Si hay algo que me gusta de La Sexta 3 es que siempre están emitiendo películas, y de vez en cuando pillas alguna buena. No es el caso de Spawn, que está muy lejos de serlo, pero por lo menos me da pie ha dedicarle unas líneas.
Spawn es un personaje de cómic puramente noventero, con toda esa estética oscura que mezcla personajes vengadores vestidos de negro con discursos metafísicos a partes iguales.
Creado por Todd McFarlene en 1992 para su propio sello, Image Comics, después de largarse de Marvel. El cómic cosechó ventas multimillonarias, con lo que la maquinaria del merchandasing comenzó a funcionar: muñecos, camisetas, series de animación, videojuegos... y por supuesto, una película.
La labor de llevar a la gran pantalla el cómic recayó en manos de Mark A. Z. Dippé, un técnico de efectos especiales de la Industrial Light and Magic que con Spawn debutaba en tareas de dirección.
Una de las intenciones de McFarlene era controlar al máximo la producción, de ahí que rechazara vender los derechos a un gran estudio y se decantó por la New Line, que empezó en los 60 siendo distribuidora para pasar a ser productora independiente años después. Aunque a mediados de los 90, en la época de la producción de Spawn, fue absorvida por Warner y pasó a ser una filial.
Para encarnar al superhéroe se escogió a un desconocido Michael Jai White, un mazas que había empezado en producciones de la Troma y había protagonizado un biopic directo para tv sobre la vida de Mike Tyson.
Para darle un poquito de caché al asunto se cogió a un par de nombres conocidos para los papeles de malos: Martin Sheen y John Leguizamo, que bajo un gran maquillaje que lo dejaba irreconocible, se convertía en el rey de la función.
Y como femme fatale teníamos a Melinda Clarke, que un año antes la habíamos visto en La lengua asesina.
Muchos criticaron la simplicidad del argumento de la película, pero el cómic original era muchísimo más simple. Así que gracias que para el cine se tomaron mínimas molestias.
Aun y así es más que evidente que Spawn es un producto para el lucimiento de sus efectos especiales y que de haberse hecho 15 años antes podría pasar por una de Chuck Norris.
Los efectos especiales son bastante irregulares. Tenemos momentos conseguidos, como la transformación de Violator o las de Spawn.
De momentos más tristes tenemos bastantes más, como la primera lucha entre Violator y Spawn es de risa, sobre todo por el aspecto de muñeco de Spawn, la lucha final que pasa en la habitación de una casa con Violator saliendo de la chimenea como Papa Noel. Y el infierno de Spawn merece un apartado aparte porque es uno de los momentos más sonrojantes en los efectos especiales.
También me gustaría mentar a la capa de Spawn, que tanto dieron la brasa los de los efectos especiales diciendo que era una maravilla y bla, bla, bla... y luego resultó un fiasco en mayúsculas.
En defensa de la película y sus efectos hay que decir que en la época todo el tema digital todavía estaba en sus inicios.
Pese a estar realizada por un estudio pequeño se gastaron 40 millones de dólares, un presupuesto más que digno a mediados de los 90, cosecharon unos más que aceptables 87 millones en taquilla a nivel mundial. Aun y así las malas críticas hicieron mella y le cortaron las alas a una posible franquicia de películas.
Tan mal debieron sentar las críticas que su director estuvo casi una década sin dirigir, aunque luego volvería a sentarse en la silla del director en mediocridades telefilmescas como Frankenfish.
Sin duda las malas críticas fueron por las altas expectativas que tenía el personal con la película. Seguramente pensándose que viniendo de un cómic con bastante renombre se encontrarían algo más profundo. Y, no nos engañemos, al film le faltan unos cuantos millones de presupuesto porque quieren abarcar tantas escenas espectaculares y no llegan.
Durante mucho tiempo el propio McFarlene, decepcionado por la mediocridad del film, habló de una nueva producción pero que estaría más cercana al terror que al cine superheróico, sin grandes estrellas y sin apenas efectos digitales y con un presupuesto de 10 millones. 15 años después esa secuela sigue sin rodarse, pero viendo los tiempos que corren en Hollywood, acabarán haciendo un reboot de la franquicia.
Y yo que la fuí a ver al cine, y la verdad es que entonces me gustó, también flipaba con McFarlene. Aunque la serie de animación es cutre y pobre y tú te la has tragado entera.
ResponderEliminarYo también la ví en el cine y ya en la época me pareció un buen truño.
ResponderEliminarLa serie no es cutre, es que economizan mucho en el dibujo, al estilo Fruittis haahahahhahah