martes, enero 24, 2012
La pandilla basura
No sé si todavía se hará, pero me acuerdo que de chinorri había días que uno salía del colegio y veía una aglomeración de gentío poco habitual. Un adulto rodeado de mocosos encolerizados con los ojos fuera de órbita solamente podía significar una cosa: estaban repartiendo cromos y álbumes de alguna nueva colección.
Que maravillosa campaña de marketing tenían montada los señores de Panini y compañía, enganchar a todos los críos del mismo colegio a la vez, así al día siguiente todos querrán hacérsela porque el amiguito de turno también se la hace. Poco les debía importar regalar los álbumes (ya sabéis, la primera vez siempre es gratis), ellos sabían que el negocio estaba en los cromos (igual que ahora, que venden las consolas por debajo de su precio, porque saben que la panoja sale de juegos y periféricos).
Por mis manos cayeron la archiconocida Monstruos (¡la primera que conseguí completar!), Caricaturas 22, Marcamanía (una colección hoy en día impensable. ¿Cromos con los logos de las multinacionales más rastreras del paneta? ¡Anda ya!), Efectos especiales (otra cosa que hoy en día no tendría cabida) o las clásicas de coches o de fútbol. Luego estaban las de Danone o Bollycao con las caricaturas de futbolistas y los Toi a la cabeza, pero esos son de otra liga.
La de La pandilla basura también cayó (si hasta los daban con la Superpop), pero a mí esos monigotes grotescos nunca acabaron de apasionarme. Tal era mi desazón que ni el día que descubrí la película, perdida en una de esas estanterías donde criaban malvas las cintas de terror sin ningún tipo de interés, me emocionó especialmente.
Garbage pail kids, en su nombre original, fueron lanzados por la compañía Topps en 1985. Realmente una parodia de las Cabbage Patch Kids, aquí más conocidas como las muñecas repollo. Este hecho hizo que Coleco, la fabricante de las muñecas, demandara a Topps, consiguiendo que estos rediseñaran los cromos para que no fuese tan parecidos a las muñecas.
El éxito de los cromos hizo que en 1987 apareciera una serie de animación. Pero sus 13 episodios nunca fueron emitidos en los USA (hasta hace 6 años que aparecieron en DVD) debido a presiones de la Action for Children's Television, pero en cambio se emitió en otros países, entre ellos Spain (Tv3 la pasó bajo el título de La colla de la Brossa).
En ese mismo 1987 apareció la película que nos ocupa. Producida a medias entre la compañía creadora, Toops, y Atlantic Entertainment Group, productora de la saga Teen Wolf.
Si hoy en día se hacen películas de lo que sea, en la época era algo rarísimo y más una basada en unos cromos. Y si además esos cromos son simplemente una ilustración de un niño haciendo guarradas difícil era sacar de ahí una historia para llenar 90 minutos.
Al final todo se reducía a una historia juvenil de un naif que tira para atrás. Aquí se deja entrever que la procedencia de los personajes es extraterrestre y su cubo de basura vendría a ser su nave espacial. Por alguna razón que el film no explica (falta de money, desinterés/incompetencia del director o todo a la vez), acaban en una tienda de antigüedades. La cuestión es que los monstruitos se hacen colegas del ayudante del anticuario, un chavalín que no tendrá más de 13 años y parece el hermano pequeño de Michael J. Fox, al que ayudarán para que se ligue a una chica que debe tener, si es que no los supera, la veintena. Con lo que todo queda muy bizarro y pederasta.
Y como todo eso no es capaz de llenar una hora y media, entre medio tenemos a la pandilla basura haciendo trastadas en un bar de moteros, en un cine (que es más pequeño que el salón de mi casa) y hasta haciendo un número musical.
En un primer momento se pensó en John Carl Buechler (director de Troll y Viernes 13: VII, pero que tiene más currículum en tareas de efectos especiales) como director, pero su intención era hacer una película de terror, con lo que quedó descartado pues la intención era hacer algo más para todos los públicos. Aun y así, Buechler se encargó de los maquillajes.
Finalmente la dirección acabó en manos del productor Rod Amateu, que también acabaría encargándose del guión. Este señor tiene una filmografía bastante lastimosa, donde destaca un montón de series para televisión.
La pandilla basura es mala, muy mala, terriblemente mala. La escasez de medios es alarmante, abocándola irremediablemente a la serie Z. El millón y medio que se gastaron no daba para más. Todo ello rebozado con una estética ochentera. Pero la mala, la de los pelos cardados, ropa con mucha purpurina, al estilo de Jem y los hologramas. Y podría seguir con escenas que de un plano pasamos a ser de día a de noche, música de teclado Casio, dobles en la escena de la pelea que cantan al máximo, un doblaje espantoso (por ahí anda José Carabias) o la incapacidad de su director por hacer algo medianamente simpático (los primeros minutos no acabamos de ver del todo a los miembros de la pandilla basura y en lugar de sacarse un plano chanante, para mostrarlos en todo su esplendor, los saca de cuerpo presente de cualquier manera. Muy triste.
De lo poco que se puede salvar del film son los títulos de crédito, que recrean los cromos originales; pero por lo demás es demasiado espantosa. Tan mala que merece un visionado para poder creerlo.
Yo me acuerdo de los cromos, que la verdad es que no me gustaban mucho. En tv no recuerdo haberlos visto.
ResponderEliminarlos cromos son una pasada y las ilustraciones también, hoy su album completo valorado en 100 euros (tampoco es mucho) pero la pelicula si que es mala si.
ResponderEliminarYo estoy en la línea de Alcorze, los cromos me dejaban bastante frío.
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