jueves, marzo 31, 2011
Un cadáver a los postres
Uno siempre tiene miedo a recuperar películas que hace años que no ve porque se puede llevar grandes chascos y decepciones. Revisa según que y te mueres de asco.
Por eso tenía mis dudas a la hora de ponerme con Un cadáver a los postres.
Recuerdo que de pequeño me gustaba un montón. Ya desde esos títulos de crédito, con una ilustración, que acabó siendo el cartel, firmada por Charles Addams (el creador de La família Addams), donde todos los personajes movían los ojitos (salvo Peter Falk, por aquello del ojo de cristal) con una música que me daba muy mal rollo, como de peli de miedo.
Además que siempre me han gustado estas películas que acontecen en una mansión y hay algún crimen a descubrir, muy en la línea de Agatha Christie.
Precisamente ese es el planteamiento del film, una crítica paródica de las novelas en la línea de Christie o Ellery Queen.
Lionel Twain (Capote, aunque su papel querían que lo hiciese Orson Welles), un misterioso millonario, invita a su mansión a los mejores detectives del mundo para retarles a resolver un asesinato que se producirá esa misma noche. El que lo resuelva ganará un millón de dólares. Con lo que todos los investigadores, que van acompañados de un ayudante/mujer/chófer, etc., tendrán toda la noche para desentramar el misterio.
Con un reparto que quita el hipo: David Niven, Peter Falk, Peter Sellers, Maggie Smith, James Coco, Alec Guiness, Truman Capote y James Cromwell en su debut cinematográfico.
Todos ellos interpretan parodias de detectives ficticios. Desde Miss Marple, Hércules Poirot o Charlie Chan entre otros.
Curiosamente en el guión aparecía otro detective que iba acompañado de un doctor, es decir, la parodia de Holmes y Watson. En realidad estos dos personajes eran un par de cameos que aparecían al final del film pero que fueron descartados en el montaje final.
Un cadáver a los postres parte del guión del archiconocido Neil Simon y dirigida por Robert Moore, que hacía el debut en la gran pantalla después de haber rodado tropecientas series y telefilms.
Es curioso porque la voz de cazalla tan característica de Peter Falk en Colombo fue un invento puramente español. En los dos primeros episodios de la serie el doblador ponía voz normal, pero a partir del tercero cambiaron al actor de doblaje y le pusieron esa voz áspera. Pues bien, En un cadáver a los postres, en su versión doblada, le vuelven a dar la voz cazallosa, pareciendo que el personaje es más una versión cómica de Colombo que lo que realmente era, una parodia de Richard Diamond, un detective privado que tuvo su serial radiofónico y una serie para televisión a finales de los 50.
No hace falta decir que la película aguanta el tipo de principio a fin. Con un sentido del humor muy suyo (¡como se nota que se rodó en Inglaterra!), donde todo el elenco está en su pleno, dando lo mejor de sí.
Tan bien les debió ir a Robert Moore y a Neil Simon que dos años después repitieron en Un detective barato, una parodia de las películas de cine negro más cercana al spoof que al humor negro y soterrado de Un cadáver a los postres. Además en el reparto aparecían varios actores de la anterior película: Peter Falk, James Coco, Eileen Brennan y James Cromwell. También teníamos por ahí a Dom DeLuise, Louise Fletcher y el pequeño Paul Williams.
Pero no nos engañemos, esta parodia de Casablanca no está ni de lejos a la altura de la gran Un cadáver a los postres, siendo mucho menos redonda y con un tipo de humor muy diferente que seguramente haría las delicias de los ZAZ (Zucker, Abrahams y Zucker).
Ya en el 79 Moore volvió a usar un guión de Neil Simon para su tercera y última película, el dramón con tintes autobiográficos de su autor Capítulo dos.
Esta película la vi hace años. Es de esos clásicos que aguantan como campeones los revisionados tras el paso del tiempo.
ResponderEliminarDavid Niven era un crack. Cincuenta y cinco días en Pekín me la suelo volver de vez en cuando y tiene una lista de películas fantástica.
Un saludo!
Totalmente de acuerdo. Una peli que siempre se agradece revisar.
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