jueves, septiembre 12, 2013

Arachnid

Arachnid Jack Sholder Fantastic Factory

La segunda película de la Fantastic Factory supuso un producto mucho más cercano a lo que podía dar de sí el invento que el quiero y no puedo de Faust.

Para ello contaron con un clásico como Jack Sholder. El problema es que el tipo estaba totalmente de capa caída, y lejos quedaban los tiempos de Pesadilla en Elm street 2 y The hidden. Esos pequeños clásicos del fantástico dieron paso a una etapa negra con un buen puñado de telefilms, capítulos de series y alguna peli directa al vídeo club como Wishmaster 2. Etapa de la que nunca se recuperó.

Arachnid Jack Sholder Fantastic Factory


Sholder
ejerció aquí como un buen mercenario, es decir, llegó, rodó, cobró y se largó. Todo hay que decirlo, se volvió a los USA pensando que ya le llamarían para supervisar el montaje y todavía debe estar esperando, porque el tándem Julio Fernandez/Yuzna se las apañaron para editarla y estrenarla a su antojo.

Como decía antes, el film es acorde a su productora, pero eso no quita que estemos ante una buena patata que por (muchos) momentos pasa la frontera de la serie B a un producto de tercera fila.

Arachnid Jack Sholder Fantastic Factory

La araña, en la mayoría de planos, es un muñecote ortopédico (básicamete porque no tenían suficiente gente para controlarla) con el que al menos hasta te puedes reir. Por mucho que Steve Johnson estuviera por ahí, la cosa era para llorar.

Luego hay algunos planos digitales totalmente tercermundista incluso para ser del 2001: una explosión de un avión nada más empezar la película que es hasta grotesca. Luego intentaron no empeorarlo con el segundo avión estrellado, que directamente se ve desde dentro de la cabina.

Arachnid Jack Sholder Fantastic Factory


Las interpretaciones nefastas. En algunos casos por las pobres dotes de algunos actores, como es el caso del prota, y en otros posiblemente más por encontrarse metidos en un berenjenal en el que no saben donde esconder, es el caso de Pepe Sancho.

Por lo demás, a nivel argumetal pues estamos ante una peliculilla de aventuras selváticas con una reunión de todos los clichés del subgénero, donde uno no acaba de entender si la araña es de origen extraterrestre o es que se ha cargado un alien al principio del film (aunque, por la frase promocional del poster, se supone que sí)
Ni la araña gigante, ni Neus Asensi luciendo palmito y mucho menos toneladas de diálogos involuntariamente cómicos, daban para más de esta serie B trasnochada que ni funciona como homenaje a las monster movies de los 50. ¿Aquello tan conocido de para hacer unas risas con los colegas y una birra en cada mano? Pues sí, risas aseguradas.

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