viernes, febrero 09, 2018

Traxx

Traxx, Shadoe Stevens

Traxx es un film que aquí nadie conoce pero que en los USA tiene cierto culto. Bastante mínimo, eso sí. Porque, digámoslo ya, la película es mala a rabiar.
Estamos ante, salvando las muchas distancias, un proto Las aventuras de Ford Fairlane. Si la peli de Andrew Dice Clay era una suerte de reverso paródico del nuevo cine noir (o al menos como lo entienden los yankis) hollywoodiense que estaba a punto de llegar en los 90, en Traxx era la versión spoof del cine justiciero de finales de los 70-principios de los 80. Pero las comparaciones son odiosas, porque si en una teníamos a Renny Harlin en su punto álgido en una producción forrada de los billetes de Joel Silver, en la otra teníamos a un desencantado y poco agraciado para el noble arte de la dirección como Jerome Gary gastándose las liras que le había dado Dino de Laurentiis.

Aunque si Traxx tiene una comparación directa es con la serie Sledge Hammer! con David Rasche, que era una más que evidente parodia de Harry el sucio.

Traxx, Shadoe Stevens

Traxx es un agente de policía que, viendo como la ley deja impunes a muchos de los delincuentes a los que arresta, decide usar sus propios medios ante éstos, lo que le conlleva a ser expulsado del cuerpo y convertirse en un soldado de fortuna. Después de un tiempo decide retirarse y abrir un negocio de galletas (¡cocinarlas es su pasión!) pero como no tiene un céntimo para poner en marcha el negocio, acepta convertirse en un justiciero urbano a golpe de talonario en la pequeña ciudad de Hadleyville.

Protagonizada por Shadoe Stevens (en realidad Terry Keith Ingstad, pero el jefazo de una emisora de radio le obligó a cambiárselo en sus inicios) un tipo de esos que cuando ves su vida y milagros parece que, por mucho que intente esquivarlo, el éxito le persigue y lo atrapa. Empezó muy joven como disc-jokey y obteniendo gran éxito en su ciudad, Jamestown, que le dio espaldarazo a nivel nacional. Cuando más lo estaba petando en las ondas, decidió dejarlo y montar una empresa de publicidad. Allí la lió gorda cuando se dedicó hacer y protagonizar anuncios para las teles locales para una pequeña cadena de electrodomésticos llamada The Federated Group. Tal fue el éxito de la campaña que la empresa aumentó un 500% las ventas y creció a nivel nacional. La mismísima revista Time le dedicó un completo artículo a la campaña y los más de mil anuncios que hizo le volvieron una de las caras más conocidas en USA, lo que hizo que le llovieran las ofertas. Presentó el Hollywood Squares (lo que aquí era el VIP. Ya sabes, el panel de tres en raya con famosos) convirtiéndolo en el programa de mayor audiencia, y Dino de Laurentiis le hizo un contrato por 3 películas.

Traxx, Shadoe Stevens

La primera (y única) fue Traxx, donde le acompañaba Robert Davi, ya sabes, ese cara picada que siempre hace de malo malísimo como es el caso de Licencia para matar o Los Goonies); Priscilla Barnes, que también salía en Licencia para matar (y bastante mal parada, pues acababa violada y muerta); y Willard E. Pugh, el alcalde de RoboCop 2. 
En la dirección un don nadie como Jerome Gary, muy emparentado con los documentales. Lo más destacable son sus labores como productor en el archiconocido Pumping iron.

La película costó 15 millones de dólares. Como vimos en Kamikaze Detroit, que es de la misma época, De Laurentiis quebró y la acabó vendiendo a HBO cuando el film ni siquiera estaba montado.
La película es tan mala que en USA, pese a la fama de su protagonista, la sacaron directamente a vídeo, igual que aquí, que nos llegó de la mano de la terrible Record Visión.

La cosa podría haber tenido su gracia, pues una parodia de la figura del justiciero urbano da para mucho, pero aquí uno se pregunta en dónde se gastaron los 15 kilos. Y es que la cosa les quedó muy cutre, casi parece un episodio de El equipo A de saldo. Y ni siquiera la siempre agradable de presencia de Robert Davi (¡que muere por tirarse un pedo!) salva el desaguisado.

El propio Shadoe Stevens la reeditó y la dejó en apenas 1 horas. La puedes ver en Youtube como Traxx Reimagined
 
Traxx, Shadoe Stevens

Y es que el tipo es muy amigo de hacer "sus" ediciones de películas. Contaba que en los 70 hacía en su casa pases en 16 mm de películas mudas y él se encargaba de hacer una recopilación de canciones a modo de banda sonora. Pero lo más llamativo es que durante décadas (sic) se obsesionó con El ladrón de Bagdad de 1924 protagonizada por Douglas Fairbanks, haciendo diferentes bandas sonoras, hasta que descubrió a la ELO y el tío quedó tan maravillado de ese montaje que invitó al mismísimo Jeff Lynne a su casa a una proyección. Un frikazo en toda regla este Shadoe Stevens.

Después del varapalo de Traxx no se dio por vencido y siguió con la actuación, pero esta vez protagonizando una serie de acción titulada Max Monroe: Loose Cannon (¡con la música de la intro firmada por Yello!). La serie, una especie de versión televisiva de Arma letal (y es que el tipo parece una caricatura de Mel Gibson), fracasó y apenas se emitieron 8 episodios.
Luego fue apareciendo de forma esporádica en diferentes series y actualmente es la clásica voz de muchos anuncios en la televisión norteamericana, además de volver a la radio. 


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