jueves, enero 03, 2019

Game over. Se acabó el juego

Game over, se acabó el juego

René Manzor había debutado en la dirección en 1986 con Trayecto mortal, una mezcla de drama y fantasía tirando a tostón, producida, guionizada y protagonizada por Alain Delon. El film tuvo una más que aceptable carrera comercial en el país galo, llamando la atención para que los espectadores enviaran multitud de cartas a su director. El hecho de no poder contestar a todas hizo que le viniera a la cabeza la figura de Papa Noel y de ahí fue surgiendo la idea de Game over. Se acabó el juego o 36.15 code Père Noël en su versión original, que gracias a lo ganado con Trayecto mortal, su hermano y productor Francis Lalanne pudo financiarle este nuevo proyecto.

Game over, se acabó el juego

El pequeño Thomas es un chaval de familia adinerada que vive en su mansión (prácticamente un castillo de cuento) llena de puertas secretas, y está obsesionado con lo militar y la informática. Su madre es la dueña de unos grandes almacenes y en época navideña se topa con uno de sus empleados, de esos que se disfrazan de Papa Noel, tratando mal a una cliente, lo que provoca que le despida. El tipo, que es un tarado de la vida, aun con su traje rojo, se planta en la mansión dispuesto a darle un susto a su ex jefa. Paralelamente, Thomas está en ese punto que duda de la existencia del señor orondo que trae regalos la noche de Navidad y prepara un circuito de cámaras para grabarle y demostrar su existencia. Pero cuando éste baje por la chimenea y lo primero que haga sea matar al perro de la casa, el niño se dará cuenta que va a tener que pasarlas canutas para salir airoso de la situación.

Game over, se acabó el juego
Maquetón

Aquí Lauren ató cabos rapidamente: "¿niño asediado en su casa por un demente? Esto lo vendemos como otro Solo en casa y nos llueven los billetacos" (aunque hubo quien usó una ecuación bastante más cercana como Solo en casa + Jungla de cristal). Hay una algunas fuentes que aseguran que el director llegó a demandar a los productores de la película norteamericana ante los parecidos de ambas producciones, aunque nunca se ha sabido como terminó el contencioso.
Estrenada aquí de forma bastante tardía en verano de 1991 y de aquella manera. En su país de origen tampoco tuvo demasiado éxito (según sus creadores por una mala distribución), aunque eso no le ha privado que, con el paso de los años, haya adquirido cierto estatus de culto.

Hay que apuntar que Bonnie Tyler grabó una canción para la película, Merry Christmas, cuyo videclip también fue dirigido por Manzor. Y como todo queda en casa, la banda sonora estuvo a cargo de otro de sus hermanos, Jean-Félix Lalanne.

Game over, se acabó el juego


Al film se le nota cierto empeño por tirarse a un tono más comercial propiamente hollywoodiense, con una estética entre onírica y videoclipera (de los 80s se entiende), pero no puede ocultar su condición gabacha. A una fotografía azulada y fría se le unen bastantes maquetas, lo que delatan su rodaje en estudio, pero que le dan ese encanto pre-digital.

La cosa funciona por momentos y por otros descarrila con ese niño de cara achinada (Alain Lalanne, el hijo del director) que por arte de birlibirloque está hecho un hacker cuando el personal de la época apenas sabíamos meter los pokes del Spectrum. Básicamente el título original (3615 code Père Noël) viene dado por ser un raro pre internet (el Minitel, que apareció en Francia en 1982, sistema a través de la línea telefónica con el que, además de chatear, se podía comprar entradas de espectáculos o tickets de transporte) con el que se puede chatear con el orondo barbudo.
Hay momentos que recuerdan al final de El resplandor en el laberinto y este psycho Papa Noel es lo suficientemente salvaje para imponernos. Cosa que le ayuda que haya momentos que su cara parece hecha de plástico como si de un muñeco se tratase. Sin duda un detalle que la emparenta con los asesinos enmascarados del slasher, aunque aquí estamos más cerca de los, ahora tan de moda, home invasion.
Game over, se acabó el juego


El fracaso del film hizo que a René Manzor le costase levantar proyectos y terminase en la tele en una época que para un director de cine era un paso atrás. Aunque al menos lo hizo en serie con cierto empaque como Los inmortales (fue guionista en la sombra de Los inmortales III. El hechicero) o Las aventuras del joven Indiana Jones, para volver al largometraje a finales de los 90 con poductos que se alejaban del fantástico.

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