jueves, junio 27, 2013

Angustia en el hospital central

Angustia en el hospital central

Si algo tenían las, ahora tan reivindicadas, películas de los 80 eran una carátulas maravillosas. Posiblemente porque les interesaba la explotación del mercado videoclubero y la mejor manera de llamar nuestra atención entre tanto estuche era impactarnos por los ojos. Luego la peli sería un pufo o vaya usted a saber, pero nosotros habíamos caído de cuatro patas y habíamos pasado por caja, que era de lo que se trataba.

 
Uno se quedaba maravillado/impactado con carteles como el de Rabia de Cronenberg, o con cositas tan minimalistas pero, a la vez, tan malrolleras como el de Los chicos del maíz. Que te quedabas ahí, totalmente absorto, pensando en algo puramente terrorífico y aunque luego la cosa era muy "asá".

Angustia en el hospital central

Precisamente eso pasa con Angustia en el hospital central (con un chanante Visiting hours en su versión original). Esa carátula la tuve en mis manos cientos de veces y me dejaba maravillado. Sin saber nada de ella, sin leer la sinópsis, sin tener ni idea de su cast o director. Me tenía subyugado. Con la carátula me bastaba para saber que, con esa imagen como reclamo, la peli no podía ser mala. Peeeero... nunca me atreví a darle al play.
Han pasado muchos años y unas cuantas décadas para recuperarla y... ¡HORREUR!

No sé porqué, posiblemente por mi mente calenturienta, siempre la había ubicado en el slasher, y cual es mi sorpresa que me topo ante un maloliente thriller caducado y fuera de temporada.
Caducado porque uno no puede más que frotarse los ojos pensando que la película, lejos de facturarse en los 80, la rodaron en los 70. Toda su estética y forma de rodarse debieron verse, en la época, totalmente desfasadas y anticuadas.

 Angustia en el hospital central

Que nadie espere gore o sangre a borbotones. Por otro lado tiene un toquecillo sórdido y sucio (dado, sobre todo, por el personaje de Michael Ironside), además de misógino. Cosa que la elevó al selecto grupo de las primeras video nasty. Todas estas "cualidades" no hacen otra cosa que asociarla inevitablemente con Maniac. Pero eso sí, el film de William Lustig se mea en la cara de Angustia en el hospital central.

Angustia en el hospital central

Aparte del mentado Michael Ironside, que acabó en el rodaje ya que los productores eran los mismos que algunas de las primeras películas de Cronenberg, entre ellas Scanners que él mismo protagonizó, tenemos a un William -Capitán Kirk- Shatner en horas bastantes bajas y con un rol casi anecdótico. Porque sí, porque en está producción canadiense todo parece anecdótico, con personajes que rayan la deficiencia mental tomando decisiones estúpidas como ellas solas. Sin duda, su guionista, Brian Taggert (autor de cositas nada desdeñables como Se busca vivo o muerto con Rutger Hauer o la infravalorada Poltergeist III), no estuvo demasiado inspirado.
Angustia en el hospital central

Y eso que parece que haya un tímido intento por hacer una trama intrigante con ese psicópata que va matando a la gente a la par que les hace una foto en el momento, todo muy El fotógrafo del pánico. Pero todo ello se queda muy en el aire y entramos en un "corre, corre, que te pillo" sin gracia alguna.

Al final, como buen ejemplo ochentero, nos quedamos con su carátula y poco más. Como mínimo ya es mucho más que muchas cintas actuales.

jueves, junio 20, 2013

En algún lugar del tiempo

En algún lugar del tiempo

Aparte de tener una obra literaria tan abundante como de calidad, Richard Matheson siempre ha estado muy ligado al mundo del cine, ya porque se han producido versiones basadas en su obra (La caja, El último hombre... vivo), o porque él mismo ha ejercido de guionista (El cuervo versión Corman, Tiburón 3D). E, incluso, hay casos donde el propio autor ha sido el encargado de convertir en guión su obra (La leyenda de la mansión del infierno), como es es el caso que nos ocupa.

miércoles, junio 12, 2013

Suburban Commando

Suburban Commando, Hulk Hogan, Christopher Lloyd, Shelley Duvall

No hace ni 25 años que en la tele apenas teníamos dos o tres canales (según el tema autonómico que nos tocara). Podría decir aquello que con solo esos canales teníamos mejor programación que la actual TDT, pero no voy por ahí.

jueves, junio 06, 2013

The Phantom (El hombre enmascarado)

The Phantom (El hombre enmascarado)

The Phantom es de esos personajes que, pese a ser anterior a los todo poderoso Batman o Superman, vivió su momento pero luego se diluyó quedando en un segundo plano en el star system de los superhéroes.

