miércoles, mayo 08, 2019

Muñeco diabólico (y secuelas)

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Un asesino huye de la policía y acaba herido atrincherado en una tienda de juguetes. Apunto de morir coge uno de los muñecos y práctica un ritual vudú con él. Al día siguiente una mujer compra ese muñeco a un vagabundo para regalárselo a su hijo por su cumpleaños.

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A mediados de los 80 Don Mancini era un estudiante de la Universidad de California que empezaba hacer sus pinitos escribiendo guiones (El morador de las tinieblas). Interesado en tratar en unos de sus guiones la forma que tiene la publicidad de lavar el cerebro a los más infantes e inspirado por la fiebre de las Cabbage Patch Kids (aquí Muñecas Repollo), parió Batteries not incluided, donde un niño tenía una segunda personalidad que se dedicaba a matar a la gente (idea luego recuperada en La venganza de Pinocho). Aprovechando que uno de sus compañeros de habitación trabajaba en la Orion le pasó el guión para que lo viera alguno de sus jefes, llegando a manos del productor David Kirschner, que acababa de producir Fievel y el nuevo mundo junto a Spielberg. Lo primero que le dijeron es que el director de Tiburón estaba produciendo una película con ese mismo título (aquí Nuestros maravillosos aliados) y lo cambió por Blood Buddy.
 
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El libreto llamó la atención de la United Artist, pero tenían claro que tenían que hacer una reescritura y tampoco estaban muy convencidos que un inexperto Mancini lo mejorara y contrataron a John Lafia, que había escrito el thriller con toques de cine negro, The blue iguana, y estaba en la misma agencia que Kirschner.
Mientras Lafia retocaba el guión buscaron al director. Tanto Irvin Kershner como William Friedkin rechazaron la propuesta ya que la idea de un muñeco asesino les parecía poco menos que descabellada. Aprovechando el contacto con Spielberg llamaron a Tom Holland, que había dirigido un episodio para Cuentos asombrosos (el archiconocido del chico que inventa un líquido que hace cobrar vida las imágenes impresas) y había conseguido prestigio con Noche de miedo.
En aquel momento el guión había cambiado bastante desde el original de Mancini. En la reescritura de Lafia ya hacía acto de presencia el muñeco asesino, que había sido poseído por un reo que acababa de morir en la silla eléctrica (algo que puede hacernos venir a la cabeza el Shocker de Craven) pero fue Holland el que ideó la trama del vudú.


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Para conseguir que el resultado fuese bueno sabían que todo pasaba por un buen diseño del muñeco y que éste fuese un animatrónic en que diera el pego. Para ello se contrató a Kevin Yagher, que venía de trabajar en las primeras entregas de Pesadilla en Elm street, y realizó el muñeco a partir del diseño de David Kirschner y que sería controlado por más de diez personas. Además, se usaría a un enano, Ed Gale (Howard... un nuevo héroe) para algunas escenas en las que también se construiría los decorados a escala.

En un primer momento iban a llamar al muñeco Buddy (en un punto de la preproducción el título de la película era My Buddy), pero existía un muñeco de Playskool con ese nombre y para evitar problemas lo modificaron a Chucky. Curiosamente la ropa que luce el muñeco de la película es prácticamente igual que el de My Buddy.


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Para el elenco, Holland repetiría con Chris Sarandon como el policía que investiga el caso; Catherine Hicks como la madre desquiciada; Dinah Manoff (la Marty de Grease) como su amiga; Alex Vincent como el niño acosado y Brad Douriff como el asesino con pintas de Tommy Wiseau y la voz de Chucky.

