martes, agosto 21, 2012
Helado para el niño y la niña
Agosto da sus últimos coletazos, pero eso no es impedimento para seguir churrupateando el alimento más característico de la época estival: los helados.
Lejos quedan aquellos tiempos que Frigo podía marcarse un helado llamado Negrito, cosa hoy en día impensable por aquello de lo políticamente incorrecto (aunque ahora te encuentras un Negritón); y que luego saliese su versión deluxe con el Negrito estrella. Míticos helados de los que nunca volvimos a saber: el clasicazo Frigurón, el Super almendrado, los Frigodedo de los que aparecieron varios sabores e incluso una modalidad con el dedo sabor chocolate; el Superalmendrado o el Superchoc (ahora reconvertido a Feast); el Mini milk y el Mini chock, mucho más sabrosos pero que duraban menos. Si bien otros como el Capitán cola ya no existen como tal, sí podemos encontrar sucedáneos paridos por las marcas blancas del Lidl, Mercadona o supermercados del estilo. Uno de los más recordados es, sin duda, el Popeye, que sería mítico por ser el más económico, por 5 duros disfrutabas de un helado de hielo. Aunque anteriormente te lo podías encontrar por 15 pelas (aunque de esto yo no tengo recuerdo).
Aunque si hemos de hablar de economía no podemos dejar de mentar al inmortal Burmar flash, también llamado polín. Algo tan simple como un líquido congelado lleno de colorantes y demás morralla artificial, todo ello embutido en un plástico transparente. E igual de míticas eran las formas de consumirlo, ya fuese absorviendo y dejándolo hielo puro y duro, aplastándolo hasta que quedase granizado o dejarlo a temperatura ambiente hasta que se fuese disolviendo. El tan repudiado sabor fresa era, junto al de lima, de mis favoritos, seguramente por ese toque a medicina que tan poco gustaba al populacho.
Ya en su momento, a mediados de los 90, lo llegué a pagar a 15 pesetas. Pero yo prefería alargar un poco más la semanada y coger la versión de 5 duros, mucho más grande y ancha, con lo que el plástico del envoltorio acababa cortándome los extremos de la boca. ¡Todo un invento esto del Burman Flash!
Pero no solo de Frigo vive el hombre. Camy, la otra marca que estaba codo con codo con Frigo, también se llevaba lo suyo con el Mua mua, helado de sabor fresa y forma de labios que nunca me acabó de gustar; una auténtica exquisitez como el limonero Gran Pacific; el Colajet debe haber sido el helado que más hemos degustado sin apoquinar, ya que era una constante encontrarte en el palo la inscripción de otro gratis, y que se puede encontrar la versión Carrefour, pero que ni le llega a la suela de los zapatos al original.
El Calipo (que quita el hipo) revolucionó todo. Simplemente cogieron el concepto del Burman flash y le dieron el plus de un tamaño mayor y esa especie de caramelillo que te encuentras cuando quitas la tapa. Pero eso fue suficiente para que la competencia sacara sus versiones, aunque, eso sí, nada que ver tenían, en cuanto a sabor, con el original
En los 90 ya nos pasamos al Magnum, sin duda la élite de la carta, lo que sería el President en el Hotel; para luego encontrarnos la decadencia absoluta con polos faltos de carisma que nunca entusiasmaron al consumidor y acabaron desapareciendo de la carta: el Boomy no dejaba de ser un helado de hielo, pero llevaría tal cantidad de sustancias químicas que casi ni lo parecía, estaba rico pero la competencia es dura; Ciclón, rico pero empalagoso; Winner Taco, que no dejaba de ser una especie de Twix (cuando todavía se llamaba Raider) congelado; Ramón el Faraón solo valía para gastarse los cuartos en un palo de plástico con caras de momias, que para más inri acabaron siendo aprovechados en el 97 para los helados de Star Wars explotando el re-estreno de la saga clásica. Y es que igual que teníamos muñequitos, cromos, camisetas y cualquier cosa basado en el último éxito cinematográfico, teníamos la versión helado. Ahí estaba el Cobi, mascota fea de cojones; la Pantera rosa, que no recuerdo haberlo probado nunca y que poco parecido debía tener con el que actualmente saca Mercadona, que han clavado el sabor del pastelito; el de Super Mario Bros; la Bomba, que no dejaba de ser un circulo que intentaba imitar las bombas de Mortadelo; o el de los Pitufos.
Aparte de los gigantes Frigo y Camy teníamos otras marcas. Miko estaba en tierra de nadie, ni eran unos Avidesa (¿Trafikito y Semaforito? ¡No me jodas!) que nadie compraba ni estaba en la liga de las estrellas de Frigo y Camy. Al menos tenían algún que otro helado con gracia, como el Fantasmiko, el clásico chocolate/vainilla del que luego sacaron la versión con el palo de chicle. No hace falta decir que el chicle era malísimo, de esos que a los 10 minutos se te iba deshaciendo en la boca. Y es que a finales de los 80 hubo cierta fiebre por incorporar chicle a los helados.
Miko era experta en poner su nombre a sus helados: Mikolápiz, Mikobruja, Mikopete, Miko cola... era un no parar.
