jueves, septiembre 06, 2012
Flash Gordon
De pequeñajo no era muy de Flash Gordon, y eso que algún que otro cómic corría por casa. Es por eso que la película no me llamaba mucho, la debía conocer más por la música de Queen que otra cosa.
Años después, a principios de los 90, ya me picó la curiosidad de esa película tan criticada. Pero claro, en la época o tenías la fortuna que en el videoclub del barrio tenían la cinta o te tenías que esperar a cazarla en la tele, no como ahora, que te la bajas y listos.
Recuerdo que, a mediados de los 90, Tele 5 la tenía programada para una tarde de sábado, pero en aquella época la cadena amiga era conocida por pasarse por el forro los horarios, y si ponía que a las 10 empezaba una peli tened por seguro que empezaba, como mínimo, 40 minutos más tarde. Con lo que esa tarde llegó la hora señalada y ahí ni había Flash ni había Gordon, solo unos chavales haciendo karate y dándome la tarde.
Pasó el tiempo, y allá por el 96 y/o 97 Antena 3 metía pelis a las 4 de la mañana, muchas morralla infecta, pero de vez en cuando se desmarcaban con alguna joyita difícil de digerir por el espectador medio, como es el caso de El fantasma del Paraíso. Pues bien, una de las que emitieron en esas intempestivas horas fue Flash Gordon, que acabó presa en mi magnetoscopio óptico. Que sí, eso, que la grabé.
El personaje de Flash Gordon fue creado por Alex Raymond como un encargo, ya que simplemente se trataba de darle la réplica a Buck Rogers. Pero esas cosas que pasan, que al final la copia acaba engullendo al original.
Después del éxito en papel y el salto a los seriales y series de animación era lógico que acabara siendo carne de celuloide. Bien es conocido que George Lucas intentó hacerse con los derechos, pero la negativa del poseedor hizo que el barbudo realizador maquillara el guión para acabar cagando Star Wars. Cuyo éxito hizo tirarse de los pelos a dicho poseedor, que era ni más ni menos que el megalómano de Dino De Laurentiis (¿para cuando un biopic del artiste?), que rápidamente se puso las pilas y comenzó otra de sus titánicas producciones.
Partiendo de un guión firmado por Lorenzo Semple Jr. (él mismo reconocía que nunca había leído una sola viñeta del personaje), que si bien ha firmado los libretos de Papillon o Nunca digas nunca jamás, siempre será recordado por haber escrito episodios para el Batman de Adam West; pero que en la época estaba en nómina de De Laurentiis y ya había escrito un par de producciones del italiano: King Kong y Huracán. Por Flash Gordon cobró un cuarto de millón de dólares. Todo un pastón.
Dicho guión acabó siendo retocado por Michael Allin (guionista de Operación Dragón).
Originariamente Nicolas Roeg (que años después dirigiría La maldición de las brujas) iba a ser el director y Mike Hodges ya estaba medio fichado para serlo de la secuela, pero Roeg desertó del proyecto. Su idea era apartarse demasiado de los cómics de Alex Raymond, quería un Flash Gordon totalmente dramático que se paseaba por un Mongo de cristal.
Pero ahí estaba De Laurentiis para decir que no, que él quería los colorines del papel impreso. Y la cosa acabó en manos de Hodges, que venía de firmar Asesino implacable y Pulp (ambas con Michael Caine) y había sido despedido del rodaje de La maldición de Damien, o lo que es lo mismo, que poquita experiencia tenía en mega producciones repletas de decorados y efectos especiales. Hodges tuvo sus más y sus menos con De Laurentiis, el italiano le llegó a decir que solamente le había contratado porque le había caído bien.
Usaron la táctica ideada en Superman, y luego aprovechada en muchas otras películas, de poner como protagonista a un (casi) desconocido y rodearlo de actores más consagrados.
El personaje protagonista llegó a manos de un desconocido Sam J. Jones (arrebantándeslo a Kurt Russell), que acabó en el papel casi de carambola, siendo más una elección de la suegra (!!!!) de De Laurentiis, que lo había visto en The dating game, un concurso de la televisión americana muy popular en la época que seguía la estructura del Vivan los novios y donde había guest stars de la talla de Steve Martin, Burt Reynolds o Tom Selleck. El californiano, que había pasado dos años en la marina y se había trasladado a Los Ángeles con su coche y un paquete de galletas María para probar fortuna como actor, acabó siendo teñido de rubio y por poco le encasquetaron unas lentillas azules, pero al final dejaron que Flash Gordon salvara el Universo con los ojos marrones.
