Visionaries: caballeros de la luz mágica

El veranito ya está aquí, que se huele en el ambiente. Y estas cosas siempre te hacen venir a la mente esas tarde veraniegas, que mientras hacías tiempo al estómago para hacer la digestión y poder zambullirte en la piscina te tragabas los programas de Rita Irasema y sus series de dibujos. Cuando todo iba más lento y el mundo era un lugar mejor. Míticos son esos Cops (con la mejor intro de la historia), Dino riders, el clasicazo de Chicho terremoto, Parle Vosté Calle vosté, El gordo Alberto, Remi... o Visionaries, caballeros de la luz mágica.

Esto no era más que un invento de la juguetera Hasbro con la intención de repetir lo que hizo Mattel años atrás con sus figuras articuladas de He-man y los masters del universo. Esto es: tengo una nueva línea de juguetes y contrato a una productora de animación para que basados en estos me haga una serie de animación que se la dejo tirada de precio a los canales de televisión y me sirve de publicidad.


Para ello se fueron a Sunbow Entertainment, los mismos que habían estado detrás de las series de G.I. Joe, Transformers, Jem, Conan o la serie de La máscara, entre muchas otras. Varias de ellas producidas junto al departamento de animación de la Marvel.

Aquí la serie llegó por Antena 3, pero luego Video colección nos trajo una cinta de una hora bajo el nombre de La era en la que la magia comienza y Sav (que ahora se llaman Savor y pertenecen a Planeta) sacó otra cinta con el título El precio de la libertad.


La primera cinta era el inicio de la serie, la presentación del planeta Prysmos, donde la tecnología está a la orden del día. Hasta que, 7 mil años después, la conjunción de sus 3 soles hace que, por alguna razón que no se explica, todos los artefactos mecánicos dejan de funcionar, con lo que se vuelve a un estado prácticamente medieval, creándose el bando de los caballeros de la luz y de los espectrales.
Hasta que un buen día aparece un mago llamado Merklynn, que como su nombre indica es muy del estilo Merlín solo que con la voz de Mila Ximénez. El tipo reune a los dos bandos y les reta a que lleguen a su santuario. A los que consiguen llegar, después de evitar innumerables peligros, les ofrece poderes, según la personalidad de cada uno pueden transformarse momentaneamente en un animal que tienen holografiado en el pecho; y a otros les concede un tótem mágico, y los más cutrones consiguen la habilidad de poder usar algunas naves.


Al final el invento no acabó de funcionar, y los muñequitos no tuvieron el impacto esperado, arrastrando con ello a la serie animada a su fin después de una única temporada formada por 13 episodios. Cosa que no me extraña. A parte que se notaba que aprovechaban los mismos moldes que las figuras de G.I. Joe, esta nueva línea no era demasiado llamativo para los chavales. Ningún niño quiere un muñeco de un personaje que luzca barba o bigote.

Por lo demás la serie, que es lo que nos interesa, es muy digna. Los argumentos no daban para mucho más (los clásicos buenos contra malos), pero la idea que los personajes se pudiesen transformar en un animal según sus cualidades me molaba un montón. Además de encontrarnos una animación muy buena (made in Japan, of course), muy de la época y superior a las patrañas que nos cuelan hoy en día.