Con el tiempo Miko acabó siendo absorvida por Camy, ahora llamada Helados Nestlé, de ahí que tengamos Fantasmikos y Mikolapiz en su catálogo.
Luego teníamos marcas que no nos hacían tanta gracia: Avidesa y Menorquina, que actualmente es Kalise, que basa toda su (mala) publicidad en potenciar la figura de Iniesta. Si vendieran quesos manchegos pues todavía, pero helados... Ese señor con pinta de tener alguna enfermedad de hígado no me invita demasiado a tomarme un heladito, la verdad.
Cuando íbamos de restaurante con los papis nos tirábamos el moco Ferrán Adriá style y nos metíamos entre pecho y espalda esas gigantescas copas que en su mayoría eran nata a tutiplén con bolas de helado, pero que nos dejaban embelesados por el envoltorio que le acompañaba, con esas sombrillas hawaianas de papel y una bengala echando chispas. Luego teníamos aquellos helados de naranja o limón que iban en su cascara natural. Esta versión de helado también tenia la versión melón y coco.
Ahora nos gastamos 6 lereles (mil pesetazas) en una tarrina de Häggen Dazs y nos la colamos entre pecho y espalda mientras vemos La que se avecina. Aunque mejor que Farggi, que pone muy pocos trocitos de chocolate, nueces de macadamia o lo que sea en sus tarrinas. Muy triste.
Y es que hoy en día somos unos gourmets del tema sorbetes y derivados, pero seguro que de vez en cuando unos sorbetones al Burmar Flash no nos lo quita nadie.
No hay nada que despierta más nostalgia que los helados y las series de televisión. Yo hace poco degusté un mini-milk en un restaurante italiano, pero no tiene nada que ver con los de antes, que tenían más sustancia y estaban menos, "agüaos". Siempre recordaré la felicidad de cuando salía en el palo de madera el premio de otro helado, iba corriendo al bar del pueblo blandiéndolo triunfante. Y por cierto, ¿casualidad? precisamente acabo de comprarme un paquete de Frigopie. ¡A su salud!
ResponderEliminarY también recuerdo los "burmar flash"...era una magnífica herramienta para auto-provocarse boca de Joker, cómo arañaban los bordes, el jodío.
ResponderEliminarLos premios en los palos de madera eran fabulosos, no tanto el propio palo, que da dentera.
ResponderEliminarDonde se ponga un Dracula que se quite todo!
ResponderEliminarNo había uno del naranjito? a mi me molaba el flash de cola.
ResponderEliminarEl antiguo de la pantera rosa no era de hielo?
ResponderEliminarExitazo de post.
ResponderEliminarOjo que el "pantera rosa" no es lo mismo que el helado que han sacado ahora de crema que imita a la perfección al pastelillo pantera rosa.
El polo pantera rosa, era de hielo, y era la figura de la pantera rosa sabor fresa, a mi me parecía riquísimo, pero que el cuello era tan debil que peligraba caerse al suelo a base de lametones.
Maestro, iluminanos sobre los Ben & Jerry Seinfeld, que esos los deboras por tarrinas, que lo sé yo.
ResponderEliminaraquella Pantera rosa de avidesa era de hielo de fresa,lo recuerdo malillo
ResponderEliminarYo me acuerdo de pequeño aue Eta secuestró al presidente de Avidesa
Los Ben&Jerry Sheinfeld, los mejores helados del mundo, el último que probé fué "arce de caramelo", no es coña, estaba riquísmo.
ResponderEliminarQue pena que no hayas mencionado el drácula.
La idea era más hablar de helados que ya no existen, de ahó que el Drácula lo haya dejado de (he)lado.
ResponderEliminarEs curioso como las marcas blancas han conseguido clonarlo hasta la perfección.
clonado bien, pero hay demasiado trozo cremoso y poco trozo de fresa, eso no era así, eso, no era así Manolo
ResponderEliminarPara mi el dracula es de lo mejorcito. Gran acierto la combinacion cola, vainilla y fresa.
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo, en las copias hay bastante mas fresa que en el de frigo.
Pues yo lo recordaba al contrario, por cierto, oí rumores de que había copias de colajet ¿es cierto eso? ¿donde?
ResponderEliminarCarrefour tiene sus propia copia de Colajet, pero está muy poco conseguida en cuanto a sabor.
ResponderEliminaren el Consum hay Colajet, pero no son tan buenos como los de antaño, que yo recuerde.
ResponderEliminargracias por el aporte, los probaré, tampoco recuerdo muy bien el sabor del original.
ResponderEliminarYo sabía que Nestlé volvió a sacar a la venta el Colajet el año pasado, pero ni idea si todavía está. Por lo que decís sí están en los super.
ResponderEliminarEso sí, como el compañero de arriba no recomiendo para nada el sucedaneo de la marca Carrefour. ¡Es malísimo! Poco tiene que ver con el Colajet salvo el dibujo de la caja.
noticia de ultima hora; me confirman anoche mismo que el colajet lo tienen en Día
ResponderEliminarAcabo de ver este gran artículo nostálgico para mí, excelente !
ResponderEliminarLos BURMAN FLAX aún los venden en los establecimientos La Sirena , hoy mismo he comprado un paquete de multi sabores , me ha hecho gracia ver en el envoltorio lo siguiente..."publicidad TV"