martes, junio 14, 2016

El más allá

El más allá, Lucio Fulci, Catriona MacColl


Para una mayoría (en la que no me incluyo) El más 
allá (...E tu vivrai nel terrore! L'aldilà, 1981) es considera la obra maestra de Lucio Fulci. Un film que es un sinsentido, con más ganas de meter estampas sangrientas e impactantes que de explicar una historia.


Poco importa que el director italiano empezara dirigiendo comedias (muchas a mayor gloria del duplo Franco Franchi y Ciccio Ingrassia), musicales (con Adriano Celentano), dramas de época, euro western o giallo, Fulci siempre será recordado por el terror más gráfico, con sangre, higadillos y ojos reventados que dio el pistoletazo de salida en su filmografía con Nueva York bajo el terror de los zombi (Zombie 2, 1979), un exploit puro y duro del Zombi (Dawn of the dead, 1978) de Romero y producido por Argento, lo que hizo que los italianos se enemistaran durante años, hasta que, a principios de los 90, limaron asperezas e iban a colaborar en una nueva versión de El museo de cera (Maschera di cera, 1997), con Fulci escribiendo y dirigiendo y Argento produciendo. Pero Fulci murió antes de empezar a filmar y la dirección recayó en Sergio Stivaletti.
 
El más allá, Lucio Fulci, Catriona MacColl

Volviendo a El más allá. Catriona MacColl hereda un viejo hotel en Orleans, el cual se dedica a restaurar pese a las advertencias de una chica ciega del pueblo que se marche de allí. Lo que ella no sabe es que el hotel está construido sobre una de las 7 puertas al infierno, lo que provocará que la gente del hotel vaya muriendo y nuestra protagonista empiece a tener la visita de muertos vivientes.
El más allá, Lucio Fulci, Catriona MacColl
Hablar (o escribir) del argumento del film es tremendamente complicado, el propio Fulci comentaba que la película no tiene argumento, que no hay que buscarle lógica. Es por eso que para algunos (por ejemplo, los que lo flipen con Lynch) podrán sacarle partido a un extraño argumento que, seguramente, ayudado por un director no demasiado interesado en hacerse entender, da para mil y una teorías. Un pintor que descubre la puerta y pinta cuadros del infierno, un libro que deja ciegos a los que lo leen, muertos que aparecen a la que menos te lo esperas... Sin duda un espectáculo difícil de digerir a los que no les guste dar demasiadas vueltas a las historias y mucho menos a los de estómago sensible. Sin duda, el festival gore y salvaje hará las delicias de los fans del gore y las burradas sangientas. El propio Fulci reconocía que alguna escena se añadía a última hora según lo que se encontraran en el set. Como ese prólogo asepiado donde unos hombres antorcha en ristre recorren un lago para romperle los dientes al pintor, que se ingenió cuando el director y Salvati, el guionista, se toparon el lago delante de la casa donde rodaban. O ese final que tenía que ocurrir en un parque de atracciones que por cuestiones presupuestarias mutó a uno que ha quedado en la imaginería del fantástico itlaiano.

El más allá, Lucio Fulci, Catriona MacColl

Además de Catriona MacColl (aunque la primera opción como protagonista fue Tisa Farrow, hermana de Mia Farrow que ya había trabajado con el director en Nueva York bajo el terror de los zombies -Zombie 2, 1979-, Fulci tuvo que descartarla porque había abandonado el mundo de la actuación reciclándose a taxista -!!!-), tenemos por ahí al neozelandés David Warbeck, bastante afincado al cine italiano; Cinzia Monreale, que luego vimos en otro Fulci como Roma, año 2072 D.C.: los gladiadores (I guerrieri dell'anno 2072, 1984); Al Cliver, otro afincado al fantástico italiano; y una pequeña aparición del propio Fulci haciendo de librero sindicalista.

En los efectos Germano Natali, un clásico que ha hecho salvajadas sangrientas surgidas de las mentes enfermas de Argento, Fulci, Deodato, Lamberto Bava, Castellari o Cozzi.


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