El rodaje. que empezaría en invierno de 1988, sería poco menos que un infierno. Los problemas técnicos con Chucky crisparon a todo el mundo, sobre todo a Tom Holland y David Kirschner, que prácticamente llegaban a las manos en cada jornada de rodaje. Ya en primavera de 1989, la producción llegaría a su fin y Holland mostraría un montaje de 2 horas que no gustó demasiado a Kirschner, que volvió a llamar a Mancini, que hasta ese momento había estado fuera de la producción, para que le diera su opinión. Finalmente harían un remontaje que elimina más de media hora y usarían la voz de Brad Dourif para Chucky, que hasta ese momento había tenido la voz de Jessica Walter.

 
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Muñeco diabólico ha quedado como un clásico del terror moderno. Si bien es cierto que creó un nuevo icono dentro de la cultura popular al que hemos ido viendo deambular arrastrarse por las pantallas durante 30 años (y lo que le queda), la primera película marca un hit más allá de las secuelas. Ninguna ha conseguido superarla ni llegar a su altura. Aquí se apuesta por el terror puro (aunque hay algo de humor), e incluso se juega al despiste, empezando por el cartel y porque durante la primera mitad no vemos a Chucky cobrar vida y tira por el "podría ser el niño". Es más, el título original también es ambiguo (Child's play), aunque aquí se tiró por algo más exploit como Muñeco diabólico porque también la traducción de Juego de niños era impensable en la época que el programa televisivo de los Gallifantes estaba muy de moda. Aunque, si lo pensamos fríamente, toda esa ambigüedad no tiene sentido cuando hemos asistido al prólogo del asesino practicando vudú con el muñeco.

La película fue uno de los éxitos de aquel año, cosechando más de 30 millones sólo en USA (habiendo costado apenas 9), convirtiéndose en la segunda película de terror que más había recaudado aquel año, solamente superada por Pesadilla en Elm street 4. Aun y así, United Artist había sido comprada por un grupo empresarial que no estaba interesado en producir films de terror. Finalmente sería el propio Spielberg el que mediaría para que la saga acabara en poder de Universal para que se hiciera cargo de las siguientes entregas.



muñeco diabólico, tom holland, don machini, brad dourif, chuckyMuñeco diabólico 2 (Child's Play 2, 1990). Por alguna razón que nunca he entendido, la compañía juguetera de los Good guys recuperan el cuerpo de Chucky, lo restauran. y ¡tachán! ya tenemos al juguete en busca de Andy que ha sido adoptado por una familia.
Seguimos teniendo a Alex Vincent como Andy y a Dourif poniendo la voz de Chucky en la V.O. Entre las nuevas incorporaciones hay que destacar al desternillante Gerrit Graham (TerrorVision, El fantasma del Paraíso), Jenny Agutter (la enfermera de Un lobo americano en Londres) y Grace Zabriskie (la madre de Laura Palmer en Twin Peaks). Dirige sin demasiado brío John Lafia, guionista del original. Aun y así le quedó una película que se deja ver sin demasiados problemas aunque está lejos de la original. Costó 13 millones pero llegó sin problemas a los 30 solamente en USA.
A Chucky le cortan la mano y las piernas, lo funden con plástico líquido ardiendo y le meten aire comprimido hasta que explota. ¿Pensabas que todo eso sería impedimento para resucitarlo? Bendita ingenuidad.



