Moebius

Un tren del metro de Buenos Aires desaparece, nadie sabe que ha sido de él ni donde está. Además, los semáforos de las instalaciones comienzan a dar señales erróneas, pese a que no pasa ningún tren marcan un prohibido el paso como si pasara un convoy por las vías.
Nadie tiene ni idea de lo que está pasando en las entrañas de Buenos Aires, hasta que aparece un joven topólogo que comienza a desarrollar una hipótesis de lo que ha sucedido.


No voy a comentar mucho más del argumento de este film argentino, realizado por un grupo de estudiantes de la Universidad de Buenos Aires y dirigido por el profesor Gustavo Mosquera y que está basado muy libremente en el relato corto Un metropolitano llamado Moebius (A Subway Named Möbius) de Armin Joseph Deutsch.
Y no voy a decir nada porque es de esas películas que cuanto menos se sepa mejor.

El film, que fue rodado en 1996, tiene ese tufillo a capítulo de Expediente X o The twilight zone (La dimensió desconeguda), y aunque en este tipo de películas se les acaba pasando factura la condición de estar basadas en relatos cortos, ahí esta La caja (The box, 2009) como ejemplo, en Moebius esto no es así. O dicho de otro modo, que coger 15 o 20 páginas y alargarlas hasta la extenuación para sacar una película de 90 minutos en adelante, acaba por notarse y la buena idea de su relato original acaba por convertirse en un desastre.


Que la película está justita en cuanto a medios es bien patente, está rodada con una cámara de 1926 y todo coordinado por dos profesores y ayudados por 43 alumnos, y con un presupuesto de menos de medio millón de euros de la época.
Pero esa falta de medios no importa, porque la historia no pide nada más. Además que tiene un montaje tan bien hilvanado que ayuda mucho a su conjunto (ahí está la escena del protagonista perseguido por los túneles). A todo eso añadámosle un gran trabajo de los actores, aunque con el protagonista, Guillermo Angelelli, tengo mis reservas. Bajo mi punto de vista el más flojo de todos.

Aun y así no todo van a ser flores. Lo más flojo, para mi gusto es el final, porque cuando tienes un planteamiento tan interesante la resolución final siempre acaba decepcionando.
Es por esa razón que soy un defensor del final de Perdidos. Si en la serie parida por J. J. Abrams hubieran dado todas las explicaciones que el público demandaba se hubiese caído en una decepción tremenda (y ridícula).

Para el que tenga ganas de desempolvar sus cajas del armario decir que en el Creepy número 6, en su segunda temporada, hay una historieta llamada El metro, firmada por Javier Santonja y J. Flores Thies, que parece una vuelta de tuerca o, mejor dicho, la otra perspectiva del relato de Deutsch.


El director del film, Gustavo Mosquera, acabó emigrando a USA, donde rechazó dirigir Límite vertical o Leyenda urbana, y estuvo trabajando en un thriller apadrinado por John Woo, pero en el último momento el proyecto acabó en aguas de borraja. Estuvo trabajando durante un tiempo en el eterno proyecto de llevar El eternauta a la gran pantalla, cosa que finalmente no fructificó, pero en cambio todo acabó derivando en un posible biopic de uno de los creadores del personaje, Héctor Germán Oesterheld.