La mansión de Cthulhu (1991) es, para algunos, el principio del ocaso de Juan Piquer Simón, para otros toda su filmografía es un despropósito basada en la serie más zetosa. Otra cosa no, pero lo que no se le puede negar a Piquer fue su valentía al sacar adelante y materializar unas películas que nadie en su sano juicio hubiera rodado en este país. Aún y así hay que reconocerle su condición de remedo al buscar las migajas que dejaban los últimos éxitos procedentes de Hollywood, ya fueran géneros superheroicos, extraterrestres con niño o folletines subacuáticos.
En esta La mansión de Cthulhu nos encontramos a un mago de feria, Chandú, que a punta de pistola es obligado a sacar del recinto a un grupo de macarras que acaban de matar a un tipo en el tren de la bruja.
Al final acabarán en el caserón del mago, una casa que esconde fuerzas maléficas que se dedicarán a eliminar a los ocupantes de la casa.
El propio título ya nos ubica en el universo H.P. Lovecraft pero de ahí no pasa porque pese a que "oficialmente" la peli está basada en diferentes textos del autor estadounidense, esto no es más que otro de los innumerables señuelos del amigo Piquer.
La película adolece, entre otras cosas, de unos medios pobrísimos que acaban por afectar a todo el conjunto. Como el elenco, prácticamente desconocido, con Frank Braña, inefable en la filmográfia de Piquer Simón; Melanie Shatner, que su único logro es ser hija del capitán Kirk de Star Trek William Shatner; y Luis Fernando Alvés, habitual de series espanyolas. Y el resto es para hechar a correr, porque, como en toda la obra de Piquer, usa actores anglosajones (o al menos que dominasen el inglés) ya que eso le facilitaba la exportación de sus obras a nivel internacional.
Y es que el director valenciano siempre fue más allá y buscó por encima de todo el éxito comercial. Como el mismo dice: "Mis películas son de serie B aquí, pero salen al extranjero y siguen siendo serie B, mientras que el resto de españolas serán A aquí, pero luego salen por ahí fuera y no llegan ni a la serie Z más infame. Yo puedo presumir de que las películas que más dinero han hecho en Estados Unidos han sido las mías, por mucho que se festejen otros nombres."
Que cada uno lo coja como quiera, eso sí, en su defensa hay que decir que esto lo dijo a finales de los 90, antes de la eclosión de Almodóvar, Amenábar y compañía.
Los efectos tampoco es que sean mucho mejores, y eso que detrás estaba Colin Arthur, que había estado en películas con caché como 2001. Una odisea en el espacio, Simbad y el ojo del tigre, Furia de Titanes, Conan o el Allan Quatermain de la Cannon.
Y si a eso le añadimos un ritmo lentísimo pués la cosa no se acaba de encarrilar.
Por el lado positivo hay que destacar que cada una de las muertes intenta ser original, pero sólo "intenta" porque, al igual que la filmografía de Piquer, en su conjunto es un quiero y no puedo.
La película contó con los clásicos (y evidentes) problemas de presupuesto, a eso hay que añadirle que la distribución corría a cargo de Lauren que acabó dando más problemas y su estreno se alargó un año para acabar lanzándose directamente en vídeo.
El que tenía que haber sido el director de las secuelas de Barbarella y Orca, la ballena asesina ya nunca más tuvo "grandes" proyectos y se tuvo que conformar con esa especie de trilogía telefilmesca que componen La isla del diablo (1994), Manoa, la ciudad de oro (1996) y El escarabajo de oro (1996), que con suerte se estrenaban pero que apenas aguantaban una semana en la cartelera.
3 comentarios:
Y además "el la mension de chulju" sale Luis de Funes con turbante (vease foto)
Mmmm... muy cogidito por los pelos.
venga si es clavado macho
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