martes, septiembre 18, 2012
Historias de medianoche
En este blog se ha hablado mucho de las películas de relatos o antologías. De Los ojos del gato a cositas más pequeñas como Los willies, pasando por un artículo de la Amicus, la productora reina en este tipo de películas hace décadas.
El problema viene cuando uno ya se ha empapado de los clásicos: Creepshow y secuela, El gato infernal, las que comentaba antes de la Amicus... y claro, solamente queda escarbar entre morralla esperando encontrarse sorpresitas. Pero no es el caso.
Un grupo de chavales tienen un accidente de coche y se quedan tirados en medio del bosque. Mientras esperan que alguien les recoja empiezan a explicarse historias de miedo.
La primera trata sobre una pareja en luna de miel que viajan en caravana, se quedan sin gasolina y el marido se marcha en busca de una gasolinera, dejando a su mujer sola, sufriendo el acoso de una bestia que acecha en los bosques.
La segunda historia trata sobre una niña que es asediada por un extraño tipo. Y la última es la clásica donde un motorista se queda tirado y encuentra refugio en una casa donde hay fantasmas.
Aparte hay un epílogo donde se nos cuenta que es lo que pasa con los chavales que han tenido el accidente. No es que sea una maravilla, pero, sin duda, es lo mejor de la cinta, dándole una vuelta de tuerca a todo lo que hemos visto, y adelantándose unos añitos a la moda del final sorpresa que impuso El sexto sentido.
Dirigida por Matt Cooper, Martin Kunert y David Semel, que se repartieron las diferentes historias. En general gente sin mucho bagaje a excepción de Semel, que tiene un extenso currículum como director de series (American horror story, House, Dawson crece, Buffy cazavampiros, Sensación de vivir...).
El elenco protagonista tampoco es que sea muy para allá, como mucho destacar a Christine Taylor, que debe ser muy amiguita de Ben Stiller porque sale en algunas de sus películas (Zoolander, Cuestión de pelotas, Tropic Thunder); Ron Livingston (supongo), el prota de la primera película de Mike Judge, Trabajo basura; y Christopher Masterson, que por el nombre no nos sonará de nada pero que nos acordaremos de él por ser Francis, el hermano mayor en Malcolm, que o lo tenían en un internado o se buscaba curros en ranchos o poblados indios.
La peliculilla se puede ver, pero su estética tan limpia y pulcra le da un aspecto de telefilm de siesta (aquí salió directamente en vídeo), y, además, las historias tienen un tufo a refrito de las que leíamos en el Creeppy o Dossier negro surgidas de la factoría Warren hace 30 o 40 años. Y si a eso le añadimos que miedo ninguno, con lo que estamos más cerca de series juveniles como El club de medianoche o Pesadillas de R. L. Stine. Historias de medianoche está más cerca de Creepshow 3 que de la original, aunque, eso sí, no es tan horripilante. Lo dicho, para completistas de las pelis de antologías.
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