jueves, diciembre 27, 2012
¡Juguetes! (y II)
(Viene de aquí)
Aunque cayeron algunos Airgamboys no les di demasiada cancha, yo era más de Playmobil. De estos tenía un arsenal. De hecho, los guardaba en los bidones de cartón del detergente de la ropa y tenía un par. Y aunque no cayó el fuerte (aunque sí el de Comansi, que dejaba un poco que desear, la verdad) ni el barco pirata, tenía una ambulancia, un par de coches (uno de ellos descapotable muy del estilo de Pontiac del coche fantástico), una casade época y no sé cuantas pijaditas más.
Por el camino hubo un tímido intento con los Battle beast, unos adelantados a su tiempo que usaban ese concepto tan Pokemon y Gormiti de coleccionismo. Estas figuras de poco tamaño y menos movilidad tenían un pequeño holograma en su pecho, que al frotarlo nos mostraba a que bando pertenecían, ya fuese madera, fuego o agua. Sí, todo muy en la linea piedra papel o tijera, cada elemento podía vencer a otro y ser vencido por un tercero. Recuerdo que en el blister venían dos figuras, pero del precio ni idea. No tuvieron ningún éxito.
Los Masters/Secret Wars me duraron 4 o 5 años para sustituirlos rápidamente por los G.I. Joe, muchísimos más articulables, con mogollón de mini armas que se perdían a las que las sacaba del blister, y, los más importante, el precio, por lo que pagabas por un Master casi podías llevarte dos figuras de las fabricadas por Hasbro.
Como buen hijo de vecino tenía mis favoritas. Uno que me gustaba mucho era uno llamado Jungla, un pirado de la supervivencia que tenía un fuerte ramalazo a Chuck Norris. Otros que me flipaban era Boa, Muskrat (que me recordaba a uno de los personajes de La fuerza de la venganza de Michael Dudikoff), Rompeolas, Sombra y muchos más que ni recuerdo.
Pero si bien tenía bastantes figuras iba más escaso de vehículos. Tuve alguna espinita clavada como un pedazo de avión llamado Phantom o el Hovercraft. Pero lo que me traía loco era la Máquina de truenos de Cupra/cobra. Simplemente era un coche de combate estilo Mad Max con un mega cañón en el techo. Que todo lo que escupiera ese trabuco lo compararán con truenos me dejaba atontado. Era algo así como la Impaciente de Depredador.
Luego comenzaron a emitir en Telecinco la serie de animación en algún programa de Miliki y Rita Irasema, pero no me molaba. Igual era por aquel doblaje latino, ¡Varonessssa!
A principio de los 90 sacaron la edición Tiger, que era una especie de equipo especial, que en el fondo eran algunos de los mismos personajes que ya habían aparecido pero con estética atigrada, O sea, una manera de volvernos a vender el mismo perro con distinto collar. También se inventaron una versión de los personajes de Street fighter aprovechando el estreno de la película. Ahí ya dejaron de interesarme.
Las Tortugas ninja hicieron furor, ya fuese en animación o en películas, por lo que su versión juguetera era normal que triunfara. Como en la mayoría de colecciones cuando se les acabaron los personajes a explotaron comenzaron a sacar nuevas versiones de los personajes, con movimientos de ataque, otros colores/ropa, con transformaciones...
Por el camino se quedó el intento de resucitar la maquinaria de Masters del Universo, pero la nueva colección de figuras y, sobre todo, la nueva serie de animación (Las nuevas aventuras de He-man) no ayudaron en absoluto a que las nuevas generaciones se interesasen en ellos.
Paralelamente vivimos una fiebre por la lucha libre con la eclosión de Pressing catch en Telecinco, a la que en Catalunya se le unió la emisión de Musculman.
Y ahí teníamos las figuras de Hulk Hogan, el Último Guerrero y compañía. Si los Masters eran limitados en articulaciones estos rozaban la paraplégia. Cada figura tenía un golpe característico y de ahí no pasaba. Me cayeron El Serpiente, Ash y para de contar. La verdad es que no daban para más.
Hubieron unos productos que no eran exactamente colecciones de muñecos, eran más bien chucherías que acaban en tus manos y, al cabo de pocos días, se pudrían en algún cajón/armario: el cococrash, los chinitos de la suerte, de los que intentaron repetir la formula en los 90 con aquellos chupetes de plástico), los relojes que se transformaban en robot, manos locas, las pulgas mágicas (unas píldoras que gracias al plomo de su interior se movían), los guerreros de la basura (sucedaneo de la pandilla basura que iban en una bolsa de papel que al contacto con el agua se disolvía)...
Los 90 pecaban de una fiebre por la miniaturización. Todo tenía que ser minúsculo, y los juguetes no escaparon de esta moda. Aparecieron los Micro Machines (¿quién no recuerda el concurso de otro de los programas de Miliki y Rita Irasema donde te regalaban tantos blisters de los coches como veces fueses capaz de decir "Si no son Micro machines no son los auténticos" en un tiempo determinado?), las Polly Pocket y su versión maculina, Mighty Max. Y me dejo más, seguro.
Nos volvimos a encontrar la enésima colección de Star Wars, mucho mejor hechos que los aparecidos en la década pasada. De estos también me calleron unos cuantos, pero nunca me engancharon.
Por el 93 aparecieron los muñecos de la serie de animación de Batman, que si bien seguían esa política de no doblar codos y rodillas, eran muy fieles a los dibujos.
Estos los coleccioné (y todavía los conservo), pero era una cuestión puramente de frikismo con el personaje y la serie. Me quedaron dos espinitas clavadas, por un lado la figura de el pingüino y por otro el batmobile. La figura nunca la conseguí y el vehículo lo pude pillar en alguna de estas subastas por internet por pocos euros. Luego, cuando tuve el armatoste, que tenía mugre de sobra, entre las manos me di cuenta que eso solamente me iba a ocupar espacio y precisamente este año acabó en la basura.
Ya por aquella época me era imposible coger las figuras y ponerme a recrear aventurillas, se me había pasado el arroz y si me fijaba en alguna figura/colección era para ver su acabado. Mi espíritu de Peter Pan había vuelto a Nunca jamás para eso, no regresar nunca jamás.
Conozco esa sensación de que Peter Pan nunca más volverá. Aunque puede ser sustituida por una fiebre coleccionista.
ResponderEliminarYo sí que jugué bastante con los airganboys y mucho más ocn los Famobil (en mis tiempos se llamaban así)
El problema de la fiebre coleccionista es el dinero y el espacio.
ResponderEliminarSi no recuerdo mal se llamaban Famobil porque la patente aquí la tenía Famosa y luego la perdió, o algo así...
Lo que me gusta de esos muñecos es que se llamen Clicks por el sonido que hacen. Que cosas!
Yo era fanático de los Lego. Tuve tantos que al final tenía miles de piezas y no sabía donde iba cada una.
ResponderEliminarAnda! yo tuve esos argamboys que pirateaban superheroes y aunque era pequeño ya me daban mala espina
ResponderEliminarEl dia que te das cuenta que ya no mola jugar con los muñecos es de los mas tristes de tu vida... luego miras culos y tetas y se te olvida. La alternativa al lego era el tente ¿no? De ese tenía yo. Como que se llaman cliks por el ruido que hacen? Ademas lo de llamarlos cliks es cosa del populacho, nunca lo he visto escrito de manera oficial.
ResponderEliminarLos hombres click y las chicas clack:
ResponderEliminarhttp://www.playclicks.com/wp-content/uploads/f3662.jpg