Atolladero parte de un cómic publicado a principios de los 90 por entregas en el Makoki, con dibujo de Miguel Ángel Martín y guión de Óscar Aibar.
El mismo Aibar se encargó de levantar el proyecto para la gran pantalla dándole forma al guión (recordemos que el Atolladero Texas del cómic son historias autoconclusivas), que acabó en manos de Arturo Duque (que había estado metido en movidas de vídeo) y Miguel Ángel González (que luego produjo cosas como ¿Te gusta Hitchcock de Argento o Los otros de Amenábar). Y con las diferentes ayudas (como siempre) del Estado, empezó la filmación de Atolladero, con el propio Aibar como director, en zonas desérticas de Navarra.
La película es terriblemente aburrida. Durante sus primeros 45 minutos no pasa absolutamente nada, simplemente vemos el tiempo pasar en Atolladero, un pueblo perdido en medio del desierto tejano en pleno año 2048.
A partir de esa casi primera hora la historia comienza arrancar con el personaje de Lenny (Pere Ponce), el ayudante del sheriff, que ha sido seleccionado para incorporarse a la academia de policía de Los Ángeles. Pero para poder marchar del pueblo debe pedir permiso al mandamás de Atolladero, el anciano juez Wedley, que no estará dispuesto a dejarle ir facilmente.
Ahí, como decía, es cuando el film comienza a rodar y pasa a convertirse en una película de caza al hombre en la línea de El malvado Zaroff.
Uno de los puntos más destacables del film es la presencia de Iggy Pop, que está pasadísimo de vueltas. Aunque el verdadero protagonista (o al menos la trama gira a su alrededor) es Pere Ponce, que en aquella época era más popular a nivel nacional por salir en aquella copia del Club Super 3 llamada Pinnic en la 2 que por otra cosa. Y ahora se le puede ver en algún teatro de la ciudad condal acompañado del indeseable de Joel Joan.
Aparte, teníamos por ahí a Joaquín Hinojosa (el doblador de Jack Nicholson en El resplandor), Mónica Van Campen (evidentemente haciendo de fulana, aunque no se le reconoce porque lleva una máscara), Benito Pocino (Mortadelo), Félix Rotaeta (que murió durante el rodaje y su trabajo tuvo que ser acabado por un doble al que no se le ve la cara) y un cameo de Ariadna Gil.
En Atolladero se nota en exceso la poca traza de Óscar Aibar, que luego siguió trabajando detrás de las cámaras, ahí podemos ver cosas suyas como la extraña Platillos volantes o la decepcionante El Gran Vázquez. En su debut se nota mucho que intenta abarcar más de lo que puede, con un diseño de producción más cercano a Supernova que a Acción mutante, con esos parajes post nucleares al estilo Tank girl, aunque por contra tiene detallitos muy conseguidos como algunas armas, los interiores del coche o algún que otro maquillaje (estaban por ahí los de DDT). Por contra tenemos elementos totalmente digitales (como un tren o coches voladores) que son muy flojos, pero que se lo perdonamos porque a mediados de los 90 el CGI estaba en sus inicios, todo ello aderezado con una banda sonora que parece los descartes de Walker Texas Ranger (obra de Javier Navarrete).
El film, que se filmó a finales del 94, tuvo muchísimos problemas de distribución, para finalmente acabar estrenándose de la mano de los cines Yelmo Icaria en verano del 97, pasando muy de tapadillo.
a mi también me parece muy aburrida y además no pasa nada
ResponderEliminararollacero texas
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