muñeco diabólico, tom holland, don machini, brad dourif, chuckyMuñeco diabólico 3 (Child's Play 3, 1991). Todavía no se había estrenado la segunda entrega que Universal encargó a Mancini el guión de una tercera entrega. Así que en menos de un año teníamos esta tercera parte con un Andy ya adolescente que lo mandan a una escuela militar que es la versión hardcore de La chaqueta metálica, porque vaya tela con la gente con la que nos topamos. Paralelamente, reactivan la fabrica de los Good guys, ¿y qué pasa cuando la sangre de los restos de Chucky caen sobre el plástico fundido de la cadena de fabricación? Pues que volvemos a tener el espíritu de Charles Lee Ray en uno de los muñecos que se irá a la escuela militar en busca de Andy.
Con las prisas por estrenar y el poco tiempo que tenían, optaron por un director acostumbrado al apremio como Jack Bender, curtido en series y telefilms (Twin Peaks, La noche del baile de medianoche) y un cast tan anónimo como anodino. Esta tercera entrega es uno de los puntos bajos de la saga. La idea inicial que toda la nueva producción de Good guys tuviera restos de Chucky, con lo que tendríamos un ejercito de muñecos asesinos, era demasiado buena para ser verdad, pero el presupuesto manda y si ya se las veían y deseaban para animar un muñeco, imagínate cientos de ellos. Con lo que al final se acababa imponiendo el esquema de siempre del gato y el ratón. También se cargan de un plumazo aquello que Chucky sólo puede pasar su alma a la primer apersona a la que ha dicho su secreto, ya que aquí lo intenta con otro chico. Y no puedo dejar de pasar la oportunidad de comentar que ese niño aparece jugando a la Lynx, cosa muy extraña porque por la época lo normal es que hubieran sacado una Game Boy.
En USA apenas recuperó los 13 millones que había costado, haciendo que Chucky quedase en el olvido... al menos durante 7 años. 



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La novia de Chucky (Bride of Chucky, 1998). Una loca del coño, que resulta ser la antigua novia de Charles Lee Ray (pese a que por fechas no me cuadre), recupera el muñeco y con un conjuro lo resucita. A partir de ahí una roadmovie con sexo entre muñecos y mucho humor de sal gruesa.
Con un montón de años de letargo, resucitaron la franquicia con el presupuesto más grande hasta la fecha (25 millones de dólares). Aquí tenemos el salto del tiburón porque el personaje nunca volvería a ser el mismo. Se metió muchísimo humor (mucho chiste a costa de Christian Slater y Marilyn Manson). Prueba de querer romper con las anteriores es el título, que a partir de aquí sería el nombre del muñeco (más o menos lo mismo que se intento con Jason X).
Extraña decisión de darle la silla de director a Ronny Yu, que venía de hacer en USA Los guerreros de la virtud. Y más o menos consiguió resucitar la saga, lo que le sirvió para que le diesen el ansiado Freddy vs Jason un par de años después.
Un par de detalles de la versión doblada. Además de cambiar al doblador del muñeco (siempre lo había hecho Jordi Brau, voz habitual de Tom Cruise) aquí dejó de ser "Chucky" para ser "Chacky".
La película engatusó a la nueva generación de espectadores del cine de terror. Esto viene a ser la generación de Scream, Sé lo que hicistéis el último verano, Leyenda urbana... y toda esa retahíla de terror puritano y repleto de caras guapas. Pero quizá lo más importante fue que el merchandising empezó a coger fuerza y en la época era fácil ver muñecos de Chucky en las estanterías de las jugueterías. Aunque eso sí, con su nuevo aspecto lleno de zurcidos. Si querías el Good guy original lo tenías peludo. 



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La semilla de Chucky (Seed of Chucky, 2004). Tal como veíamos en el final de la anterior película, tenemos al hijo de la pareja protagonista en escena. El chaval fue encontrado por un tipo que trabaja en un circo haciendo un espectáculo de ventriloquía. A través de un programa de televisión que habla sobre una película basada en la "leyenda urbana" de los muñecos asesinos descubre quienes son sus padres y va en su búsqueda.
Habiendo funcionado tan bien La novia de Chucky no se la jugaron y siguieron en su línea cómica y exagerada, pero aquí todavía de forma más loca. Y se pasaron de frenada. Tanto que esta nueva entrega fue un fracaso (no llegó a recaudar ni 25 millones en todo el planeta). La idea de meta cine, con actores interpretándose a sí mismos, ya lo habíamos visto en La nueva Pesadilla y si allí no funcionó aquí tampoco. Es cierto que no lo hicieron de una forma tan densa como hizo Craven, pero aun y así la sensación es de tomadura de pelo y chistes baratos. En esta ocasión Don Mancini haría su debut en la dirección. En el elenco una rellenita Jennifer Tilly, John Waters como paparazzi, Jason Fleming (el Jekyll/Hyde de La liga de los hombres extraordinarios), Nicholas Rowe (el joven Sherlock Holmes de El secreto de la pirámide) en una mini aparición y la voz de Billy Boyd (el Pippin de El señor de los anillos). Y en la banda sonora Pino Donnagio, habitual en la filmo de De Palma, que aquí está bastante inspirado. La película no funcionó demasiado bien y apenas recuperó en cines lo que costó, con lo que Chucky volvió a descansar un tiempo.