Por su parte Melody Anderson debutó en el cine como Dale Arden, a la que, al revés que a Jones, se le tiñó el pelo de castaño porque era rubia. Un viernes, a punto de irse a rodar una serie de televisión recibió la llamada del productor italiano para que ese mismo día volara hasta Gran Bretaña. Se le hizo unas pruebas de vestuario un sábado y el martes ya estaba rodando en Escocia la primera escena, que casualmente es la primera que aparece en el film, cuando Flash y Dale viajan en avión. Con lo que podemos comenzar hacernos una idea que la producción no estaba excesivamente controlada.
Otros actores que corrían por el set como pollos sin cabeza fueron Brian Blessed como príncipe Vultan; Ornella Muti como la princesa Aurea; Timothy Dalton, etapa pre-James Bond, haciendo de príncipe Barin; Topol, que curiosamente un año después aparecería en un Bond de Roger Moore: Sólo para sus ojos, como el doctor Zarkov; Richard O'Brien como Fico; y, por supuesto, Max von Sydow como el emperador Ming, el malo de la función.
El rodaje terminó siendo una torre de Babel entre actores norteamericanos, ingleses y el equipo técnico italiano. Entre ellos un habitual de Fellini: Danilo Donati, que se encargó del diseño de producción y vestuario. Y como bien es sabido, por ahí estaba Queen, pero el que quiera saber más sobre los entresijos de la banda sonora que se pase por su post correspondiente.
Pasaron casi 5 meses desde que empezaron a rodar hasta que terminaron los efectos especiales, que eran tan caros que, a veces, solo podían hacer una única toma; lo que hizo que el presupuesto inicial de 25 millones de dólares subiera hasta casi 40.
Al parecer el caos reinaba a sus anchas en el set de rodaje, con escenas que se escribían el mismo día u otras que tardaban un día entero en rodar y que luego acababan por no usarse en el montaje definitivo. En una de ellas Melody Anderson fue maquillada durante 4 horas de color verde, le pusieron un casco de 4 kilos y le colocaron unos dientes afilados y sangrantes. En dicha escena Ming convertía a Dale Arden en una araña que atacaba a Flash.
Por contra, otras escenas eran totalmente improvisadas, como la pelea entre Flash y los guardias de Ming simulando un partido de fútbol americano, que al parecer se le ocurrió a Sam Jones.
Pero, seguramente, lo más gracioso eran las intenciones ocultas del director, que siempre tuvo en mente un estilo totalmente naif, socarrón y con mucho cachondeo, que distaba mucho de lo que tenían en mente los actores, que actuaban de forma seria. Algo así como lo que hacían los ZAZ en sus spoof. Cuando comenzaron los primeros pases de prueba De Laurentiis se subía por las paredes mientras oía las carcajadas del público, mientras que Hodges estaba más feliz que una lombriz porque, según él, se reían con la película, no de ella.
El film fue bastante criticado en su estreno, acusándola de ser demasiado plana y de tener unos efectos pasados. Posiblemente de verla con los mismos ojos que uno ve Star Wars acabe pensando eso, pero en el fondo es una adaptación muy cercana al original, actualizando detalles para la época (Gordon deja de ser un jugador de polo para convertirse en el quarterback de los New York Jets o Zarkov es un ex de la Nasa), pero conservando la ingenuidad del cómic y sus colores epilépticos, siendo consciente de su estatus de parodia del héroe acartonado de los seriales del siglo pasado.
La película empieza muy bien con unos míticos títulos de créditos, firmados por Richard Greenberg, que tiene a sus espaldas los de Xanadú o El gran halcón; y sigue mejor con ese encuentro entre Flash y Dale en un avión privado del que no se sabe ni a donde va ni de donde viene. Por lo demás como siempre, Ming se lleva la palma y la atención del respetable en la mejor escuela de malos peliculeros que gustan de soltar frases malévolas con una carcajada como coletilla.
