viernes, marzo 09, 2018

Fantasmas de Marte


A finales de los 90 hubo cierto interés por Marte ya que en aquella época la NASA había pisado el planeta rojo con su Mars Pathfinder. Prueba de ello fueron varias producciones hollywoodienses como Planeta rojo y Misión a Marte. Pero quien no debía estar demasiado interesado en el tema era el público, pues ambas fueron fracasos en taquilla (sobretodo la primera). Y al año siguiente de estos descalabros llegaría Fantasmas de Marte.

Aquí ya no se trataba de hacer una película realista de como el hombre llega al planeta y sus problemas a la hora de afrontar la misión. Aquí teníamos un cómic (barato) de evasión puro y duro. O si lo quieres ver de otra forma, una nueva vuelta de tuerca de Asalto en la comisaría del distrito 13, que, a su vez, ya era una versión de Río Bravo.




Según se dice, la idea era hacer una tercera entrega de las andanzas de Snake Plissken (Escape from Earth), pero el fracaso económico de 2013: Rescate en L.A. truncó cualquier posibilidad. Al final esa idea/guión mutó a lo que fue Fantasmas de Marte. El director tenía claro que quería a su amigo Russell como protagonista, pero el estudio impuso al rapero Ice Cube (que acabaría renegando de la película), aunque en un principio querían que el papel de Desolación Williams (¡chanante nombre!) fuese interpretado por un emergente Jason Statham (¿la única vez que lo veríamos sin rapar?) pero prefirieron darle el personaje del sargento Jericho. Además teníamos por ahí a, la hoy totalmente desaparecida entre telefilms, Natasha Henstridge cuando aun vivía del espaldarazo de Species y que es la auténtica protagonista del film; Pam Grier, que todavía coleaba su resurgimiento por obra y gracia de Tarantino; Joanna Cassidy, con un peinado horroroso; Clea DuVall, exerperta en poner cara de ida; y Robert Carradine.


El tema iba de un grupo militar que iba a una colonia minera de Marte donde tienen apresado al asesino Desolación Williams y trasladarlo. Una vez allí descubren que en el pueblo no hay rastro de vida, salvo los que estaban encerrados en la cárcel, que les cuentan como los mineros picaron donde no debían, liberando los fantasmas que acabarán poseyendo a unos cuantos y cepillándose a todo el mundo.


Una película puramente de acción, con esos poseídos de fuertes ramalazos zombis (de los que corren y mucho)., con una buena dosis de gore (para los stándards de una producción hollywoodiense) obra de la famosa KNB. Lástima que tengamos por ahí unos efectos digitales que son terriblemente flojos. Aun y así, Carpenter no puede resistirse a tirar mucho de maquetas, como se ven/notan al inicio del film. Tampoco se puede evitar notar la falta de inspiración para unos personajes planos con ese Desolación Williams a la cabeza, que parece una mala copia de Snake Plissken. Podríamos pensar que estuvieran escritos así para, una vez empiezan a caer uno tras otro, que sus muertes fueran bastante salvajes para el deleite del público. Pero nada de nada. Si hasta Pam Grier tiene una muerte fuera de cámara.



Y ahí ya podríamos pasar a la tan criticada banda sonora. Aquí Carpenter deja de lado sus sintetizadores para meter mucho guitarreo del duro (Anthrax, Steve Vai, Elliot Easton, Buckethead...). Era como si Carpenter hubiera hecho la peli sólo para poder ajuntarse en el estudio con esta gente.

Fantasmas de Marte es de esas pelis que cuando piensas en ella y en todos sus elementos (Carpenter, Marte, efectos especiales, un reparto más o menos lleno de caras curiosonas, gente poseída...) te dices "esto se va a disfrutar", pero que mientras te la ves notas que los ingredientes no han fraguado en las condiciones adecuadas. Y al final te das cuenta que todo viene por un cúmulo de malas decisiones del propio director: desde la criticada banda sonora, unos personajes mal escritos, una estructura argumental a base de flashbacks (incluso hay flashbacks dentro de flashbacks) y una gran sensación de déjà vu.


La cosa acabó mal. Muy mal. Un descalabro económico que apenas recuperó en suelo norteamericano un tercio de los 30 millones que costó.

Catalogada por algunos como la peor película de Carpenter, cosa que se me hace cuesta arriba teniendo por ahí productos tan descafeinados como Starman o Memorias de un hombre invisible. Lo que está claro es que el asunto tenía sus posibilidades, pero al director se le nota cansado y con poca chispa. Él mismo reconocía el cansancio de los rodajes (no olvidemos que no solamente se limitaba a la dirección) y el mundillo hollywoodiense, y unido al fracaso de la película decidió apartarse del cine. Al menos fue así durante 4 años, que se topó con Mick Garris y le ofreció participar en Masters of Horror.


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