martes, febrero 09, 2010
Identidad
Michael Cooney es un guionista inglés de tercera fila que venía de firmar engendros del calibre de Jack Frost, pero no la de Michael Keaton, si no la del muñeco de nieve asesino, y su secuela, Jack Frost 2: Revenge of the Mutant Killer Snowman (sic), que además dirigió.
La cuestión es que el tipo, en un ataque de inspiración, escribió el libreto de Identidad, que acabó en manos de la productora Cathy Konrad, que en los 90 había producido varias películas para Miramax. Ésta se lo pasó a James Mangold, director capaz de lo mejor (Copland) y de lo peor (Kate & Leopold), que, junto a Cooney, se encargó de reescribir algunos pasajes.
Una vez puesta la maquinaria de producción en marcha hace acto de presencia Mark Friedberg para encargarse del diseño de producción, en especial del motel donde acontece toda la acción. Motel que se construyó en uno de los platos más grandes de los que dispone Sony Pictures, en el desierto de California, durante 8 semanas y pensando en la cantidad de agua que tendría que soportar, por lo cual todo el escenario se alzó sobre un subsuelo gigante de caucho y se construyó con le mismo material con el que se hacen las piscinas.
En Identidad nos encontramos a diez personajes que, por una serie de casualidades, acaban en un motel de carretera durante una noche lluviosa. Todos ellos (un conductor de limusinas, una actriz caída en el olvido, un agente federal y el asesino al que custodia, un matrimonio y su hijo pequeño que acaban de sufrir un accidente, una prostituta y una pareja de recién casados) son personajes que esconden un pasado turbulento del que intentan deshacerse.
Si la noche ya se les había puesto mal al no tener más remedio que hospedarse en un motel de mala muerte peor se les ponen las cosas cuando comienzan a morir uno a uno y los cuerpos desaparecen para, simplemente, aparecer una llave de una habitación.
A todo esto nos encontramos una historia paralela (o no) en la que el doctor Mallick tiene que ir a una vista de urgencia donde debe defender a un demente condenado a muerte.
Sin duda Identidad pertenece a ese género tan agathachristesco (reconocido por el propio director) de un grupo de individuos que acaban encerrados en una casa (no hace falta que diga que con el teléfono cortado, luces que se apagan y puertas que hacen mucho ruido) y comienzan ha aparecer los cadáveres. Donde esa atmósfera nocturna y lluviosa convierten al propio motel como un personaje más.Mangold sabe como engancharnos nada más empezar con esa secuencia de flashbacks genialmente montados donde vemos como las acciones de los personajes repercuten en los demás y los van condenando uno a uno a resguardarse en el motel.
A eso hay que añadirle un cast muy bien buscado que ayuda en todo momento a engancharnos a la trama: John Cusack, Ray Liotta, Alfred Molina, Jake Busey y Rebecca De Mornay entre otros.
Estrenada en USA en abril del 2003 (aquí tuvimos que esperar a septiembre) cosechó críticas bastante buenas y favorables, además de contar con una magnífica taquilla, más de 50 millones de dólares en suelo yanki y otros 40 en el mercado internacional, haciendo más que rentables los 28 millones de su presupuesto.
Identidad es una película tramposa que deja que el espectador juegue a resolver sus enigmas pero que en el último momento da un vuelco demasiado exagerado (tan de moda en la época) con la intención de sorprender al más avispado de los espectadores a la vez que gratuito. Aunque esto tampoco es del todo cierto porque el director se encarga de meternos pistas que hasta el final del metraje uno no sabe como interpretar.
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