Después de Los diablos del mar, Piquer Simóndejó aparcadas las aventuras juveniles y se metió en producciones menos costosas, lo que le ayudaba a convertirlas en más rentables. Se apuntó al slasher con Mil gritos tiene la noche, posiblemente su film más famoso a nivel internacional y el que más recaudó (según el propio director, más de 25 millones de dólares solo en USA); Los nuevos extraterrestres debía ser un film de terror pero el productor impuso con calzador la historia infantiloide del niño y el marcianito porque quería chupar de E.T., acabando en un extraño pastiche de difícil digestión; y Guerra sucia se trataba de un thriller puramente alimenticio que, al igual que Los diablos del mar, se hizo para aprovechar material de otros films, y no le fue tan mal pues acabó siendo distribuida por la Cannon en varios países.
Aunque parezca mentira, el director se tiró casi 4 años (no olvidemos que la horribilis "ley Miró" apareció en 1983) hasta que volvió a presentar un nuevo film: Slugs. Muerte viscosa. Y como no, basada en un libro. Pero esta vez nada de literatura clásica. Slugs, el libro, había sido un best seller en Inglaterra años atrás y había llegado a manos de Piquer porque se lo pasó Ian Sera, y viendo que de ahí podía hacerse una monster movie como aquellas con las que pasaba las tardes en los cines de sesión continua rodeado de cáscaras de pipa y olor a morro frito.
Por fortuna para él, su secretaria tenía contactos en un pueblecito muy cercano a la frontera con Canadá y allí se encontró a todo el pueblo dispuesto a colaborar en el film. Además, había escrito el guión junto a su colega José Antonio Escrivá, que aquí ejercía de productor y en la época estaba casado con Francesca De Laurentiis, así que blanco y en botella: los De Laurentiis acabaron metidos en una producción de Piquer. Hay que recordar que este ya estuvo a punto de dirigir para el italiano las secuelas de Barbarellay Orca, pero el fracaso del Dune de Lynch mandó estos proyectos al garete. Como era habitual en Piquer, se hizo cargo de un reparto que mezclaba caras de aquí (Emilio Linder, Concha Cuetos, Manuel de Blas -el francotirador de ...Y si no, nos enfadamos- o Frank Braña) con americanas (Michael Garfield -The Warriors- o Patty Shepard) en su mayoría poco o nada conocidas. Además de sus clásicos Juan Mariné, Emilio Ruiz y Basilio Cortijo en tareas técnicas.
El poder disponer de un pueblecito norteamericano supuso toda una ayuda, pese a encontrarse un gran problema: allí no habían babosas y les estaba prohibido importarlas. Así que tuvieron que ingeniárselas para usar 5 mil babosas de plástico y, una vez terminado el rodaje, volverse a Spain y rodar las escenas que requerían la presencia de los bichos reales.
El film es el típico y tópico que empieza con una parejita haciendo el cafre en un lago para acabar devorados, al menos uno de ellos. Luego tenemos al prota, el tipo que descubre la movida, que intenta que las autoridades y el alcalde hagan algo, pero estos pasan de todo. Con lo que al final tendrá que buscarse la ayuda de un colega y el científico de turno para deshacerse de las babosas. Efectivamente, todos los clichés de cualquier monster movie que se precie.
Slugs es, junto a La grieta, el film más redondo del valenciano. El hecho que la mayoría del rodaje se hiciera en los USA ayuda mucho a hacerla pasar por una serie B americana, además de evitar el exceso de localizaciones interiores, uno de los inconvenientes de este tipo de películas. Con una ajustada duración de menos de 90 minutos, bastante ritmo, algo de sexo y generosidad en cuanto al gore, lo que casi hace que la catalogasen como X en USA, que tiene su momento cumbre con la famosa explosión de la cabeza de Emilio Linder. La cosa quedó muy apañada, siendo un relativo éxito, aunque más bien en su paso por los videoclubs, porque los poco más de 30 millones de pesetas (unos 200 mil €) que hizo en nuestra taquilla no creo que dieran para cubrir ni la mitad del presupuesto, y su distribución internacional (en USA de la mano de la New World). Los ingresos hicieron que se plantearan una secuela hasta llegar a comprar los derechos de la segunda novela, Bredding groud, pero las dificultades para trabajar con las babosas, que se movían de forma tan lenta que sus secuencias son puro stop motion, llevaron al traste cualquier posibilidad por parte de Piquer.
Cierto, sacó una nueva edición, pero no era inédito. Ediciones B lo editó a finales de los 80 como "Las babosas". El que sí es inédito en castellano, si no voy equivocado, es la segunda parte.
Np hace mucho Tyrannosaurus Books publicó en castellano la novela que, por lo visto, estaba inédita todavía.
ResponderEliminarCierto, sacó una nueva edición, pero no era inédito. Ediciones B lo editó a finales de los 80 como "Las babosas". El que sí es inédito en castellano, si no voy equivocado, es la segunda parte.
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