De un tiempo a esta parte se ha puesto de moda eso de llevar a la imagen real todo ese conglomerado ideado por los Grimm, Andersen, Perrault y Cía. Desde series televisivas de baja estofa como la espantosa Érase una vez, Grimm (aunque esta va por otros derroteros), Érase una vez en el País de las Maravillas o mega producciones como Blancanieves, la leyenda del cazador, Alicia en el País de las maravillas o Hansel y Gretel: cazadores de brujas. Es natural, la tecnología permite hacer cosas que antes eran imposibles. Aunque no hemos de olvidarnos de algunos tímidos intentos noventeros como Blancanieves, la verdadera historia o la versión de la Cenicienta protagonizada por Drew Barrymore titulada Por siempre jamás.
Y fue precisamente en esa década cuando Disney puso lo cimientos de lo que tenemos ahora cuando versionó uno de sus clásicos: 101 dálmatas ¡Más vivos que nunca!
Ahí la cosa no era tan complicada. Una historia contemporánea en la que no había más compleja que la recreación del centenar de canes y no mucho más.
Y han pasado un par de décadas para que alguien pensase que, al igual que en el film protagonizado por Glenn Close, los malos, que suelen tener bastante más carisma que los protagonistas, pueden dar mucho juego como estrella absoluta de una producción. Y nadie mejor que Maléfica, una de esas villanas que, pese a lo poco que explotada que estaba, destilaba personalidad en cada uno de los fotogramas en los que hacía acto de presencia en La bella durmiente.
La película Maléfica no engaña a nadie, desde el mismo título, hasta la infinidad de trailers con los que nos han bombardeado, queda bien claro quien es la protagonista absoluta. Y si a eso le añadimos a una Angelina Jolie rodeada de un reparto bastante vulgar, del que nadie tiene caché para hacerle el menor atisbo de sombra, la cosa está clara.
Teniendo (más o menos) como referencia la versión animada de los 50 (de la que llega a calcar algún dialogo), la cual se tomaba muchas libertadas con la historia original de Giambattista Basile (aunque luego sería versionada por Perrault y, después, por los Grimm, que la harían popular y es de esta versión de donde más bebe la versión Disney) tenemos los orígenes de Maléfica siendo un hada que empieza a tener contacto con los humanos y será traicionada, lo que la convertirá en el ser malévolo que conocemos. Hasta ahí las novedades (que es lo que nos enseñaron en los trailers), o por lo menos el grueso de una historia que nunca se había conocido (básicamente porque no existía como tal) que vendría a ser la primera media hora del film. A partir de ahí tenemos la historia mil veces vista con la joven princesa siendo criada por las tres hadas. Aunque eso sí, siempre bajo la atenta mirada de Maléfica.
Lo cierto es que en este tramo sí tiene algunas nuevas ideas a lo visto hasta la fecha, no muchas, pero las hay. Como es la relación de la protagonista con la princesa (casi un canto al lesbianismo), un príncipe que es apartado de un plumazo de la historia (al igual que la reina), todo el tema de las alas de la protagonista o la locura del rey.
Lamentablemente el tono Disney lo impregna todo. Y está claro que cuando uno entra a ver un mega blockbuster estival de la mano de la compañía que es capaz de comprar Marvel, no espera ver algo demasiado transgresor. Y menos cuando de director meten a un señor que se había dedicado toda su vida a los efectos especiales. Es decir, un operario al que no le diera por meter su sello personal y acatase a rajatabla lo que dijera el estudio, los productores y Angelina Jolie.
Y es una verdadera lástima, porque en la historia hay detallitos más o menos adultos, lo que me hace sospechar de un primer guión bastante más oscuro que acabaría suavizándose en sus posteriores reescrituras. A saber que hubiera pasado con otro director, como era el caso del en un primer momento anunciado Tim Burton, que, aunque posiblemente no lo hubiese hecho mucho mejor (este señor hace mucho que es una mala fotocopia de sí mismo), nos hubieran colado una banda sonora de Elfman que, seguro, le hubiera ido como anillo al dedo.
Es muy curioso que una película de hace 60 años sea mucho más oscura. Sin ir más lejos, la Maléfica animada era mucho más terrorífica, no olvidemos que, mientras aquí no deja de ser un hada resentida, allí era prácticamente una bruja que adoraba al demonio. Es más, su cuervo se llamaba Diablo (aunque en la versión doblado nos lo censuraron), y en la versión actual le han puesto de nombre Diaval, algo que queda menos evidente, y se autodenominaba "emperatriz del mal". Desde luego que todas esas referencias satánicas han saltado por los aires.
De todas formas, puede que los críos de hoy si hayan captado los momentos siniestros de la misma forma que los que crecimos en los 80 quedamos traumatizados por Taron y el caldero mágico o Los ojos del bosque. No olvidemos que estos films eran maltratados en su época como lo es hoy Maléfica.
En cambio, los adultos, nos quedamos con muchos efectos especiales bastante buenos (aunque no perfectos) alguna estampa para el recuerdo (Maléfica en su trono), un guión que es un batiburrillo de cosas (muchas sin sentido), algún momento de inspiración de su director (la guardia real rodeando a Maléfica y haciendo picar sus escudo en el suelo) y una Angelina Jolie que intenta lidiar con los cuernos (obra del gracejo de Rick Baker) pero no llega. No desmerece, pero podía haber dado mucho más de sí.
Muy buena reseña. Yo no la he visto, pero ahora que acaba el colegio supongo que la iré a ver a no mucho tardar. Me alegra saber que, en mayor o menor medida, merece la pena verla. Un saludo.
ResponderEliminarCon estas superproducciones veraniegas que están medidas al milímetro uno nunca se llega aburrir del todo. Otra cosa es que no sales del cine entusiasmado. Pero bueno, pasar 90 minutos entretenido con el aire acondicionado de sala a tope, ya está más que bien.
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