Es por eso que sorprendía que a mediados de los 90 Hollywood le dedicara un film, algo así como lo que habí apasado con La sombra un año antes. Personajes que, a priori, arrastrarían más a ir al cine a los más curtidos que a la chavalería.

The Phantom (El hombre enmascarado)

En el momento de su estreno no me interesó demasiado, por no decir que nada. Ahora, una vez revisionada y mentalizado de lo que me esperaba, he sabido disfrutarla y encontrarle su aquel.

Vale que el film como adaptación del personaje deja que desear y traiciona bastante la esencia de las viñetas, aqui tenemos un hombre enmascarado que constantemente sonrie y, lejos de ser un héroe atormentando que sufre por la pesada carga de su misión (ya sabemos aquello de "un gran poder conlleva una gran responsabilidad"), parece que disfrute de patear los culos de los malos y hacer saltos acrobáticos desde hidroaviones, aparte de ser un poco bobalicón cuando se trata de entablar conversación con las féminas.

The Phantom (El hombre enmascarado)
 Imagen promocional que no tenía nada que ver con el tono real de la peli

Por contra, la cinta es totalmente coherente consigo misma. Nunca esconde su condición de serie B lujosa, pero no deja de ser eso, una serie B totalmente naif, ingenua, ideal para ver en familia un sábado en la sobremesa con los críos, muy del estilo de lis seriales cuarentones.
 
Por fortuna el personaje, qu eluce un traje creado por la factoría de Jim Henson, no requería de grandes efectos especiales y aquí se gastan lo justo en algún croma resultón y con una ambientación del Nueva York de los años 40 logradísima, contrastando con la cueva del protagonista, un cartón piedra tan evidente que uno puede si no pensar que es totalmente buscado para plantarse de bruces en los seriales de antaño del personaje.

The Phantom (El hombre enmascarado)

Toda su coherencia se mantiene en la gente que participó. En el guión Jeffrey Boam, el mismo que escribió El chip prodigioso e Indiana Jones y la última cruzada; en la producción Joe Dante, que se ha pasado toda la vida haciendo homenajes a las series B y Z que devoraba en su infancia, Alan Ladd Jr., que era el presidente de la Fox cuando dio luz verde y se la jugó con una space opera llamada Star Wars, ademas del eterno Robert Evans.
 
En el reparto más caras conocidas, pero no por ser primeras espadas precisamente: Bill Zane como prota, Patrick McGoohan (siempre será el Número 6) como el espíritu de su padre, Treat Williams (Estamos muertos... ¿o qué?) haciendo del malo de la función,
Cary-Hiroyuki Tagawa (Mortal Kombat) haciendo de pirata. James Remar (The Warriors) como sucedáneo de Indiana Jones pero en su reverso oscuro y Catherine Zeta-Jones antes de ser famosa haciendo de femme fatale.

The Phantom (El hombre enmascarado)


La elección de su director no iba en dirección opuesta por mucho que en su momento gente como Sam Raimi o Spielberg sonasen.

Simon Wincer, director australiano criado en la televisión, que en su haber tiene aquella extraña película titulada Arlequín (con Robert Powell), y que una vez aterrizado en Hollywood facturó películas de, llamémoslas, corte amable. Cosillas como Liberad a Willy, Operación elefante o Relámpago Jack, aquel western humorístico para lucimiento de Paul Hogan.
Una vez vista la poca aceptación de The phantom y, por consiguiente, su no salto al Hollywood de las mega producciones, volvió a sus terrenos ya conocidos y cagó la tercera entrega de Cocodrilo Dundee 

Posiblemente en su elección para capitanear el rumbo de El hombre enmascarado tenía mucho que ver en su particiación de la primera hornada de episodios de Las aventuras del joven Indiana Jones. Los paralelismos entre la franquicia de George Lucas y esta adaptación del personaje de Lee Falk son muchísimos. Sin ningún rubor Wincer tomó buena nota y tiró toda la producción al terreno del Dr. Jones con hidroaviones, puentes colgantes y niños asiáticos.
Casualidades o no de la vida, un par de décadas después, en el fatídico retorno a la gran pantalla del aventurero encarnado por Harrisson Ford, se dedicaba a buscar unas calaveras con extraños poderes. Justicia poetica.