Contacto en Londres (1979) es de esas pelis que uno recuerda de la infancia ochentera donde cualquier cosa acababa saliendo en vídeo, y si encima venía en esas cajas blanquitas con el dibujo del Mickey mago de Fantasía que se gastaba Disney acababa cayendo sí o sí. Aún y a sabiendas que la Disney estaba en su etapa más negra como ya comenté hace un año con cositas como Los ojos del bosque o El carnaval de las tinieblas.
Tenemos a Luther Starling, un agente secreto teenager de la CIA (nada que ver con el Agente juvenil de Richard Grieco) que viaja al Reino Unido a pasar unos días de vacaciones con su amigo Roger, que no tiene ni idea del trabajo de Luther. Pero una vez en suelo británico se verá envuelto en el secuestro del profesor Buchinski, que a descubierto una fórmula que cambiará el mundo, por parte de la organización criminal Omega. La peli, que en USA se tituló The omega connection y en el resto del mundo The London connection, es un telefilm para el Disney channel, aunque en algunos países como Inglaterra se llegó a estrenar en cines. Y es que su condición de telefilm no engaña a nadie, aparte de notarse como una producción "modesta" (actores desconocidos, muchas callejuelas poco transitadas y explosiones de mascletá) sus fundidos a negro para dar paso a la publicidad no dejan lugar a dudas. Viendo el argumento una cosa está clara, y es que está sobadísimo y frescura más bien poca.
Pero claro, a los infantes ochenteros eso nos daba igual si el agente secreto se gasta gadgets a lo James Bond como es el caso: pulseras a lo nomeolvides que modulan la voz, maquinillas de afeitar que lanzan dardos, relojes que lanzan gas y cualquier chorradilla por el estilo, aparte de que se marcan un coche que lanza balazos a través de los faros o una moto con sidecar incluido que dispara cohetes y bombas de humo.
Y es que, evidentemente, las comparaciones con las pelis de Bond son inevitables (a la vez que odiosas) con ese agente secreto que va de chanante y que se pasa la mitad de la peli con un jersey de cuello de cisne y una chaqueta de capitán de barco y la otra mitad con una chupa ajustada (posiblemente Massimo Dutti-free), pero eso sí, siempre con pantalones de campana; y que nada más empezar la película nos ofrecen, como en las pelis Bond, un prólogo donde vemos una pequeña aventurilla del agente Starling que, evidentemente no es buscado, lleva un atuendo que recuerda poderosamente al de Diabolik (véase vídeo).
Como ya he dicho antes es un telefilm muy de baratillo con un elenco bastante desconocido con Jeffrey Byron y Larry Cedar a la cabeza. El primero no pasó de hacer algún papelillo en series y telefilms y el segundo tres cuartos de lo mismo, donde su máximo esplendor fue hacer de gremlin en el sketch que dirigió George Miller en la película de En los límites de la realidad (Twilight Zone). En cuanto a la dirección teníamos a Robert Clouse, un especialista en películas de artes marciales, algunas de ellas con Bruce Lee como Operación dragón y Juego con la muerte. Ya entrados los 80 siguió con este género pero ya con pelis mas modestillas como Ironheart.
Y aunque Contacto en Londres no sea un portento de efectos y escenas espectaculares posee mucho ritmo, los protas siempre están de un lado para otro persiguiendo o siendo perseguidos, cosa que seguro que ayudó la experiencia del director en películas de más acción. Que aún siendo un producto Disney no hizo una película excesivamente infantil, aunque tampoco pudo evitar poner algún resorte cómico como son esos policías de Scotland Yard que no paran de destrozar coches.
1 comentario:
que infancia la tuya...
en mi barrio las de Disney eran más caras que el resto, nunca las alquilabamos
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