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La maldición de Chucky (Curse of Chucky, 2013). Una chica minusválida vive en un caserón junto a su madre. Un día reciben un muñeco God Guy sin saber quién lo envía. Esa misma noche la madre aparecerá asesinada y Chucky volverá a las andadas.
Casi una década sin saber de Chucky. Normal, viendo el despropósito de la última entrega. Es por ello que ante una nueva película decidieron "volver" a los orígenes, y dejar el humor adolescente de lado, centrándose en el terror. Y, siendo cierto que les quedó algo más serio, el resultado global es de suspenso. Se nota que estamos ante una entrega destinada al mercado doméstico sin pasar por cines, ya que el presupuesto había menguado bajo mínimos (5 millones y aun así no lucen para nada), que toda la acción ocurra en un caserón y con escasos 5 o 6 personajes empobrecen mucho. Parece mentira que en la primera película el muñeco, que aquí vuelve a contar con retoques en el diseño, fuera mucho más real y mejor realizado que en ésta, pese a que haya una diferencia de 30 años. Aquí se abusa del contrapicado para poder disfrazar a un enano de Chucky, pero canta la traviata, al igual que ver al muñeco con unos movimientos acartonados y robóticos que dan más bien pena. Además de eliminar el humor para volver a la esencia original, se recupera la figura de Andy, Tiffany y Charles Lee Ray, siendo éste último el que peor parado sale, ya que explican bastante de sus orígenes, quedando en una especie de artista desquiciado. Está claro que el no saber demasiado de él y tenerlo como un criminal, le daba un aura más especial.
Volvíamos a tener a Brad Douriff no sólo poniendo la voz si no que volvía a encarnar al asesino. Pero el protagonismo recae en su hija, Fiona Douriff, y contamos con pequeñas apariciones de una muy envejecida y rellenita Jennifer Tilly y de Alex Vincent, el Andy original. 



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Cult of Chucky (Cult of Chucky, 2017). La prota de la anterior película está internada en un psiquiátrico. Su médico usará un muñeco Good Guy para el tratamiento. Paralelamente, Andy conserva la cabeza original de Chucky encerrada en una caja fuerte.
Secuela directa que siguen en la línea de la anterior. Poco medios y menos actores para un directo a DVD pobretón. Aquí por fin ponen en marcha la idea de tener a varios Chuckys, pero la falta de cash limita las posibles buenas intenciones. Los amigos del gore se podrán contentar con alguna que otra muerta bastante bestia y sangrienta. Eso sí, sangre digital.
Volvemos a tener a Fiona Douriff como protagonista, Alex Vincent consigue aparecer más en pantalla y Jennifer Tilly vuelve a tener una escueta aparición.


Y en cuestión de unas semanas nos llegará un remake que ha estado planeando desde hace muchos años. La Orion y la Metro parece que ya se han enterado que la gran lacra para la saga es el tándem Mancini-Kirschner y se los ha quitado de un plumazo y le han dado las riendas a los productores de la nueva versión de It. A Chucky lo han resideñado (se huele que el CGI estará muy presente), la voz la pondrá Mark Hamill (tenía que buscarse otra franquicia después de dejar de poner la voz al Joker) y la dirección la pone Lars Klevberg. Mancini ya ha salido renegando y rajando en plan rabieta porque no han querido contar con él. Eso es buena señal.

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