sábado, marzo 26, 2011
La lengua asesina
Por alguna extraña razón cuando me acuerdo de Atolladero me viene a la mente La lengua asesina. Quizá porque se estrenaron con apenas un año de diferencia, o porque tienen una estética desértica similar o quizá porque las dos son buenos truños de nuestro cine con insuflas de parecer serie B americana cuando apenas llegan a la Z más zetosa.
Aún y así, compartiendo tantos despropósitos, La lengua asesina tiene más crimen. Realizada con más dinero (es una coproducción anglo española, con Canal Plus y Andrés Vicente Gómez detrás y distribuida en cines por Buena Vista), con un reparto cuanto menos llamativo: la guapa de Melinda Clarke que vivía días de gloria gracias a Mortal Zombie (Return of the living dead 3), un todavía desconocido Jonathan Rhys Meyers, Robert Englund y Doug Bradley, el Pinhead de la saga Hellraiser.
Ajuntando estos dos últimos nombres parecía que querían adelantarse a la jugada del primer Wihsmaster de reunir a los actores de los monstruos más famosos del cine moderno, ¿no?
Pues bien, todos eso elementos hacen pensar que el resultado puede dar para algo cuanto menos visible, pues nada de nada.
En La lengua asesina (o Killer tongue para los anglosajones) tenemos la historia de dos ladrones, Johnny y Candy (¿chiste privado a costa del orondo John Candy?). Él es encarcelado 4 años, mientras tanto ella decide meterse a monja en un convento. Justo poco antes de que se cumplan esos 4 años un meteorito llega a la Tierra, transformando a Candy en una vampirekiller con una lengua con vida propia y a sus 4 caniches en drag queens.
Paralelamente Johnny sigue en la prisión de trabajos forzados que está custodiada por un alcaide (Englund) tan severo como sarasa.
El film está dirigido y escrito por el debutante Alberto Sciamma (catalán de padre italiano), que venía de dirigir anuncios y clips de Fangoria (de ahí que la banda sonora sea perpetrada por el grupo de Alaska), y que debió ver antes del rodaje Corazón salvaje y Priscilla, reina del desierto.
En un principio el film iba a ser costeado por una productora americana, siempre y cuando se eliminase todo el humor del guión y fuese un film estrictamente de terror. Ahí es cuando apareció Vicente Gómez que debió decirle a Sciamma: "no te preocupes guapo, que invito yo". Muy bien Andresito, siempre dando en el clavo.
La peli tiene una estética ultra pobre, además de un efectos especiales tirando a malos (ni me molestaré en comentar los digitales ¡buaj!). Parece mentira que detrás de ellos estuvieran la gente de Image Animation, poseedores de un currículum (Razas de noche, Horizonte final o 28 semanas después) del que se espera bastante más de lo que ofrecen en La lengua asesina, seguramente porque los medios con los que disponían en Almería no daban para más.
Y como era de esperar el film pasó con más pena que gloria por las carteleras, teniendo un merecido fracaso económico, recaudando menos de un cuarto de millón de euros, y eso que costó sobre los 4 millones.
Ale, y como está tan de moda las 3D, ya pueden sacar sus gafitas (pero las de un ojo rojo y el otro azul) del cajón y sufrir los peores 10 minutos de sus vidas y del cine patrio en un sus esplendorosas 3 dimensiones:
Los 3d no están mal del todo, los fragmentos terribles
ResponderEliminarPero es que las 3D no son hechas por la gente de la peli. Alguien que tiene mucho tiempo libre y pocos escrúpulos lo hizo y lo colgó en el Tubo.
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