Frases igual de estúpidas que sonrojantes, maquetas que dejan entrever los hilos, un final extraño donde todos sueltan su frase menos Flash, del que esperamos un discurso por los nuevos tiempos de Mongo y apenas le vemos esbozar media sonrisa. Sin duda nunca antes un rodaje caótico y fuera de control acabó con unos resultados tan divertidos.
Desde luego los niños de la época debieron quedar impactados, porque se nota que el film tiene ese tonillo camp que los adultos despreciarían pero los peques se lo pasarían flipando en colores (chillones).
Todos conocemos ese estupendo final con el "The end?" y la mano de Ming recogiendo el anillo mientras suelta una de sus carcajadas. Evidentemente todo apuntaba a dejar el terreno abonado a una secuela, cosa que De Laurentiis tenía claro desde el principio. Y aunque la película no funcionó en USA, en Europa sí tuvo una taquilla a tener en cuenta, lo que propiciaba a seguir con las andanzas del personaje. Pero el productor italiano se encontró un terrible problema: Sam Jones no la quería hacer. Al parecer el italiano estaba disgustado porque no le gustaba la voz del actor (cosa que chocaba con la opinión de Hodges, que consideraba -y considera- a Sam Jones un muy buen Flash Gordon), así que no se le ocurrió otra cosa que doblarle todas las líneas de dialogo (nunca se ha sabido quien hizo el trabajito), hecho que al actor le sentó como un tiro y decidiese dejar plantado al magnate italiano.
En general el film no hizo demasiado por las carreras de los participantes: De Laurentiis siguió con sus proyectos faraónicos y muchos acabaron mal (Dune, King Kong 2); el director siguió con sus pelis de cine negro; Sam Jones se acomodó en telefilms para acabar en papelillos en series de poca monta; Melody Anderson hizo Muertos y enterrados y El templo del oro con Chuck Norris para retirarse del cine a mediados de los 90; y Dalton hizo un par de James Bond y de secundario de lujo en pelis que, en su mayoría, no le alegrarían demasiado la existencia.
El tiempo ha ido pasando y una nueva película del personaje de Raymond ronda desde hace años por las oficinas de Hollywood (Dolph Lundgren hubiera hecho un trabajo estupendo en los 90), pero por alguna razón la cosa no acaba de arrancar. Y eso que Stepehn Sommers estaba emperrado en dirigirlo, pero nada. Aunque si hacen otra cutrada como aquella serie de hace 5 años protagonizada por Eric Johnson mejor dejen el cadaver enterrado.
Yo tenía por casam, de crío, bastabte comics de Flahs Gordon deBurulan ediciones pero no les hacía mucho caso, más tarde sí.
ResponderEliminarLa película recuerdo haberla visto en el cine cuando se estrenó y me pareció alucinante. Aun hoy lo sigue haciendo. Creo que no la he vuelto a ver entera de más mayor ya que no quiero perder la magia de aquellos primeros visionados.
Mejor no la revises, hay que reconocerle que el tiempo la ha dejado un poco tocada.
ResponderEliminarNi caso, Flash Gordon es una gran película de aventuras y sigue siendo de lo mejor en películas de super(héroes) de cómic.
ResponderEliminarOjo, que yo no digo lo contrario, pero sí que es una peli que si la viste de niño recuperarla hoy en día tiene un efecto de retro rotura muy duro.
ResponderEliminarYo en cambio la aprecio más ahora
ResponderEliminarPor cierto, el articulo muy bueno y necesario. Yo como fan del personaje seguía la serie de Eric Johnson, pero sí, es muy mala.
ResponderEliminarY para mi es una pena que no hicieran la segunda parte, que sino la quería hacer Sam Jones, pues para qué hacerla.
La serie era pésima, nunca he entendido esa manía de hacer versiones con el personaje de joven, como con Los picapiedra, Scooby doo, James Bond Jr (que era el sobrino, pero era del palo)...
ResponderEliminarOtro día hablaremos de las series de dibujos de Flash Gordon con aquella de la Filmation de los 70, y en los 80 con Defensores de la Tierra en plan Lal liga de la justicia o Los vengadores.
La que hicieron en los 90 que era medio francesa y con estilo futurista era otro moco de los guapos.
la de filmation mola
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