jueves, septiembre 15, 2011
No matarás... al vecino
Hace unas reseñas comentaba la fijación de Fred Dekker por escribir y/o dirigir películas llenas de referencias, y otro que es experto en estos menesteres es Joe Dante.
Parece que pocos se acuerdan, pero hubo una vez que Tom Hanks no era ese actor oscarizado y el chico que toda madre quisiera tener como yerno, si no que se montaba sus comedietas, algunas más afortunadas (Esta casa es una ruina, Big) y otras no tanto (Lo que cuenta es el final, Dos sabuesos despistados), y vivía de ellas hasta que hizo esa película que tiene nombre de queso para untar y se reconvirtió al actor made in USA que conocemos hoy en día.
En su etapa más cómica protagonizó este film que luce un humor negro por los cuatro costados. En un suburbio americano, o sea, el clásico barrio residencial de casitas donde el paperboy de turno pasa todas la mañanas y el lechero te deja la botellita en la puerta (rollo Spielberg ochentero) llegan unos nuevos vecinos. Nadie sabe nada de ellos, nunca salen, tiene el jardín hecho un asco... cosa que hace que los lugareños del lugar estén con la mosca detrás de la oreja y comiencen a investigar sobre la identidad de los misteriosos vecinos.
La película es el clásico ejercicio de Dante, que, como siempre, está acompañado por toda su troupe habitual: Corey Feldman (ya algo crecido y seguramente todo un experto en porros, farlopa y drogas varias), Henry Gibson, Dick Miller, Robert Picardo y Jerry Goldsmith en la banda sonora. En cuanto a otros nombre tenemos por ahí a Bruce Dern y Carrie Fisher, que pese a que no hacía mucho de su escena de princesa Leia embutida en un minúsculo bikini, aquí luce un aspecto de estar muy entrada en años y en otras cosas. Que no es precisamente Scarlett Johansson haciéndose fotos en pelotas, vamos.
Se podría decir que No matarás... al vecino (espantoso título el que se sacó de la manga el distribuidor de un intraducible The Burbs) fue el inicio del ocaso de Dante. El director surgido de la factoría Corman tuvo unos comienzos realmente fuertes con Pirañas, Aullidos, En los límites de la realidad, Gremlins, El chip prodigioso... sin duda nos encontramos con una especie de Spielberg a menor escala (no es casualidad que éste apadrinara algunos de sus éxitos). Pero el paso por la taquilla de la película que hoy nos ocupa no fue la esperada. Es cierto que casi triplicó su presupuesto, pero tratándose de una producción con Dante y Hanks en cabeza la productora esperaba muchísimo más millones en las taquillas.
Cierto es que el inicio de la trama es prometedor, con ese humor soterrado a costa de los arquetipos de vecinos (el obsesionado con lo bélico, el bocazas, el amanerado con su perrito llepafigues...), pero que lamentablemente no aguanta el último tramo de metraje, sobre todo por culpa de ese final demasiado blanco, apto para todos los públicos y demasiado made in Hollywood.
Después de su estreno la carrera de Dante nunca sería igual, a excepción de Gremlins 2, que pese a funcionar muy bien recibió muchos palos por parte de la crítica, sus siguientes films pasaron muy de puntillas: Matinee, Pequeños guerreros, Looney Tunes: De nuevo en acción y varios telefilms y capítulos de serie hicieron que el nombre del director ya nunca fuese garantía de diversión.
Si antes comentaba la poca vista del distribuidor a la hora de traducir el título hay que decir que estás cosas acaban por volverse en tu contra, ya que algún otro distribuidor (IVS) plagió directamente el poster para un gran bodrio llamado Loco experimento, una basura sobre viajes en el tiempo.
Recuerdo esta pelicula como bastante malilla, de hecho no volvería a verla.
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