miércoles, julio 15, 2020

Bajo el vestido, nada (y secuela)

Bajo el vestido, nada

Jessica es una estadounidense que ejerce como modelo en Milán. A miles de kilómetros de alli, en Yellowstone, su hermano gemelo tiene una conexión psíquica con Jessica y tiene una premonición, lo que le lleva a Milán y descubre que su hermana ha desaparecido. Para intentar descubrir el paradero de su hermana, decide iniciar una investigación del entorno en el que se mueve Jessica.

Bajo el vestido, nada

El productor Achille Manzottise compró los derechos del best-seller Sotto il vestito niente (aquí editado por Plaza y Janés como Bajo el vestido, nada) de Marco Parma, alias de Paolo Pietroni. Su intención era que Michelangelo Antonioni dirigiera una adaptación, pero este no está por la labor y el productor contacta con Carlo Vanzina, director especializado en comedias e inventor del subgénero cinepanettone, películas de corte cómico que acontecen en Navidad que basan su gracia en los estereotipos del italiano medio (encarnados por gente como Christian De Sica y Jerry Calà), que en su país de origen tienen tal éxito que se pueden permitir apariciones de Carmen Electra, Luke Perry, Danny DeVito o... ¡Paula Vázquez! Por aquí alguna ha tenido distribución (Navidad en el Nilo, Últimas vacaciones, Vacaciones cornutas en St. Moritz) pero mejor pasa de largo.
Y como último apunte, Carlo Vanzina es hijo de Stefano Vanzina, más conocido como Stano, director habitual en la filmografía del cómico Totò y años después en la de Bud Spencer.

Bajo el vestido, nada

El director, junto a su guionista habitual, su hermano Enrico, leen el libro y les parece una birria, pero deciden seguir adelante porque les supone la oportunidad de poder hacer una película alejada de la comedia y acaban escribiendo un libreto que poco o nada tiene que ver con el libro salvo el título. En cambio, de donde si toman buena nota es del suceso real que aconteció en junio de 1984 en Milán, donde el millonario Francesco D'Alessio moría a manos de la modelo Terry Broome después de intentar violarla y posteriormente acosarla y humillarla.

Además de Carlo y Enrico Vanzina, el guión sería escrito por Franco Ferrini, que en aquella época estaba unido a Dario Argento firmando los guiones de Phenomena, Terror en la ópera, Los ojos del diablo o Trauma, entre otras.

Bajo el vestido, nada

A nivel interpretativo el asunto les quedó bastante desangelado con Tom Schanley (actor de aquellos que su filmo se nutre de papeles esporádicos en series televisivas), la modelo danesa Renée Simonsen, Anna Galiena (la de El marido de la peluquera), Bruce McGuire (el presentador de noticias de Batman de Burton) y dando el toque de calidad Donald Pleasence, que imagino que rodaría su papel en 3 o 4 días y su aparición en pantalla la van espaciando para que parezca que tiene cierto protagonismo pero que en total sale escasos 20 minutos.

Bajo el vestido, nada

Bajo el vestido, nada es otro de esos títulos que muchos están empeñados en catalogar como giallo, cuando la fuente de inspiración más clara son los sexy thriller de Brian de Palma, concretamente Vestida para matar y Doble cuerpo. Y para nada es casualidad que para la banda sonora se contratase a Pino Donaggio. Es cierto que tenemos algún asesinato subjetivo y unas manos enguantadas cometiendo los crímenes (que son escasos y poco elaborados), pero la esencia del conjunto queda muy lejos del subgénero transalpino y se inclina a lo que derivó en los USA. Incluso la realización (todo se rodó en Italia salvo una secuencia en el parque de Yellowstone) está más cerca del estilo yankie (un poco acartonado y telefilmesco, eso sí) que del italiano. Y como buenos italianos hay generosas escenas de sexo.

La película fue masacrada por la crítica italiana, en cambio, el público respondió muy bien y fue un considerable éxito de taquilla en su país. Aquí, por contra, ni siquiera tuvo estreno en cines y nos llegaría directamente a VHS.


Demasiado bellas para morir
Demasiado bellas para morir (Sotto il vestito niente 2, 1988). Un grupo de modelos de videoclips montan una fiesta y abusan de una de ellas que, al día siguiente, aparece muerta entre el amasijo de hierros en el que se ha convertido su coche siniestrado. Al poco, todos los que asistieron a la fiesta empiezan a morir.
Finales de los 80 y estamos ante los últimos coletazos de las falsas secuelas perpetradas por los italianos. Lo sorprendente del caso es que lo hagan de una película de su propio país. Aquí, como la original pasó con más pena que gloria por videoclubs, ni se molestaron en recuperar el título añadiendo un 2 y se sacaron de la manga uno muy de la época dorada del giallo aunque estemos ante un thriller puro y duro muy americanizado. Lo que ocurrió es que a Manzottise, el productor del primer film, le urgía una película que funcionase en taquilla y tiró de la última que la había funcionado para parir algo que poco o nada tenía que ver con Bajo el vestido, nada. Como mucho y cogido con pinzas de cirujano, podríamos decir que ambas comparten el tema de las modelos, aunque en el nuevo film no son de pasarela, si no de las que hacen videoclips y anuncios. Dirigida por el debutante en los largos Dario Piana, pero que venía de rodar centenares de anuncios comerciales, cosa que se nota y mucho en el film, que por momentos luce una estética muy cuidada. Lástima que la historia no nos dé demasiadas alegrías, pues lo que cuenta lo hemos visto en montones de films de venganza a manos de un misterioso asesino. Ni siquiera por la vertiente gore o de asesinatos imaginativos podremos salvarla. Durante dos décadas Piana, que reniega del film, no volvería a estar detrás de un largo hasta que en 2007 reapareció detrás de Las muertes de Ian Stone (producida por Stan Winston) y en 2010 la directa a DVD Jóvenes ocultos 3.

Ya en el nuevo milenio, el propio Carlo Vanzina realizó Bajo el vestido, nada. El ultimo desfile (Sotto il vestito niente. L'ultima sfilata, 2011) la cual quizá algún día la vea. O no.

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