Liam Nesson y Brad Pitt.
Y como partenaire a Christina Ricci, que parecía que era cuestión de tiempo que acabara trabajando con el director californiano, que al igual que a Winona Ryder en Eduardo Manostijeras le tiñó el pelo de un imposible rubio.
También estaba por ahí Casper Van Dien, que parecía un valor en alza después de Starship Troopers y Tarzán y la ciudad perdida pero que de ahí no pasó, y Christopher Lee, en un pequeño papel al principio del metraje.
Aparte de Depp, Burton contó con otros viejos conocidos en su filmografía: Michael Gough, Jeffrey Jones, Lisa Marie, Christopher Walken y Martin Landau en un cameo sin acreditar durante el prólogo.
Ésto se repitió en el apartado técnico donde volvió a contar con Danny Elfman para la banda sonora, Larry Franco en la producción y Rick Heinrichs en el diseño de producción.
Desde la invención del cine el cuento de Irving ya se había llevado en infinidad de ocasiones a la pantalla, aunque quizá sólo un par son los más recordados. Uno es un telefilm, The Legend of Sleepy Hollow de 1980 protagonizado por Jeff Goldblum y dirigido por Henning Schellerup, un director de fotografia de género fantástico de serie B y Z que luego se especializó en dirigir telefilms de corte religioso.
Y el otro, por supuesto, es la versión en animación de Disney del 49 llamado The Adventures of Ichabod and Mr. Toad (La leyenda del jinete sin cabeza en tierras hispanas) que era terriblemente fiel al texto original. Es más, la versión del telefilm que antes comentaba usa claramente la referencia del aspecto visual del protagonista ya que Goldblum es muy parecido al personaje animado.
Es de esta versión animada de la que Depp sacó la idea de usar diferentes tipos de prótesis para alargar sus orejas, nariz y dedos y crear un personaje de aspecto grotesco, pero los productores rápidamente desecharon la idea. Aparte de esto Burton, gran admirador de la versión Disney, calcó algunos planos para su versión.
Pero aparte de algunos detalles éste nuevo Sleepy Hollow cambiaba bastante del original, donde el protagonista Ichabod Crane, un larguirucho profesor de escuela que llega al pueblo de Sleepy Hollow, una colonia holandesa en el New York del siglo XVIII. Allí se enamorará de una joven que, a su vez, está medio prometida con el héroe local, Brom Bones.
En el pueblo hay una vieja leyenda local en la que un jinete sin cabeza que aparece por las noches se dedica a rebanar pescuezos, aunque al final del relato el autor no deja claro si el jinete es real sí que se puede llegar a la conclusión que es el propio Brom Bones disfrazado.
En la versión Burton la cosa cambia bastante, Crane es un policía de ciudad que comienza a experimentar con técnicas forenses que es enviado a Sleepy Hollow a investigar la muerte de varias personas después de ser degolladas. Y aunque el protagonista intenta imponer la ciencia a lo paranormal, buscando un asesino de carne y hueso, al final nos encontramos a un jinete decapitado que corta cabezas a diestro y siniestro.Estrenada en noviembre del 99 en USA (aquí tuvimos que esperar a finales de enero del siguiente año) la película funcionó francamente bien en taquilla donde practicamente triplicó su presupuesto, además de tener críticas bastante favorables, aunque también hubieron sectores que le reprocharon algunas escenas subidas de tono sangriento, que sin llegar a ser lo exageradas de un slasher sí que tienen su dosis de salpicaduras, sobre todo tratándose de una producción de esta envergadura. Por ejemplo, el jinete actúa con bastante crueldad ya que es capaz de degollar a un niño (aunque esto no se vea) o de partir por la mitad al personaje de Casper Van Dien.
Sin duda el punto fuerte de la película es su aspecto visual, con todo ese pueblo construido en Lime Tree Valley (Inglaterra) o la figura del jinete que de por sí ya es imponente y aquí se le saca mucho partido al igual que al árbol que hace de puerta entre este mundo y el infierno; y sobre todo por la magnífica fotografía de Emmanuel Lubezki, con unos colores grises, azules, marrones y verdes fuertemente contrastados fruto del proceso de revelado de la película.
Y aunque se evitó usar en demasía el ordenador hay algunos efectos generados por éste. Unos apenas se notan, pero otros, como la deformación de la cara de la bruja del bosque, son terriblemente malos (sobre todo esta secuencia que no viene a cuento y era facilmente prescindible). Como también es mala la interpretación de Depp, que parece que únicamente no molesta en personajes esperpénticos a lo Jack Sparrow, porque en cuanto tiene un papel que exige estar contenido lo destroza.
Y sin ser mala la banda sonora de Elfman es correcta sin más. Apenas sobresale y poco aporta a la imágenes de Burton como hacía antaño.
2 comentarios:
NI he visto ni conozco esa versión de Disney, además que Inland empire es dvd.
Ahí lo tienes dividido en cuatro parte, muy rico él:
http://www.youtube.com/watch?v=70SAxU4dt94
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