Pulp Fiction convirtió a Tarantino en el máximo gurú del cine "independiente". Incluso, a día de hoy, cualquier cosa que diga es casi Palabra del Señor. Ahí está Big Bad Wolves como ejemplo o El hombre de los puños de hierro, Hostel o Mi nombre es Modesty. Cualquier piropo que haga de una película es bueno para reproducirlo en el cartel correspondiente.
Ya en su día él mismo vio que solamente poniendo su nombre, la cosa podía ser sinónimo de más taquilla. Y eso mismo hizo cuando se emperró en promocionar a su colega Reb Braddock cuando vio su chorto Curdled. Todo esto bajo el amparo de Miramax, con la que creó el sello Rolling Thunder Pictures (acuerdate de El ex-preso de Corea, boniato) con la intención de producir a nuevos realizadores y reeditar films como El más allá de Fulci o Sonatine de Kitano.
La película que le produjeron a Braddock era una versión alargada de Curdled, que se acabó llamando igual, aunque aquí, que somos muy amigos de los títulos descacharrantes, se le bautizó como Tú asesina, que nosotras limpiamos la sangre. Sí, una mierda, pero podía haber sido peor y haberle endiñado un Limpia la sangre como puedas o alguna coña de esas.
Tenemos a Angela Jones (la taxista que lleva a Bruce Willis cuando sale del combate amañado de Pulp Fiction), que también era la protagonista de la versión corta, obsesionada con un asesino en serie apodado "sangre azul" (William Baldwin cuando en los 90 alguien se empeñó en lanzarlo al estrellato pero no coló), con lo que se mete a trabajar en la empresa de Barry Corbin (el dueño del periódico de Doctor en Alaska y también visto en ¿Quién es Harry Crumb? o aquel videojuego de Spielberg llamado Dirige tu tu película con Steven Spielberg), donde se dedican a limpiar los escenarios de los crímenes, con intención de encontrarse con el asesino.
En uno de los asesinatos, la víctima consigue escribir el nombre del asesino en el suelo, pero nadie se da cuenta porque el texto acaba tapado por el charco de sangre. Y aquí nos pensamos que la chica encontrará el nombre y se hará amiga del asesino y bla bla. Pero cuando ocurre todo esto te percatas que llevas más de una hora de película y que ésta apenas supera los 80 minutos, con lo que la trama no puede dar mucho más sí. Y al final te das cuenta que te han tomado el pelo porque aquí no pasa absolutamente nada. Nothing. Rien de rien.
Que sí, que la cosa podía haber quedado muy bien en 30 minutos, pero darling, que si me haces la versión largometraje aporta algo, modifica la historia para que pase algo, pero no hagas lo mismo pero alargándolo todo hasta la extenuación. Una basura, vamos.
El film pasó totalmente desapercibido en su estreno norteamericano, cosa de lo más normal. En cambio, aquí, en la piel del toro de botijo y pandereta, se le dio tal proyección que parecía que era un film del propio Tarantino. Detrás de la distribución estaba Lauren, que sacaba todo lo viniera de Miramax, y se lo curró hasta tal punto que la metió a concurso en Sitges e, incluso, se trajo al propio director de Kil Bill para que la promocionase. Telita.
A día de hoy, ¿dónde está Reb Braddock? Dando clases en una facultad de Florida, porque cine nunca más volvió a dirigir nada. ¿Lauren? Medio quebró y ya no distribuye y aguanta por las cuatro salas que aun le quedan. ¿Rolling Thunder Pictures? Duró 3 añitos y la Miramax le dio cierre cuando se cansó de no ver un céntimo en el invento de Tarantino. Pues eso, que estamos en crisis.
Uf, de esta me acuerdo de haberla sacado del videoclub de debajo de casa. Era uno de esos títulos que llamaban la atención.
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